Luis E. Camejo (Pinar del Río, 1971) pinta a lo grande, es decir, se siente “más cómodo” en el gran formato, e incluso confiesa que, en su estudio-taller –enclavado en la calle Infanta, en el capitalino, popular y bullicioso municipio del Cerro– no existe ni un caballete, ni un fino pincel, ni una paleta: “pinto con unas escobas grandes que tienen la dimensión de dos brochas juntas y trabajo con palanganas y cubetas en las que hago las mezclas de los colores y, luego, aplico disolventes que convierten la pintura en líquida y lejos de representar, deposito la pintura sobre la tela, o sea exploto los recursos propios que tiene el material”.