Como ese misterio que acompaña a los cubanos, Martí —su vida, su recuerdo— es honrado en La Habana en lugares de culto, pero puede emerger en el sitio más insospechado.
Aunque pasó gran parte de su vida fuera de esta ciudad, y de la isla, José Martí fue siempre un hijo de La Habana y un habanero universal.
El 28 de enero de 1853, hace 171 años, la entonces sede del Gobierno colonial de Cuba fue testigo del nacimiento de un hombre que cambiaría su historia. Nuestra historia.
En consecuencia, la capital de Cuba conserva de muchas formas la huella martiana: en su patrimonio edificado y en su memoria; en obras levantadas por voluntad política o institucional y también en expresiones nacidas libremente.
Como ese misterio que siempre acompaña a los cubanos, Martí —su vida, su recuerdo— es honrado en La Habana en lugares de culto, pero puede emerger en el sitio más insospechado.
Está en las grandes plazas y monumentos; también en un busto recóndito y entrañable; en los museos y edificios ligados a su vida; en grafitis y murales. Es ubicuo.
Al conmemorarse este domingo el aniversario de su nacimiento, OnCuba se acerca a la presencia de Martí en la urbe.
A través del lente de Otmaro Rodríguez, rendimos homenaje a un hombre siempre vivo, siempre fascinante y revelador. Al Apóstol de la independencia cubana.