Fiebre aguda, dolores en las articulaciones y detrás de los ojos, además de una extendido “rash” en la piel, son síntomas repetidos este verano entre los miles de cubanos que han sufrido o convalecen por brotes de dengue destapados en varias provincias del país en las últimas semanas.
Aunque las autoridades cubanas evitan publicar el número exacto de casos, distintos reportes de prensa reconocen una complicada “situación epidemiológica” en territorios del centro y oriente del país, con epicentro en la nororiental ciudad de Holguín, donde incluso debieron ser suspendidas las fiestas populares para evitar una epidemia descontrolada.
“Hay un grupo de provincias en el país que son las que en este momento están marcando el incremento en la infestación por Aedes Aegypti. Dentro de ellas está la provincia de Holguín, que es la que mayor complejidad tiene en este sentido, y las provincias de Camagüey, Sancti Spíritus y Cienfuegos”, confirmó la doctora Carilda Peña García, directora nacional de vigilancia y lucha antivectorial, del Ministerio de Salud Pública.
Mil pacientes permanecían ingresados este fin de semana en los hospitales Vladimir Ilich Lenin, Lucía Íñiguez Landín y el pediátrico Octavio de la Concepción de la Pedraja, de la urbe holguinera; según reportes del semanario local Ahora. Cada día los trabajadores sanitarios detectan cien nuevos “focos” de mosquitos, el agente transmisor de la enfermedad, y aplican casi un centenar de multas a personas que no hicieron lo posible por evitar la proliferación del vector en sus depósitos de agua.
“Paso todo el día preocupada y con temor de que me pique el mosquito”, le cuenta a OnCuba la holguinera Dania Ramírez. “Desde que me levanto uso pantalones largos, pullover de cuello y mangas largas, repelente y hasta medias; a pesar de que el calor no baja aquí de los 35 grados. En mi casa ya hemos tenido dos ingresos y me da miedo que le ocurra a uno de nosotros de nuevo porque el segundo ingreso puede ser mucho más grave”, detalla.
En la cuadra donde vive, en el centro de la ciudad, han internado a más de una docena de vecinos y la cifra sigue en aumento. Del policlínico cercano remiten varios casos en el día para los centros médicos habilitados y la ambulancia que traslada a los pacientes, de tan familiar, ha sido nombrada por los moradores como “la carroza”.
Más de 500 kilómetros al oeste de Holguín la situación no es mejor. Una nota en la edición impresa del semanario 5 de Septiembre, del Partido Comunista en la provincia de Cienfuegos, daba cuenta de unos 700 casos de dengue reportados entre los habitantes de la ciudad capital hasta el 7 de agosto.
La información (no publicada en la versión online del medio) aseguraba que la cifra era menor a los más de mil enfermos atendidos el verano pasado, pero hacía votos por no descuidar los síntomas y acudir voluntariamente a los centros sanitarios pues el aislamiento del enfermo constituye el recurso más efectivo para romper la cadena de transmisión.
La reiterada presencia de esta enfermedad en los últimos años hace que se vaya convirtiendo en endémica y que algunos cubanos la comiencen a manejar como un catarro de estación. “Tuve todos los síntomas, pero no fui al médico para que no me ingresaran cinco días aislada de todo el mundo”, confiesa Marianela González, una cienfueguera a la que no le importó correr severos riesgos para su salud y prefirió pasar en su casa las fiebres constantes y el “rash” en la piel.
La persistencia de una fuerte sequía en el país y elevadas temperaturas llevan a muchos a pensar en una posible reducción natural de la cantidad de mosquitos. Pero las autoridades han aclarado que este escenario en realidad es propicio para la proliferación del vector. Los problemas con el abastecimiento de agua (por poca disponibilidad del líquido en los embalses, y por los problemas de inversión y mantenimiento acumulados en la infraestructura hidráulica del país) obligan a las personas a almacenar grandes cantidades de agua en depósitos de todo tipo, donde puede surgir (al más mínimo descuido) un criadero del Aedes.
Masivas movilizaciones de inspectores sanitarios, grandes campañas de fumigación dentro de las viviendas y fuera de los hogares (con camiones especializados y avionetas) y una reiterada publicación de advertencias y consejos en los medios de comunicación estatales; no parecen ser suficientes para cortar el auge de esta enfermedad.
Tampoco ayuda la poca cultura nacional en el uso de repelentes o la imposibilidad de comprarlos por lo caros que resultan sumado a los baches en el abastecimiento de ese producto en las redes de tiendas. En esta etapa de vacaciones, en que muchos cubanos residentes en el extranjero vienen de viaje a su país, no faltan los sprays dentro de los equipajes, en “ración doble”, para los que vienen… y para los que se quedan.
Nada que todo se limita a jugar con las personas y no a controlar la enfermedad.
Cuando empiecen a hablar de: Hosdpedero asintomáticos no humanos del virus, control de sub especies y seguimiento, calorías promedio en la alimentación por sector poblacional y manejo de agroquímicos en función de la topografía y características de la presencia de vegetación en las localidades. Todo con enfoque verdaderamente multidisciplinario y no adoptando posturas periodísticas y empleando equipos para aparentar control. Solo entonces valdrá la pena leer la prensa escrita que no es más que otro recurso para contener y justificar la incompetencia de muchos que se escudan y protegen su status.