La conquista del espacio iniciada por la Unión Soviética en 1957 tuvo dos momentos espectaculares: la hazaña de Yuri Gagarin en 1961, primer humano en viajar al espacio exterior y la llegada a la Luna protagonizada por astronautas estadounidenses en 1969. Transcurridos 53 años, el satélite de la Tierra es otra vez la meta, empeño en el que Estados Unidos posee la ventaja de haberlo hecho antes, no una sino seis veces.
Medio siglo después de que en 1969 Apolo 11 desembarcara Neil Armstrong y Edwin “Buzz” Aldrin en la Luna, Estados Unidos planea regresar allí, en 2024, y China se esfuerza por hacerlo, lo antes posible, mientras Rusia que, como parte de la Unión Soviética, fue la primera en tener un programa lunar, aunque no renuncia, por ahora ralentiza sus aspiraciones debido a que la guerra ocupa su tiempo, consume sus recursos y compromete sus estrategias.
Para el primer programa lunar, Estados Unidos partiendo de cero, fabricó el poderoso cohete Saturno, diseñó las naves e ideó los protocolos para el vuelo, el alunizaje y el retorno, hasta que en 1972 con la nave Apolo 17 concluyó aquel exitoso programa que llevó a 12 astronautas al satélite de la Tierra. El Programa Apolo costó 24 400 millones de dólares en 1973. Hoy serían 165 510 millones.
Finaliza misión lunar Artemis I con el regreso a la Tierra de la cápsula Orión
El Programa estadounidense de regreso a la Luna se denomina Artemis, por Artemisa, diosa griega de la naturaleza, hermana gemela de Apolo. La denominación quizás tenga que ver con la decisión de que, en el retorno a la Luna en 2024, viaje una mujer seleccionada entre nueve candidatas que ya se preparan. El plan prevé la realización de dos vuelos no tripulados, el primero de los cuales fue efectuado el pasado 16 de noviembre.
Durante el ejercicio se probó el Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), el cohete más poderoso del mundo y la nave espacial Orión. El misil mide 101 metros de altura (como un edificio de 30 pisos) y 8,4 metros de diámetro, construido a un costo de 4 000 millones de dólares con fuerza suficiente para llevar la nave a una velocidad de 39 400 kilómetros/hora) hasta una distancia de más de 60 mil kilómetros.
Una vez separada del cohete propulsor, con sus propios recursos, la nave Orión cubrió unos 2,1 millones de kilómetros. Se aproximó a unos 100 km de la superficie lunar para luego entrar en una órbita a más de 61 mil kilómetros del satélite terrestre. Una vez posicionada, la nave liberó diez pequeños satélites entre los cuales habrá una mini nave que levantará un mapa detallado de porciones de la superficie lunar.
Tras 26 días de travesía alrededor de la Luna, la cápsula Orión, idéntica a la que llevará astronautas al satélite, regresó a la Tierra, intacta tras reducir la velocidad de descenso de 40 mil kilómetros por hora a 30 y soportar temperaturas de más de 3 000 grados.
Además de los vuelos tripulados, el retorno de Estados Unidos a la Luna contempla la creación de la Estación Gateway, primera instalación espacial habitable en la órbita lunar en la cual se apoyarán los planes de exploración del espacio profundo. Probablemente pronto se realice el viaje a la Luna en dos etapas, primero a Gateway y desde ahí, a la Luna.
Todo un detalle son los nuevos trajes espaciales que, entre otras innovaciones tendrán el diseño y la flexibilidad necesaria para adaptarse a la figura femenina y mostrar los perfiles que hacen de ellas criaturas adorables.
Aunque en las primeras décadas de la era espacial, la confrontación y los componentes militares fueron un elemento dominante, con el tiempo la cooperación internacional se abrió paso. La primera acción de este orden fue encuentro orbital y acople de una nave norteamericana tripulada del programa Apolo con una soviética Soyuz en julio de 1975.
En 1986 la Unión Soviética puso en servicio la estación orbital MIR (Paz en ruso) primera instalación espacial que pudo ser habitada permanentemente y a la cual accedieron astronautas estadounidenses y de otros países junto a los soviéticos. Estuvo en servicio hasta 1996.
En 1989 se inauguró la Estación Espacial Internacional, uno de los más significativos logros tecnológicos de la humanidad y un ejemplo de colaboración internacional. Operada por agencias espaciales de cinco países es el mayor objeto creado por el hombre en la órbita terrestre. Seguirá en servicio hasta 2030. Ha sido visitada por 256 personas de 20 países.
Hoy el panorama es más sombrío porque una guerra que pudo ser evitada, se ha instalado en la contemporaneidad, y abruma el espíritu de cooperación que la humanidad necesita para realizar sus metas más altas, entre ellas alcanzar las estrellas. Allá nos vemos.
*Este texto fue publicado original en el diario ¡Por Esto! Se reproduce con la autorización expresa de su autor.