Entre los filmes que este año se presentarán en la edición 43 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana se encuentra el documental Ser, el cual se aproxima a la exitosa carrera del primer bailarín y coreógrafo cubano Julio Arozarena.
Bajo la dirección del realizador Miguel Ángel García Velasco, el audiovisual forma parte de la serie “Las perlas negras de la danza cubana” del proyecto etnovisual AfroKuba, fundado y dirigido por el profesor García Velasco. Este proyecto investiga la herencia de la cultura musical, danzaria y el ceremonial religioso de los afrodescendientes cubanos en estas disciplinas.
El cine habanero 23 y 12 acogerá la exhibición de Ser el 7 de diciembre a las 3.00 pm. Durante 19 minutos el material permite conocer sobre una de las figuras de la danza más recordadas en la Isla, sobre todo para aquellos que tuvieron la oportunidad de verlo bailar en las filas del Ballet Nacional de Cuba (BNC).
“Muchas veces, a lo largo de mi vida, me he puesto metas, objetivos a alcanzar. Y el factor común en todo es eso justamente: no dejar de ser quien soy. Y ¿quién soy? Soy todo eso… Muchas cosas a la vez; pero, en realidad, mi objetivo principal en la vida ha sido ser, sin adjetivos. No ser bailarín, no ser cubano, no ser negro, no ser hombre. No. Sencillamente ser. Y eso es lo que he tratado de lograr: ser lo más pleno posible”, declaró Julio Arozarena en entrevista concedida al etnomusicólogo Miguel Ángel García.
Arozarena nació en La Habana el 23 de octubre de 1965 e integró la famosa compañía dirigida por Alicia Alonso, en la que permaneció durante siete años y fue discípulo de los maestros Andrés Williams y Amparo Brito. Bailó con renombradas compañías a nivel internacional y actualmente dirige la Arozarena Arts Association con sede en Lausana, Suiza.
Latinoamérica en perspectiva
Junto al filme sobre Arozarena, la selección de documentales y cortometrajes del festival habanero incluye títulos como Esa es la vida, Octavio, del actor y director cubano Patricio Wood; Mofle, del dominicano Fernando Henríquez; Devoción, del argentino Valentin Sabouret; El hijo muerto, del cubano Maysel Bello; y Una paciencia salvaje me ha traído aquí, de la brasileña Érica Sarmet.
Del 1 al 11 de diciembre la cita fílmica de La Habana, una de las más populares de la región, buscará regresar a su dinámica acostumbrada luego de que la pandemia afectara la realización de las últimas recientes ediciones. Solo los cines 23 y 12, Chaplin, Yara y Acapulco acogerán las proyecciones, en tanto las habituales salas Riviera y La Rampa no abrirán esta vez sus puertas.
No obstante, y a pesar de las dificultades económicas que atraviesa la Isla, los organizadores del festival llaman a disfrutar las películas de manera tradicional y hacerlo en salas apropiadas para ello, de ahí su slogan: “cine a lo grande”.