“Es un gran honor estar aquí”, dijo hoy en la sede del Ballet Nacional de Cuba Misty Copeland, primera bailarina afroamericana del American Ballet Theatre (ABT), quien se une al grupo de personalidades de la cultura, el deporte, y el espectáculo estadounidense que llegan a la Isla tras la reanudación de relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
La joven llegó ayer a Cuba como embajadora cultural del gobierno estadounidense y por tres días realizará intercambios en diversos puntos de La Habana. No es la primera figura del ABT que viene a la Isla, antes lo hicieron Cynthia Gregory, Ted Kivitt, Eleonor D’Antuono, Cynthia Harvey, entre otras estrellas. Ella, sin embargo, ha llegado sin causar más conmoción que la que expresa con su baile, y aunque no habla español asegura que esto no constituye un problema, porque sí entiende el lenguaje del ballet.
As a Sports Envoy, @mistyonpointe is now a member of @StateDept‘s #ExchangeAlumni community. We are deeply honored! #MistyInCuba pic.twitter.com/cUCxWgwrcm
— Exchange Alumni (@exchangealumni) 15 de noviembre de 2016
En la compañía cubana la artista recibió una clase impartida por la maestra Consuelo Domínguez junto a primeras figuras como Gretel Morejón y Ginet Moncho, y conversó con su coterránea Madison Hendrich, quien cursa una pasantía artística en el BNC.
“Es mi segunda vez en Cuba pero la primera en participar de una clase rodeada de bailarines nacidos aquí, que entrenan aquí; y también he podido sentir las diferencias en la relación con la música, el poder y la fuerza de los cubanos”, aseguró.
Desde su primera visita en 1960, el ABT ha vuelto en diversas oportunidades, la más reciente en 2010, fecha en que la estadounidense viniera por primera ocasión a participar del Festival Internacional de Ballet de La Habana.
“Disculpen por toda la conmoción y el alboroto, la clase de ballet es mi momento secreto, y entiendo que es privado”, dijo a sus colegas antes de empezar, excusándose por la gran comitiva mediática que la acompaña.
Añadió que siente profunda admiración por bailarines cubanos que han transitado por el ABT como José Manuel Carreño, Carlos Acosta y Xiomara Reyes.
“Para mí resulta increíble ser parte de una compañía estadounidense donde se tienen tantas influencias de diversas culturas, Alicia Alonso constituye una de esas artistas que recibió muchos conocimientos en distintos lugares del mundo y luego los trajo a su país”.
Uno de los propósitos de su visita es compartir su historia personal sobre cómo la diversidad de raza, etnia, geografía, género y experiencia contribuye al tejido de los Estados Unidos.
#MistyinCuba: @mistyonpointe observa a bailarines del Ballet Nacional de #Cuba durante una clase. pic.twitter.com/K2tSl5rEZu
— Embajada EE.UU. Cuba (@USEmbCuba) 15 de noviembre de 2016
Nacida en Kansas City, Misuri, en 1982 y criada en California, Copeland empezó a bailar relativamente tarde, con 13 años, y se formó en la Escuela de Ballet de San Francisco. El año pasado después de una larga carrera de 14 años en la ABT, de los cuales ocho fungió como solista, la artista de 33 años fue ascendida a primera bailarina, convirtiéndose en la única afroamericana en ocupar el puesto en 75 años de trayectoria que tiene la compañía.
“Es una muchacha muy sencilla, amable y abierta a pesar de su fama, y creo que tenerla aquí con nosotros es como un nexo histórico, por los lazos profundos que une al ABT con el ballet cubano”, manifestó el investigador y crítico de danza Miguel Cabrera.
“Siempre hemos tenido un vínculo muy grande con el ballet estadounidense pero especialmente con el ABT, una academia de la que Alicia y Fernando Alonso fueron fundadores, al igual que Alberto Alonso, padre de la coreografía nacional. Cuando el BNC se formó, de 40 miembros solo 16 eran cubanos y le debemos mucho a la colaboración de esa compañía”, añadió.
#DanceDiplomacy takes center stage in Cuba w/ trailblazer @mistyonpointe this week. Follow her: #MistyInCuba pic.twitter.com/gn6T3E0F1e
— Mari Carmen Aponte (@WHAAsstSecty) 15 de noviembre de 2016
“Cuando le preguntaba a Misty por la clase ella me decía que lo sentía todo muy rápido y me extrañaba muchísimo, porque esa rapidez en las piernas es una herencia de la escuela rusa antigua y de los aportes del maestro George Balanchine, que son también influencias del ballet de Estados Unidos”.
Dentro del programa de Copeland está prevista la visita a lugares culturales y educativos para alentar los vínculos entre los pueblos estadounidense y cubano. La visita además reconocerá las contribuciones multiculturales de nuestros países durante este Decenio Internacional para las Personas de Ascendencia Africana.
La artista impartió hoy, además, una clase a estudiantes de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, mañana visitará la compañía Acosta Danza y el próximo jueves llegará hasta la sede del Ballet Lizt Alfonso.