Cuba estuvo a punto de no formar parte de la historia de los Clásicos Mundiales de Béisbol, al menos eso indicaba lo ocurrido en la edición inaugural del certamen. El 18 de diciembre de 2005, dos meses y medio antes de la apertura del evento, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos le negó a la isla una licencia para competir. Si el país obtenía beneficios económicos con su participación se estaría violando el bloqueo.
Los caminos parecían cerrados. No obstante, tras una serie de denuncias y negociaciones, finalmente el 20 de enero de 2006 se le otorgó a Cuba el permiso para participar en el torneo, donde por primera vez se reunirían varias de las principales estrellas del deporte de las bolas y los strikes bajo la bandera de sus respectivas naciones.
“Cuba está de vuelta en el juego”, decía el titular de un artículo de Los Angeles Times por aquellos días. Celebraba la reversión de una decisión que afectaba la genuina competencia por cuestiones políticas. El propio trabajo recogía declaraciones del demócrata José Serrano, miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, quien consideró que la deportividad podía trascender las disputas políticas.
“Permitir que Cuba jugara en este torneo de béisbol fue la decisión correcta, tanto para la afición como para las relaciones internacionales”, dijo entonces Serrano.
Sin embargo, dicha autorización no aparcó totalmente los debates políticos. Molly Millerwise, entonces portavoz del Departamento del Tesoro, aseguró que la licencia otorgada no limitaba “el alcance legal ni el espíritu de las sanciones contra Cuba”, pues no contemplaba que algún financiamiento llegara “a manos del régimen” de Fidel Castro.
Este fue un mensaje muy claro luego de que el gobierno de La Habana, en aras de viabilizar la participación del equipo en el Clásico, manifestara su intención de donar las ganancias de dicho evento a los damnificados del huracán Katrina, que había devastado la zona centro-sur de Estados Unidos en agosto de 2005.
“Cuba no tiene licencia para recibir ningún ingreso por la participación en el Clásico Mundial de Béisbol, por lo que no tendrá ningún ingreso para donar a las víctimas de Katrina”, puntualizó Eric Watnik, portavoz de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado.
Dicha línea fue reiterada después por Patrick Courtney, vicepresidente de Relaciones Públicas de Major League Baseball (MLB). Courtney dijo, durante las negociaciones con La Habana sobre la participación del plantel antillano en el Clásico, que quedó “claro como el agua” que Cuba no recibiría ninguna parte de las ganancias. Ni siquiera para fines benéficos.
En medio de todo este cruce, la escuadra cubana jugó en el primer Clásico Mundial y culminó en segundo lugar tras caer frente a Japón en la disputa de la corona. Antes, habían impresionado al mundo tras superar las dos rondas iniciales y la semifinal, derrotando a novenas repletas de profesionales como Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana.
De acuerdo con el reglamento establecido por los organizadores, esa actuación le permitiría llevarse el 7 % de los beneficios económicos de evento, pero eso nunca ocurrió. Al final, la Federación Cubana de Béisbol no recibió premio alguno, por lo que tampoco se consumó la donación a los damnificados del Katrina.
En cambio, los jugadores del equipo sí fueron premiados, pero por el propio Estado cubano, del que recibieron una cantidad cercana a los 10 000 dólares en total. Así lo confirmaron a OnCuba tres peloteros de aquel plantel, los cuales pidieron conservar el anonimato.
Lo que sucedió con el dinero que le correspondía a Cuba por su desempeño en el primer Clásico es todavía una incógnita. En 2006, autoridades de MLB señalaron que “si habían ingresos netos no asignados, considerarían una donación a una causa benéfica o humanitaria por determinar”.
Sin embargo, no trascendieron más informaciones sobre el destino de lo que Cuba ganó por su rendimiento en el terreno. Ninguna de las organizaciones o fondos a los que supuestamente se les entregaría el dinero han dado cuenta de tales donaciones.
En 2009 y 2013, los peloteros cubanos tampoco cobraron un centavo por su participación en las ediciones del Clásico, a pesar de que ganaron un millón de dólares en cada uno de los eventos por avanzar a la segunda ronda y quedar en la cima de su grupo clasificatorio. Según el testimonio de algunos jugadores incluidos en esos equipos, a ellos les explicaron que ese dinero quedaría congelado en Estados Unidos por las restricciones del bloqueo.
