En lengua africana, Iroko significa ceiba, el árbol sagrado de los rituales en las religiones cubanas de origen africano. Encomendados a ella, pero sobre todo colgados de sus ramas (cual vertientes de un complejo fenómeno todavía desconocido) llega una nueva colección de libros y audiovisuales que reflejan la temática afrocubana en diversidad de formatos.
La colección Iroko, de la editorial Aurelia Internacional y el centro Memoria Popular Latinoamericana (MEPLA) ha sido presentada en esta edición 25 de la Feria Internacional del Libro de La Habana, abierta desde este 11 de febrero, en la Fortaleza de La Cabaña.
“En el año 1994 el centro Memoria Popular Latinoamericana (MEPLA) inició sus investigaciones concernientes a la religión yoruba que terminó con la producción del documental Caurí: La boca del santo, asesorado por Natalia Bolívar”, explica la coordinadora de toda una colección literaria y audiovisual, Claudia Acevedo Pérez.
“Por su parte, en 2012 la editorial Aurelia Internacional S.A iniciaba una vertiente de publicaciones relativas a este mismo fenómeno y lanza el texto El mundo de los Orishas. Poco después las dos instituciones se encontraron y decidieron hacer una colección sobre cultura afrocubana”, asegura.
Las obras buscan que el público conocedor o desconocedor, practicante o no de la religión, pueda aprender de los Orishas y su relación con los hombres, así como descubrir algunos de los misterios de los Abakuá, entre otros elementos.
“Son cuatro textos: El Mundo de los Orishas, escrito por Arisel Arce Burguera y Armando Ferrer Castro, que de manera didáctica nos narra los patakíes (anécdotas y leyendas) de cada uno de los santos. Está también Las Plantas de santería y las reglas de Palo Monte, donde José Carlos Díaz, Odufandey (nombre de su santo), habla del uso religioso de estas hierbas pero también de sus propiedades medicinales. Se puede encontrar además a Abakuá, (de)codificación de un símbolo, en el que el doctor Ramón Torres Zayas descubre los misterios de estas sociedades y por último se publica Orishas un texto en el que yo como investigadora me permito explicar la génesis de la cultura afrocubana en la Isla”, explica Acevedo.
“Hemos querido ser consecuentes con las palabras de Fernando Ortiz cuando decía que había que indagar en los estudios antropológicos realizados, pero también en los criterios que han perdurado de la tradición oral —asevera Claudia— por eso en estos libros lo mismo podemos encontrar las entrevistas a Jesús Guanche, Natalia Bolívar, Ramón Torres, Tato Quiñones, que las descripciones que ofrecen santeros, paleros, abakuás y babalawo sobre su religión y cultura”.
Es difícil conseguir novedad en este tema, tan tratado y referido en productos anteriores. El reto lo reconoce Claudia, por eso apuesta por la distinción de este paquete:
“En todos los libros se hace referencia a los relatos de las deidades, algo así como reseñar la “mitología afrocubana”. Por otro lado, las imágenes e ilustraciones empleadas en el diseño fueron realizadas para este paquete y constituyen fruto del estudio. Otro de los logros radica en que las obras fueron traducidas al idioma inglés y está en proceso de traducción al italiano, lo cual abre sobremanera el público al que va dirigido.”
El acompañamiento audiovisual de los libros llega de manos del Mepla, una institución autofinanciada que ha apoyado proyectos comunitarios desde hace décadas. De algunos de estos proyectos han conseguido inspiración para sus documentales.
“Así ocurre, por ejemplo, con Niños en la frontera —explica Claudia. En el 2012 la santera Marina Ruiz creó una comparsa con los pequeños y adolescentes de una calle limítrofe entre La Lisa y Playa que estaban desvinculados de la escuela. Imagínate, para ellos el baile es muy importante, sus padres son practicantes de la religión yoruba. Con su proyecto Marina ha logrado que los muchachos estudien, trabajen, algunos hasta han aprobado las pruebas de ingreso y están en escuelas profesionales de danza.”
El mismo autor de aquel producto, Luis Acevedo, se suma a la colección Iroko con Orishas o espiritualidad de una nación, Abakuá, El Monte cubano: un universo prodigioso e Ilé Elese Ocha, cuatro documentales que acompañan a los libros.
