Yosvany Peñalver acaba de salir del quirófano. En el segundo compromiso de la 60 Serie Nacional de Béisbol, se lastimó la rodilla derecha intentando evitar un choque con su compañero Yoasán Guillén y hubo que realizarle una artroscopia para reparar pequeños daños en el menisco y los ligamentos internos.
A priori, todas esas palabras en una misma oración no auguran nada bueno para el jardinero capitalino, quien deberá atravesar por un largo proceso de recuperación. Sin embargo, Peñalver no ha perdido la sonrisa, afronta con mucha fuerza una nueva prueba en su carrera, que no ha estado exenta de momentos amargos.
El patrullero, pese a la larga y distinguida tradición beisbolera de su familia, ha emergido de la nada. Hace dos o tres años era casi un desconocido, pero su madero empezó a sonar fuerte en Artemisa, después se ganó un espacio como miembro importante de los Industriales y al final se convirtió en serio aspirante a integrar la selección nacional cubana.
Su historia es uno de los más elocuentes ejemplos de superación y progresión en el béisbol cubano durante las dos últimas temporadas, apoyado en su dinamismo, velocidad, gran capacidad de contacto y sangre fría para producir a la hora buena.
Peñalver es heredero del legado de la familia Darcourt en los diamantes. Su tío, José Modesto Darcourt, se consagró como uno de los muy buenos lanzadores zurdos de La Habana y de Cuba en los años 70 y 80 del siglo pasado.
Lamentablemente fallecido hace ya seis años, “El Chiqui” fue uno de los grandes valedores de la carrera de Peñalver, quien continuó la tradición familiar hasta convertirse en unos de los peloteros más destacados de la capital en la actualidad.
En aras de conocer su historia, OnCuba conversó con el guardabosque de la nave azul.
¿Qué significa para ti llevar y defender el apellido Darcourt, uno de los ilustres en la historia del béisbol capitalino?
Llevar el apellido de mi tío en las Series Nacionales es una gran exigencia a la hora de salir al terreno y entregarlo todo en cada juego. También me llena de orgullo y satisfacción, porque él dio mucho por nuestras selecciones aquí en La Habana y en el equipo nacional.
¿Cuánto incidió en tus primeros pasos en el béisbol la figura de José Modesto Darcourt?
Te puedes imaginar, mi tío incidió muchísimo, por la tradición que había en la familia. Aunque yo no empecé en el béisbol, mi primer deporte fue el boxeo, pero estando en la pelota ya tuve siempre la referencia de mi tío.
Siendo Darcourt uno de los grandes lanzadores zurdos en la historia del béisbol habanero, ¿nunca trató de convertirte en pitcher?
Obvio, incluso la familia igual quería que siguiera los pasos de él, la tradición, pero nunca fue una camisa de fuerza, me dejó esa ventana abierta y no me obligó.
El municipio San Cristóbal y el entrenador Mandy Gálvez son dos elementos claves en tu carrera. ¿Por qué?
Hablar de San Cristóbal me llena de orgullo. Allá tuve la oportunidad de desarrollarme en las tierras de Artemisa. Tengo que darle gracias a David Sánchez, él fue quien me llevó y con el profesor Mandy Gálvez pude dar mis primeros pasos en esa provincia.
Cuéntame de lo que viviste para hacerte de un espacio en los equipos artemiseños.
Fue una experiencia de mucho sacrificio, con tan solo 20 años irme a jugar lejos de mi provincia. Era la primera vez que salía de La Habana a probar fortuna. No sabía lo que me iba a deparar el futuro, todo era incertidumbre. Yo no tenía nombre, no había hecho Series Nacionales, o sea, debía llenar mucho los ojos del director de Artemisa, en este caso Danny Valdespino, para que él confiara en mí y en que podía aportar al equipo. Tenía que sobresalir más que los otros jugadores. Fue una experiencia muy dura.
¿Te decepcionaste o te frustraste cuando viste que no lograbas hacer equipos en La Habana?
Fue muy frustrante. Me considero un producto de la pirámide, transité por todas las categorías en La Habana, con buenos resultados, siempre de tercero o cuarto bate, incluso, haciendo equipos Cuba en las categorías escolares.
Pero los entrenadores no me veían cuando llegaban a eliminarme de un puesto para las Series Nacionales en Metropolitanos o Industriales, teniendo resultados para hacer el grado. Yo me estaba frustrando, fue doloroso. Llegué al punto de pensar en no jugar más pelota, pero me ayudaron mucho los consejos de la familia.
¿Crees que hubieras llegado a donde estás hoy de haberte quedado esperando una oportunidad en La Habana?
No lo creo. De haberme quedado esperando no hubiera conseguido lo poco que he conseguido hasta el momento. Esa decisión de irme a jugar a otra provincia me sirvió para desarrollarme aún más, así fue como los entrenadores y autoridades de La Habana se fijaron en mi talento y mi calidad. En mi casa es donde no me iba a ver nadie.
