Río de Janeiro. Cita
olímpica. Cuba llega,
compite, discute, juega,
y a ser optimista invita.
Pero algo nos debilita,
algún pronóstico falla.
En la olímpica batalla
que se hace en Río esta vez
la Isla ha estado medio mes
esperando una medalla.
La actualidad deportiva
pasa por tierra carioca
y a Cuba otra vez le toca
mantener la llama viva.
Isla olímpica y altiva,
mezclando esfuerzos y ruegos,
para actuar en estos juegos
seguro que en toda Cuba
orishas de voz yoruba
hablaron con dioses griegos.
Seguro Zeus recibió
un whatsapp de Yemayá
y la misma Obatalá
con Artemisa chateó.
Hermes prometió a Changó
para Cuba una presea.
Y entre pelea y pelea
(feliz, ya ni disimula)
con una mano de Orula
anda Palas Atenea.
Y al parecer ha cuajado
lo helénico-caribeño
porque poco a poco el sueño
medallista se ha logrado.
Los dioses han ayudado
y tras algunas jornadas
Cuba en estas Olimpiadas
ya posee un buen tesoro:
dos de plata, tres de oro,
y (hasta hoy) cuatro bronceadas.
En lucha grecorromana
¿dos de oro en nuestras manos?
Es lógico… a los cubanos
“en la lucha” ¿quién nos gana?
También la Escuela Cubana
de Boxeo está feliz
porque, no sin cicatriz
(balístico parteluz)
Julio César de la Cruz
le dio otro oro al país.
Mijaín López cumplió
el pronóstico preolímpico
y su tercer oro olímpico
en Río lo conquistó.
Yasmani Lugo ganó
la plata, y el gran Borrero
grecorromano y guerrero
se llevó el oro al Caribe
y ahora la medalla exhibe
orgulloso el día entero.
Y frente al televisor
otra vez me desconcierto
y me quedo boquiabierto:
¿pues qué resulta peor:
que un cubano corredor
rechace nuestra bandera
por llevar una extranjera
o que algún comentarista
ni mencione al deportista
como si este no existiera?
En fin, Cuba sigue siendo
una isla tan deportiva
que no queda alternativa:
hay que seguir compitiendo.
Seguirán retrasmitiendo
las Olimpiadas completas
aunque hay quien, sin otras metas,
ve los juegos a pedazos
solo por ver los cuerpazos
que tienen nuestr@s atletas.