La Timba es uno de los barrios más conocidos de La Habana. Al menos por su singular nombre. También por su reputación de marginal, ganada desde su creación como barrio, allá por los inicios del siglo XX, si bien desde la centuria anterior ya existían asentamientos alrededor de cementerios establecidos en la zona, como el Bautista y el de Colón.
Esa leyenda de marginalidad y pobreza la ha mantenido a través del tiempo, instalada en el imaginario colectivo de los habaneros y de toda Cuba. Sin embargo, a la luz de hoy, su histórica fama parece cuando menos sobreestimada.
La Timba no es desde hace mucho el barrio de casas miserables que fue en sus inicios, cuando se le nombró San Antonio Chiquito, aunque sigue teniendo hogares muy humildes, que contrastan con viviendas de mucha mejor hechura y hasta opulencia, y edificios de microbrigadas.
Situada en el actual municipio Plaza de la Revolución, muy cerca de esa icónica construcción habanera e, incluso, de la sede del Gobierno cubano, La Timba ocupa un espacio de unos 2,4 kilómetros cuadrados. Allí ha fraguado su historia, su propia identidad.
Con céntricas avenidas como Paseo, Zapata y Boyeros, e incluso el muro del cementerio de Colón, como fronteras y puntos de referencia, el barrio tiene vecinos de chaché como El Vedado y Nuevo Vedado. Pero su entorno y carácter poco o nada tienen que ver con la elegancia venida a menos de aquellos.
La Timba es un barrio esencialmente popular, aun cuando ya desde los años 30 del siglo pasado comenzaran a construirse en él casas de clase media alta y hasta mansiones. Su nombre mismo, derivado del célebre pan con timba que vendía una bodega situada en Zapata y A, es prueba irrefutable de esa esencia.
Como se conoce, el cubanísimo pan con timba, es decir, con queso y dulce de guayaba, proviene del producto comercializado por la compañía estadounidense “Timber”, cuya pronunciación se cubanizó a Timba y dio nombre definitivo al lugar. Pero antes de esa simplificación, el barrio fue ya conocido como Pan con Timba.
En La Timba nació el gran percusionista Luciano “Chano” Pozo, que revolucionó el jazz con su clásico “Manteca”, y también César “Puppy” Pedroso, uno de los artífices de la música popular bailable cubana más reciente y quien dedicó a su barrio natal temas y discos como “De la Timba a Pogolotti” y “Mi Timba ‘cerrá'”.
También en esta barriada radicó la célebre comparsa Los Payasos, por muchos años protagonista del carnaval de La Habana, y en la zona tuvo su casa de descanso el notable compositor y pianista Ernesto Lecuona. Hasta La Timba llegó incluso Albert Einstein a fines de 1930, quien no solo fue recibido en la casa del músico, sino que se adentró en hogares humildes y cuarterías.
Mucho más reciente en el tiempo, tras las protestas populares de julio de 2021, La Timba fue uno de los barrios calificados como vulnerables por el Gobierno. En el mismo se llevaron a cabo entonces labores constructivas en casas, calles, lugares públicos, centros estatales e instalaciones hidráulicas y fue visitado por dirigentes, como el propio presidente Díaz-Canel.
Así ha llegado La Timba a 2024, entre la leyenda de lo que fue y la realidad de lo que hoy es. Con una imagen distinta a la que le dio la reputación de sus orígenes, pero también con contrastes y diferencias, con la humildad de su gente y las marcas de la crisis, de la migración, de las dificultades y carestías cotidianas, tal como la revela hoy el lente de Otmaro Rodríguez.