Roberto Hernández se fue de Cuba a probar suerte y enseguida la suerte lo encontró. En poco tiempo, los scouts de Grandes Ligas vieron en él a un lanzador con todas las potencialidades para llegar al mejor béisbol del mundo.
“Es lo más cercano que he visto a José Fernández”, decía un cazatalentos, quien no estaba muy equivocado, pues el joven espirituano firmó con los Indios de Cleveland y se insertó en el sistema de granjas de la Tribu.
Pero al mismo tiempo que impresionaba desde el montículo, a Roberto se le fueron apagando las ganas de mantenerse lejos de su familia, por lo que renunció a su contrato a finales del 2018 y regresó a Cuba.
“Me sentía tan convencido de regresar como en un momento anterior lo estuve de irme”, relató el chico de Batey Colorado en una entrevista exclusiva con OnCuba hace un año.
De vuelta a su tierra, alimentado por el nacimiento de su hijo y la cercanía con los suyos, Roberto se convirtió en la sensación del campeonato nacional Sub-23 del 2019. Repartió ponches a diestra y siniestra, dio un no hitter y hasta se ganó el derecho a integrar la preselección nacional de mayores.
Sin embargo, su brazo se sintió la repentina carga de trabajo y casi revienta. Lesionado en el codo, el espirituano pasó un año negro, de incertidumbre, hasta que finalmente ha recobrado el color y la sonrisa desde la cima de la lomita.
Sobre su lesión, el complejo proceso de recuperación y las expectativas futuras, Roberto Hernández conversó en exclusiva con el periodista Aliet Arzola para Contra Reloj, el podcast de deporte del Canal digital OnCuba.
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Aliet Arzola Lima. La vida lo llevó a graduarse de periodista en el 2013, pero siempre tendrá espíritu de deportista. Por eso ha disfrutado al máximo sus coberturas en Juegos Panamericanos, Centroamericanos, Series del Caribe y Campeonatos Mundiales. Desde hace mucho tiempo no practica ningún deporte, pero todos los días batea más de 50 pelotas y lanza otras tantas desde un montículo imaginario; a veces lo hace en la soledad del hogar, a veces en medio de la calle.