¿Por qué crees que a veces se vuelve tan complicado para los peloteros de la capital hacer equipo en La Habana aunque tengan talento y calidad?
Lamentablemente existe un solo equipo para la provincia más poblada del país, así que te puedes imaginar la cantidad de talentos y muchachos jóvenes que se quedan fuera, sin jugar. Igual lo atribuyo a que hay muchos peloteros establecidos en Industriales y se hace mucho más difícil que los jóvenes integren el conjunto. Eso lo logran dos o tres, pero no es común que un grupo grande pueda entrar en el equipo.
Muchos piensan que ser de una familia de peloteros o llevar determinado apellido sirve para abrir puertas. ¿Te ayudó a ti el hecho de ser el sobrino de José Modesto Darcourt?
En lo absoluto. Creo que esa fue una de las razones por las que no llegué más lejos antes. En mi familia, mi mamá siempre hablaba con mi tío para que no hiciera nada, de forma que todo lo que yo alcanzara fuera por méritos propios. Gracias a Dios así fue. Costó mucho trabajo, pero se dio, y quiero dar las gracias a él por no intervenir en ninguna decisión que tuviera que ver con la pelota.
¿Cuál es tu ídolo o referencia en el béisbol?
En mis inicios siempre tuve como referente la cantidad de zurdos que había en la capital, los casos de Javier Méndez, Kendrys Morales, Yohandry Urgellés, Alexander Malleta. Después cuando fui avanzando en las categorías me fijaba más en Malleta, porque también jugaba la primera base. Ahora tengo el placer de que sea mi entrenador y se mantiene como una gran referencia para mí.
Si tuvieras que hacer un equipo All Star de la historia de las Series Nacionales, qué peloteros escogerías.
Yosvany Alarcón (receptor), Alexander Malleta (primera base), Antonio Pacheco (segunda), Omar Linares (tercera), Yulieski Gurriel (torpedero), Frederich Cepeda (jardinero izquierdo), Javier Méndez (jardinero central), Luis Giraldo Casanova (jardinero derecho), Orestes Kindelán (designado), José Modesto Darcourt (lanzador zurdo) y Orlando “El Duque” Hernández (lanzador derecho).
¿Qué significado tiene defender la camiseta de Industriales?
Es lo más lindo que le puede pasar a un pelotero capitalino. Llevar esa chamarreta significa mucho, por ser el equipo más grande que ha tenido el país en las Series Nacionales, por haber tenido tan estelares peloteros que pusieron bien en alto el nombre de La Habana, como Armando Capiró, Rodolfo Puente, Rey Vicente Anglada, Javier Méndez, Lázaro Vargas… tener el orgullo de vestir la misma camiseta que ellos es sueño de niño hecho realidad.
Industriales lleva más de diez años sin ganar. ¿Cuáles son las claves para que el equipo regrese a la cima del béisbol cubano?
Es cuestión de tiempo. En los últimos años hemos estado coqueteando, se nos ha hecho esquivo, pero hemos estado ahí. Tenemos que creernos todavía más aquello de que sí podemos, que está en nuestras manos. Lo más importante es concientizar todos que debemos hacer lo que nos toca a cada cual en determinadas situaciones. Si interiorizamos eso podemos llevarnos el título que tanto la afición desea.
Son muchos los peloteros de tu generación que se han ido de Cuba en busca de nuevos horizontes. ¿Te gustaría probarte en alguna liga extranjera profesional y ver dónde está tu techo?
Obvio, me encantaría jugar en otras ligas, siempre y cuando todo sea legalmente. Ver hasta qué nivel puedo llegar, dónde está mi techo. Me encuentro en condiciones para asumir el reto.
¿Cuál es el principal legado que te dejó José Modesto Darcourt?
Fueron muchos los valores y consejos que mi tío me dejó, no solo a mí, sino a toda la familia, pero el principal es el coraje, el coraje con el que enfrentó cada una de las situaciones que la vida le puso, tanto dentro como fuera del terreno. La valentía con la que asumió todo el proceso de su enfermedad, todas las decisiones que tomó en la pelota, su manera de expresarse sin ningún tipo de escrúpulos para decir cualquier verdad. Esas son las cosas que me llevo: el coraje y la valentía que siempre derrochó.
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Aliet Arzola Lima. La vida lo llevó a graduarse de periodista en el 2013, pero siempre tendrá espíritu de deportista. Por eso ha disfrutado al máximo sus coberturas en Juegos Panamericanos, Centroamericanos, Series del Caribe y Campeonatos Mundiales. Desde hace mucho tiempo no practica ningún deporte, pero todos los días batea más de 50 pelotas y lanza otras tantas desde un montículo imaginario; a veces lo hace en la soledad del hogar, a veces en medio de la calle.