En 2017, aunque ya Barack Obama no era presidente de Estados Unidos, todavía no se habían revertido los cambios de su política hacia Cuba. En ese momento, desde la isla se negociaba un acuerdo para normalizar el flujo de jugadores rumbo a MLB, lo cual permitió encontrar las vías para que los peloteros antillanos pudieran cobrar por su desempeño en el cuarto Clásico.
En dicho certamen, Cuba ganó en teoría alrededor de 700 mil dólares por avanzar a la segunda ronda detrás de Japón en el grupo B. Al menos una parte de ese dinero sí se llegó a cobrar a través de una cuenta habilitada por la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol para recibir el dinero de MLB, según el relato anónimo de dos miembros de la selección nacional en 2017.
Estos jugadores aseguran que cobraron cerca de 11 mil dólares cada uno poco después del torneo, sin contar el dinero de bolsillo (100 dólares diarios) que los organizadores les entregaron (al igual que al resto de los equipos) durante la competencia en Tokio.
Sobre este asunto, se desconoce si el Clásico solo depositó el dinero de los jugadores o si también pagó su parte a la Federación Cubana, que legalmente no podría recibir remuneración económica directa, pues viola las regulaciones del bloqueo. Al respecto, las autoridades cubanas nunca se han pronunciado de manera oficial.
Seis años después, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han alcanzado un punto de crispación absoluta. Solo en el terreno del béisbol, la administración de Donald Trump canceló en 2019 el acuerdo firmado meses antes entre MLB y la Federación Cubana a fin de normalizar el flujo de jugadores antillanos rumbo a circuitos profesionales norteños sin que eso representara romper vínculos con el movimiento deportivo nacional. A mediados de 2021 peligró la participación caribeña en el Preolímpico de las Américas en Florida por las dificultades para la obtención del visado.
Por otra parte, en diciembre del pasado año se le exigió a Cuba una licencia especial para convocar a peloteros profesionales residentes en Estados Unidos de cara al V Clásico Mundial, lo cual fue considerado por las autoridades de la isla como un “trato discriminatorio”. Anteriormente, la isla había solicitado otro permiso especial solo para participar en la lid.
Bajo estas condiciones, uno supondría que no existirían cambios respecto a la distribución de las ganancias por participar y por los resultados deportivos de Cuba. De hecho, un portavoz del Departamento del Tesoro dijo al The New York Times la pasada semana que “la Federación Cubana y sus jugadores no pueden recibir ningún ingreso o premio en metálico del W.B.C. (Clásico) bajo las licencias”.
Sin embargo, Juan Reinaldo Pérez Pardo, comisionado nacional y presidente de la Federación Cubana, expresó a Martí Noticias en Miami, antes del duelo semifinal contra Estados Unidos, que MLB pidió una licencia a la OFAC para que la isla compitiera con los mismos derechos que los demás.
“Se ha especulado mucho sobre eso, pero las negociaciones que se han hecho desde el primer momento y los permisos que se han dado establecen que todos los atletas cubanos reciban el mismo beneficio que recibe el resto de los peloteros”, apuntó Pérez Pardo, quien también dio pistas sobre un posible pago a la Federación.
“Es algo que se ha estado hablando. No es un dinero que deba recibir la Federación directamente en la mano por cosas incomprensibles. Al final se va a colocar el dinero en un lugar (una cuenta) definido por MLB”, añadió el federativo.
Cuba acumuló un premio total de 1.5 millones de dólares en el quinto Clásico Mundial: 300 mil por participar, 400 mil por avanzar a la segunda ronda, 300 mil adicionales por ganar su grupo y 500 mil por llegar a semifinales.
La mitad de ese dinero corresponde a los jugadores, quienes recibirían alrededor de 26 mil dólares cada uno. Eso informó el periodista independiente Francys Romero unas horas después de concluir el Clásico. El propio reportero indicó que el pago a los cubanos debe concretarse en las próximas semanas, aunque se desconocen las vías y los métodos para transferir el dinero, sobre todo a aquellos jugadores que residen en la isla.
Contrario a lo ocurrido en ocasiones anteriores, Cuba y sus autoridades deportivas deberían informar con la mayor transparencia posible sobre cada uno de los pasos de este proceso en aras de evitar especulaciones, sospechas y ataques.
Vea aquí la cobertura de OnCuba:
O sea, las trabas de todo tipo las pone la OFAC y es Cuba quien debe informar “con la mayor transparencia posible…”; le ronca los coj…