¿Lealtad, profesionalismo, ética? ¿Qué se le pedía a Wilfredo León? ¿Terminar de matar a su amigo, a su hermano moribundo, o a una parte de sí mismo? ¿Quién lo puso en esa situación? ¿Su actual entrenador, Nikola Grbic, o la Federación Cubana de Voleibol cuando “lo regaló” al mundo? Este domingo, mucho tiempo después, fue precisamente Cuba la que recibió el golpe seco de los más de 130 kilómetros por hora que baja su brazo derecho cuando saca el balón.
Y cada una de las 16 veces que León hizo puntos en la Arena Stožice de Ljubljana, en Eslovenia, parecía que se desahogaba por los años de incomprensiones y absurdos. Pero solo parecía. León, en realidad, estaba en lo suyo: ser el mejor del mundo cuando está en forma.
Liga de Naciones de voleibol: una imagen con mucha incertidumbre
El relato decisivo de la eliminación antillana, por mucho que se hable del partido ante los polacos, comenzó a escribirse desde el día uno de la última semana en el match ball ante Serbia. Ahí se perdió la posibilidad más concreta de llegar a los Juegos Olímpicos. Ese era el duelo de todo o nada, como mismo ocurrió para Beijing 2008 y Londres 2012 frente a Alemania, y para Tokio 2020 contra Canadá.
Pero como escribe Antonio Benítez Rojo, toda repetición entraña una diferencia y un aplazamiento. Aunque se volvió a caer en tie break tras ganar los dos primeros sets y parecía de nuevo que los criollos eran mejores que sus rivales, delante tenían a un equipo descansado, que no tuvo que viajar más de 24 horas para llegar a Eslovenia tras un periplo que incluyó viajes de Ottawa a Toronto, de Toronto a Varadero, de Varadero a La Habana para entrenar tres veces, y luego la ruta Habana-Caracas-Estambul-Ljubljana. Todo en un período de seis días.
Esta vez la suerte no se definió en un torneo preolímpico, sino en la Liga de Naciones (VNL), con un calendario que no se puede afrontar con 14 jugadores que, en la práctica, son 10 o 9. En 3 semanas el peso recayó en muy pocos hombres, más con la presión que se jugó por el hecho de estar detrás en el ranking desde un inicio. Un set perdido podía significar la debacle.
Y así fue. Cuba llegó al último día con opciones de dar un salto para cruzar el umbral tras el escalón final. Lo destacable es que llegaron con esas opciones a la jornada de cierre, sin el opuesto titular de la anterior VNL (la que marcó el regreso de Cuba a la élite, luego de años alejada), sin el recambio en esa posición en el último preolímpico (Miguel David Gutiérrez), y sin un segundo atacador auxiliar en el banco de nivel, pues los problemas físicos de José Miguel Gutiérrez le impidieron competir y Julio Cesar Cárdenas finalmente no fue convocado, pese a estar inscrito.
Por si fuera poco, no hay que olvidar las carencias en la posición de pasador, que tiene a un chico de 23 años inexperto cargando con toda la responsabilidad, sin un suplente de calidad, lo cual lo llevó a cometer faltas en momentos clave de los partidos. Además, el líbero se vio superado a medida que avanzó el torneo y los rivales insistían en atacarlo una y otra vez. En conclusiones, con tan pocos efectivos se combate con mucha desventaja en esta batalla apaciguada por una net entre cada ejército.
La guarnición cubana, “El combo”, como se autodenominaron, tenía en los auxiliares, Miguel Ángel López y Marlon Yant, el peso total de la ofensiva del equipo. Y tantos pesos desbalancean el resultado final. Ambos, grandes sacadores, terminaron descoordinados en su servicio (a pesar de que Yant terminó como quinto del torneo con 14 aces) y con fallos en acciones de contraataque a la hora clave en partidos decisivos.
Los veteranos, ya leyendas del voleibol cubano, Robertlandy Simón y Michael “El Ruso” Sánchez, se entregaron con todo, pero los años perdonan menos que Nimir, el implacable opuesto de Países Bajos. Para Simón, la frustración debió ser mayor, pues se trata del único jugador del plantel que estuvo en los 3 naufragios olímpicos.
