Daniel Diez, director, documentalista, sonidista, fundador de la Televisión Serrana y premio Nacional de Televisión en 2015, falleció este sábado en La Habana a los 77 años de edad.
“Se ha ido un hombre sabio, martiano, un guía”, publicó la página oficial de la Televisión Serrana en Facebook, donde varios usuarios aseguraron que la continuidad de la obra de Diez está garantizada por los hombres y mujeres que aprendieron a contar las cosas cotidianas de la vida.
Onelio Castillo, vicepresidente del Instituto de Información y Comunicación Social de Cuba, catalogó a Diez como un maestro de generaciones de realizadores audiovisuales, dentro y fuera de Cuba. Además, dijo que fue un “hombre cabal, comprometido con su tiempo, su patria y su cultura, fundador de ese templo de creación, amor y sensibilidad humana llamado Televisión Serrana”.
Según la agencia Prensa Latina, Daniel Diez llevaba tiempo enfermo, pero eso no le impidió comparecer en cursos de cine a estudiantes de la carrera de Periodismo de la Universidad de La Habana y participar en tareas docentes organizadas por la Oficina Santiago Álvarez.
Diez llegó al mundo del cine y del audiovisual de manera fortuita, como relató en una entrevista publicada hace dos años por el portal Cubarte.
“En 1967 estaba estudiando Electrónica en la beca del Instituto Osvaldo Herrera. Ya sabes, disciplina rigurosa, pases cada quince días, uniforme, pelado casi a rape y sin una idea clara de lo que sería en el futuro. Un día llegan unas personas del ICAIC preguntando quiénes estaban interesados en estudiar grabación de sonido cinematográfico. Sin pensarlo dos veces, me apunto. Tiempo después, sin haber tenido noticias del ICAIC, estábamos en la escuela al campo, cortando caña en Piedrecitas, Camagüey, cuando llegan los compañeros del Instituto a buscar a los seleccionados. Mi nombre estaba en la lista”, contó el realizador, quien a partir de entonces tuvo una carrera prolífera.
Daniel Diez fue sonidista y musicalizador del equipo de Santiago Álvarez durante 15 años en el Noticiero ICAIC Latinoamericano, y fungió como director de cine con documentales premiados nacional e internacionalmente. Además, trabajó como profesor asistente de la FAMCA (Universidad de las Artes), de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, y de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
Por su obra mereció la distinción Félix Elmuza de la Unión de Periodistas de Cuba, el premio Espacio por la obra de la vida de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, el Premio Nacional de Televisión en 2015, la Distinción por la Cultura Nacional del Ministerio de Cultura y la Orden Juan Marinello del Consejo de Estado.
Licenciado en Periodismo y máster en Realización Audiovisual, Daniel Diez fue asesor y profesor de Cine en el Movimiento Indígena Latinoamericano, así como vicepresidente del ICRT y fundador de CHTV (actual Canal Habana) y de la Televisión Serrana, este último un proyecto al que dedicó más de 30 años.
“En 1986 presenté la propuesta de filmar la vida de los hombres y mujeres que viven en la Sierra Maestra. Yo había sido alfabetizador en esas montañas, una experiencia que me marcó para toda la vida. Siempre pensé que debía hacer algo más por esos campesinos”, relató Diez sobre la génesis del proyecto en San Pablo del Yao, el cual, en principio, no tuvo mucho apoyo.
“La verdad es que nadie me hacía mucho caso y muchos decían que estaba loco, que después de tres meses no iba a encontrar ningún tema nuevo en las montañas. El ICRT no disponía de equipamiento para apoyarme, pero encontré la ayuda de Ismael González (Manelo), que era el presidente del ICRT y que fue el único que creyó en mi propuesta. Con Manelo fuimos a varios centros buscando apoyo, y después me puso en contacto con la UNESCO, que fue la organización que aportó el equipamiento necesario para el inicio del proyecto”, explicó en una entrevista Diez sobre la Televisión Serrana.
Según sus propias palabras, la esencia de este proyecto que marcó su vida y su carrera es “mostrar la vida, a veces difícil, de esos seres humanos, para que el resto del país los conociera, y para que ellos tomaran conciencia de lo importante que eran y que son, no solo para la producción y la economía, sino para la identidad de esa región y del país. Era tener una mirada desde una comunidad separada de las grandes ciudades, mientras se miraba a sí misma.”