Parece el escenario de una película post apocalíptica. Se mire desde donde se mire, todo está en ruinas. Los pocos edificios que quedan en pie están agujereados por disparos, a punto de colapsar. Hay un silencio tenso, solo interrumpido por el rugir de las bombas al caer y, de cuando en cuando, el cercano tableteo de las ametralladoras.
Es la ciudad de Yabalia, en el norte de Gaza. En tres meses, Israel ha perdido 35 soldados; del lado palestino el Ejército israelí asegura haber matado a unos 2000 combatientes —o lo que ellos determinaron que eran combatientes—.
Ahora Yabalia, que albergaba uno de los mayores campos de refugiados palestinos, está vacía. Ya nadie vive en ella, sus residentes han sido desplazados por la invasión. Por las arenas de la ciudad —porque ni calles quedan— solo transitan blindados del Ejército de Israel y unos pocos soldados a pie. Y perros sin casa y a los que se ha visto en algún vídeo devorando restos humanos tirados a la intemperie.
También circulan por Yabalia las temidas excavadoras blindadas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que arrasan con todo a su paso y que, ayudadas por las bombas y las balas, van reduciendo el lugar a nada. Según el Ejército, en esta ciudad palestina solo queda en pie el 30 % de las edificaciones, aunque según las autoridades gazatíes ha sido destruido el 96 % de estas. El caso es que Yabalia ha sido arrasada por la guerra y eso se ve apenas se pisa su territorio.
Es la tercera ofensiva israelí contra la ciudad desde que comenzó la guerra, el 7 de octubre de 2023. Es, además, la más devastadora. Las bombas suenan lejanas, pero las ráfagas de ametralladora se escuchan muy cerca y asustan, sugieren un combate cercano, casi “cuerpo a cuerpo”, entre soldados y milicianos de Hamás o la Yihad Islámica.
El Ejército asegura que un centenar de milicianos se mantiene operativo en la zona y algunos civiles viven aún en las ruinas de lo que fue Yabalia, un lugar que antes de la guerra llegó a tener más de 100 mil habitantes, de los cuales más de 96 mil debieron dejar su hogar atrás para intentar encontrar donde ponerse a salvo.
Los combates han sido tan intensos en Yabalia, que la Defensa Civil suspendió sus actividades a fines de octubre, después de varios ataques israelíes contra sus equipos y ambulancias.
Convertida en una ciudad fantasma, después de haber sido uno de los lugares más densamente poblados del mundo antes de la guerra, Yabalia está prácticamente bajo control del Ejército israelí.
Desde el lunes circulan reportes de que podría llegarse muy pronto a un alto el fuego y un intercambio de rehenes. No es la primera vez que se escucha algo así en los últimos 15 meses de ofensiva. Pero esta vez suena más fuerte.
Ojalá la paz se concrete y cese el grito de las armas. Aunque una vez que paren los disparos en Yabalia, comenzará otro drama para sus habitantes, el de volver a hogares que no existen, a ciudades que tal vez nunca lo vuelvan a ser.