Iroko es una colección sin precedentes, ambiciosa por decirlo de una manera. ¿Tiene que ver con la seguridad de un mercado?
“El primer público somos nosotros (los productores de la colección). Esa es la peculiaridad que todo el mundo le ve. Yo, por ejemplo, era ignorante de la religión yoruba, sin embargo, admito que existe una espiritualidad a la que uno no puede negarse, puede ser que tu fe y tu tranquilidad vengan de la mano de tu madre, de la música o llegue luego de un rezo a Oggún. Eso atrae la curiosidad de la gente. Por otra parte, en las Ferias del libro de Santo Domingo, Panamá y México nos dimos cuenta de que la cultura afrocubana nos identifica fuera del país.
Colección Iroko constituye una manera de sistematizar el conocimiento acumulado sobre los Orishas, que ahora continuará con otros autores, para buscar nuevas visiones sobre el fenómeno de la música en la cultura y religión yoruba, el arte de los Abakuás y se quiere también este año producir el Diccionario de Mitología Cubana, de los autores Manuel Rivero y Gerardo Chávez, que como audiovisual tendrá una multimedia.
Buenas tardes, solo está a la venta en Cuba? Soy de Cuidad de México
Ya por aquí, queda claro que esta colección ya viene viciada por el error: “En lengua africana, Iroko significa ceiba”
Primero ¿en lengua africana? ¿qué lengua africana? ¡el continente con mayor variedad étnica, y nosotros, los hijos mestizos de esa África decimos ‘lengua africana’?
Dos, en YORUBA, el idioma que usaban los que trajeron a los orisa a Cuba IROKO no es ceiba, sino la TECA AFRICANA, árbol sagrado en X lugares y una deidad de pleno derecho en otros. ARABA es la ceiba.
Y eso aquí se sabía o si no verifiquen a Lydia Cabrera, que incluso metiendo sus pifias (como equiparar ese nombre, de acuerdo a la sugerencia de sus informantes), sigue dándole preferencia a ARABA, para denominar la CEIBA PENTANDRA (como se conoce el árbol en latín).
Tres: ¿cómo Natalia Bolívar va a asesorar un libro sobre el CARACOL si ella NO ES SANTERA? Llena de collares y todo, si de algo sabrá Natalia es de palo, porque está rayada. Y habría que ver.
Pero de ORISA o CARACOLES sólo lo que ‘le habrán dicho’ (o habrá copiado en los libros de la Cabrera), porque ella nunca ha entrado en un cuarto de oosa (ocha) y menos ha tirado caracoles. ‘Los hijos de Oodua no tiran caracoles’, dice ella misma – claro, en los tratados que ella lee – ¡¿de qué caracol va a hablar?! esta famosa ‘hija de Oodua’.
Qué diría Cuco, el de Bayona, que tanto caracol tiró en su vida como ori-ate o Miguel de León… (y muchos otros omo Oodua de cuando la religión aún era más AFRO y menos CUBANA).
Lamentable ver cómo Cuba, un país tan marcado por la africanidad CARECE de estudios SERIOS al respecto, tras la muerte de don Fernando y doña Lydia (porqué no, doña y bien). Y hoy se elevan a categoría de ‘antropología seria’ las deformaciones groseras de nuestras prácticas religiosas, hoy contradictoriamente venidas a menos por su expansión…
Iroko, es una deidad MENOR, muy menor, al punto que como dije previamente no se venera en todos los lugares. Por ende, bautizar toda una colección dedicada a los orisa, con ese nombre ya da la idea de la superficialidad con que se enfocó ésta… Lo mismo digo si la cuestión fue buscar un nombre ‘comercial’.
Es hora de que paren de hacer COMERCIO con los santos y empiecen a hacer CIENCIA… para REDESCUBRIR todo lo que en hay en Cuba supultado bajo el manto de la ignorancia…
Plenamente de acuerdo con Oduafunmi. Aqui en Cuba carecemos de estudios serios desde los orígenes de nuestras tradiciones. Aceptamos todo lo que escuchamos sin verificar su procedencia ni su veracidad
interesante documento felicitaciones al equipo de trabajo