El presidente Evo Morales se declaró este jueves ganador de las elecciones en Bolivia, cuyos resultados preliminares han desatado varias protestas y quejas de la oposición de un posible fraude por parte del gobierno.
Sin embargo, posteriormente Morales dijo que está dispuesto a ir a una segunda vuelta si el cómputo final así lo determina. Hasta ahora, la autoridad electoral no ha declarado a ningún ganador ni la conclusión del conteo.
Al completarse un 98% el cómputo, Morales aparecía a la cabeza los comicios con el 46,8% de los votos, una ventaja de 10 puntos sobre su rival, el expresidente Carlos Mesa. De confirmarse la tendencia, el mandatario evitaría ir a una segunda vuelta.
“Ya ganamos en la primera vuelta, falta por computar 1.58%, pero ya ganamos con el voto rural”, dijo el mandatario en rueda de prensa el jueves poco después que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) divulgara los últimos resultados en su sitio en internet.
Por su parte, líderes opositores estaban reunidos el jueves para analizar la situación y conformar un frente único de “defensa del voto y de la democracia”, como explicó Mesa la víspera.
“Estamos en el inicio de una crisis que afectará la estabilidad social, política y económica; que de prolongarse podría asfixiar al país”, dijo a The Associated Press Jorge Dulón, analista político de la Universidad Católica de Bolivia.
Las protestas opositoras comenzaron el lunes tras la interrupción por más de 20 horas de la transmisión de conteos rápidos del Tribunal Supremo Electoral. El domingo, horas después del cierre de votación, los datos preliminares proyectaban una segunda vuelta. Mesa la dio por hecho, pero Morales se declaró ganador sin aludir a la posibilidad del balotaje.
El lunes, sin embargo, la proyección de los conteos cambió y hacía ver que Morales se encaminaba a ganar en primera vuelta.
La Misión de Observadores de la OEA manifestó su preocupación por el cambio en la tendencia. La Unión Europea, ONU y países como estados Unidos, Brasil, Colombia y Argentina se hicieron eco.
Morales insinuó que la Misión de Observadores de la OEA sería parte de un supuesto golpe de Estado que él denunció en la víspera en contra de los opositores que lo acusan de montar un fraude.
“No quiero pensar que son parte del golpe de Estado; por eso dije hay un golpe de Estado interno y externo”, sostuvo al reforzar su denuncia. El mandatario cuestionó que los observadores se hayan adelantado sin esperar la finalización del cómputo.
La OEA ha pedido la realización de una segunda vuelta ante los resultados ajustados y tras las irregularidades en la transmisión de los conteos rápidos y en la cadena de custodia en el traslado de papeletas de votación.
Ante esas observaciones, el gobierno ha pedido a la OEA auditar el proceso y el organismo aceptó. Morales dijo que está abierto a esa auditoría, pero subrayó que tiene que “respetar la Constitución”.
Morales dijo también que “defenderá el voto” y criticó a Mesa por convocar a la resistencia civil. Asimismo, el gobernante negó un fraude y demandó a sus detractores que “presenten pruebas”.
En medio del lento conteo de votos, el martes renunció el vicepresidente del TSE Antonio Costas por discrepancias internas. Dulón, el analista, recordó que ese organismo venía “muy cuestionado por su relación cercana con el gobierno”. Sus siete miembros fueron elegidos por la Asamblea Legislativa dominada por el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).
Grupos opositores han quemado oficinas del TSE en tres ciudades y mantienen protestas callejeras desde el lunes.
Santa Cruz, la región más poblada en el oriente y bastión opositor, cumple dos días de paro. La protesta derivó en choques entre seguidores y opositores del mandatario. Líderes de la región de Tarija en el sur anunciaron que se sumarán al paro desde el jueves.
La víspera, grupos afines al gobierno salieron en marcha en La Paz y el jueves anunciaron otras marchas los cocaleros del Chapare en el centro del país, reducto de Morales.
En el poder casi 14, años, Morales de 59 años, condujo al país por la estabilidad económica y política gracias a una recha de buenos precios de las materias primas hasta 2014, pero acusaciones de corrupción y su presecia en los comicios, pasando por alto un referendo que rechazó esa posibilidad, han mermado su popularidad.
“Tal vez haya desgaste, eso lo reconozco”, dijo.