En los últimos meses, Isaac Delgado ha regresado varias veces a Cuba. Al inicio parecía como si nadie quisiera enterarse del hecho, o como si el propio Isaac se hubiera propuesto pasar inadvertido. Su primera presentación en público durante el concierto que Carlos Varela organizó con músicos amigos para festejar su cumpleaños, Isaac apareció casi al final, cuando ya habían cantado la mayoría de los invitados. Aquella noche, salvo dos o tres comentarios publicados, nadie notó demasiado la presencia en Cuba del Chévere de la salsa.
Varias semanas después, Isaac regresó a La Habana para cantar con Silvio Rodríguez en uno de los conciertos que organiza el trovador por los barrios. De estos conciertos suele uno enterarse un día después de que hayan ocurrido, cuando las fotos comienzan a inundar las redes sociales. Pero esa vez no fue así. Dos o tres días antes anunciaron que Silvio cantaría en Tamarindo, y que Isaac Delgado estaría con él. Ese día Isaac confesó: “Yo sigo siendo un tipo de barrio”, y cerró su breve pero inolvidable presentación con el estreno mundial de “Cubanos”, que a ritmo de salsa describe en sus versos a los de esta tierra como nacidos “del son y la rumba… latinos con un toque universal”, capaces de convertir “el dolor en melodía” y dispuestos a hacer “el camino entre lágrima y canción”.
Escuchar en vivo esas palabras, en La Habana, en Tamarindo y junto a Silvio Rodríguez nos hubiera costado imaginarlo hace siete años cuando uno de nuestros más populares salseros eligió continuar su carrera musical en Miami. Hoy, ciertos hechos permiten comprenderlo de un modo más calmado. Supimos que regresará próximamente, para cantar en la gala homenaje a Benny Moré el próximo 22 de mayo durante los Premios Cubadiscos, y no hemos querido dejar pasar la oportunidad para conversar con él sobre algunos temas que nos parecen esenciales.
Sales de Cuba en un momento muy importante de tu carrera, en un momento en el que habías logrado toda la simpatía del público de la Isla. ¿Por qué?
Soy un afortunado por haber logrado desarrollar mi carrera exitosamente en mi país. La década de los 90 significó mucho para mi música, pero antes de ir a Miami, yo residía en México ya. Fueron dos años y medio entre idas y vueltas antes de ir a los Estados Unidos. Tomé la decisión en medio de varios problemas personales, profesionales y luego de la muerte de mi madre, porque el mundo se me vino abajo en ese momento.
¿Cómo es para un músico latino, en este caso cubano, desarrollar su carrera en los Estados Unidos?
Ser emigrante es un obstáculo siempre, pero para los cubanos artistas es aún más difícil. No tenemos plataforma real, es decir, un venezolano hace conciertos en Venezuela, un colombiano en Colombia, pero un cubano no tenía esa oportunidad. Por otra parte no somos invitados a eventos mediáticos importantes a nivel nacional e internacional, a pesar de contar con talentos fenomenales.
No obstante, he aprendido mucho, fundamentalmente en el mundo de la producción. He trabajado al lado de productores, arreglistas, compositores y músicos que han aportado muchísimo a mi carrera. He compartido el escenario con artistas que hoy están en el número uno de las listas de música latina y es un gran privilegio el haber trabajado y crecido junto a ellos.
Sinceramente no podría quejarme jamás del público que me ha acompañado y apoyado en los Estados Unidos, mucho más mis cubanos, sin dejar de mencionar a los colombianos, peruanos, venezolanos, etc. Me han adoptado en la isla del encanto (Puerto Rico), como uno más de sus hijos. Me gané otra patria, pero mi mayor logro creo que ha sido ver crecer a mis hijos sin perder la identidad.
¿Cómo fue el rencuentro con el público cubano?
Siento mucho cariño y orgullo por toda esa gente que dejé de ver y que he encontrado con mucha emoción. Ver cómo te reconocen, te aplauden y te siguen queriendo y admirando por tu talento o tu arte, es muy grande, es hermoso…
Cuba es inspiración para todos los que están lejos. De una manera o de otra, siempre estás pensando en ella, a través de un familiar, de una comida, de una vivencia, de un problema, de una crítica o de un amor… Esta es mi Cuba, nuestra Cuba.