A Cuba le faltó el jugador clutch, o simplemente que un determinado punto se lograra en el momento preciso. Así pasó ante Serbia. En la formación inicial, López salió de opuesto por “El Ruso” y Osniel Mergarejo de atacador auxiliar. Así ganaron los 2 primeros sets con muchos errores de los balcánicos, que no recibieron apoyo de Luburic y Uros Kovacevic, ambos apagados. Christian Thondike distribuyó bien; el ataque y el bloqueo funcionaron.
En el tercer parcial entró Ibovic como atacador auxiliar por Serbia, Luburic comenzó a salir de su letargo y los antillanos cayeron en los bajones de siempre. Desmoronados: errores en el complejo 1 (recibo-pase-ataque), poco apoyo del bloqueo, pobre coordinación en el contraataque y continuas fallas desde la línea de servicio, desde donde se perdieron 23 saques en 4 sets, más de la mitad de los 41 errores no forzados del equipo en todo el encuentro.
Sin embargo, hubo un momento de reconexión en el tie break, una pelota salvada por Thondike cuando iba a caer en la grada y un posterior bloqueo de Mergarejo empataba el set a 12 en lo que parecía el corrientazo del desfibrilador en el corazón roto cubano. Pero volvió el apagón en el siguiente tanto: en la acción de K2, cuando parecía Simón la mejor opción de pase, se eligió a López y este falló el punto: 13-12 e inicio de una seguidilla serbia hasta el 15-12.
Una comparación estadística entre Yonder García, el líbero cubano, y Jani Kovacic, su par serbio, arroja una gran diferencia entre ambos. Mientras el criollo tuvo una efectividad de 13.51 % en recibo, con 5 errores, el balcánico lo hizo para un 48 % sin fallas. Detalles que definen partidos.
A pesar del mazazo frente a Serbia, los cubanos batallaron ante el local, Eslovenia, finalmente primer lugar de la VNL con 11 triunfos.
Simón se activó en el segundo set y con él la net criolla. Después de caer en el tercer parcial, Cuba pudo sobrevivir a una épica cuarta manga sentenciada por una falta en la red ganada por el video challenge. Pero la gasolina no dio para otro tie break. Así vino el bálsamo de la joven Bulgaria sin su líder Nikolov. Con “El Ruso” Sánchez como principal arma se pudo barrer a los europeos. Ya después todo se derrumbó frente a Polonia, como se podía prever.
Batalló Cuba y dio todo (lo mejor y lo peor) que tenía. Terminaron en el noveno lugar de la tabla general con 17 puntos y balance de 5 victorias y 7 derrotas. El choque perdido contra Países Bajos 3-1 en la segunda semana fue vital para el ranking y para la clasificación entre los mejores 8 del fuerte torneo, que tendrá cruces electrizantes en cuartos de final: Eslovenia (1) vs. Argentina (8), Polonia (2) vs. Brasil (7), Italia (3) vs. Francia (6) y Japón (4) vs. Canadá (5).
Queda, por parte de la dirección cubana, contar con un grupo más grandes de jugadores. Llamar a todos los atletas de nivel que no se han nacionalizado por otro país y pensar en rotar todo el talento que aún se tiene en los eventos del año. Veremos qué plantel se puede conformar para la próxima VNL y el Campeonato Mundial de Filipinas. No más viajes fatigantes por ahora…
Por último, en la VNL femenina, Italia, de la mano del mítico entrenador argentino Julio Velasco, se coronó campeona al derrotar a Japón, y lanzó candidatura para las Olimpíadas. La escuadra recuperó a Paola Egonu, Monica de Gennaro y Carolina Bosseti, 3 puntales que le habían dado el título europeo y que por problemas con el anterior DT se habían separado del equipo.
La cubana nacionalizada turca Melissa Vargas, en el juego de cuartos de final contra Polonia logró 39 puntos, marca personal para ella en estas lides, pero su conjunto perdió en 5 sets. Vargas, junto a Yoandy Leal en la selección brasileña y Wilfredo León en la polaca, serán los representantes de la nación cubana en la venidera cita bajo los cinco aros. Todavía un pedazo de Cuba puede dar el salto en París.