Confirman existencia de gigantesco agujero negro en nuestra galaxia, aunque no es tan poderoso como otros

El agujero negro de la Vía Láctea, bautizado como Sagitario A, está a unos 27.000 años luz de distancia. Un año luz son 5.9 mil millones de kilómetros.

Primera imagen de Sagitario A, el gigantesco agujero negro de la Vía Láctea. Foto: National Science Foundation.

Primera imagen de Sagitario A, el gigantesco agujero negro de la Vía Láctea. Foto: National Science Foundation.

La existencia de un gigantesco agujero negro en nuestra galaxia fue confirmada finalmente gracias a una singular fotografía cósmica. Pero la primera imagen, obtenida al cabo de 5 años y través de la concatenación de 8 satélites observatorios, no retrata a un destructor cósmico voraz, sino a lo que los astrónomos llamaron este jueves un “gigante amable”, con una dieta cercana a la inanición.

O sea, que ese monstruo, situado casi al doblar de la esquina dentro de nuestra Vía Láctea, está “tragando” muy poca materia en comparación con lo habitual.

Los astrónomos creen que casi todas las galaxias, incluida la nuestra, tienen estos agujeros negros gigantes en su bullicioso y abarrotado centro, donde la luz y la materia no pueden escapar, lo que hace que sea extremadamente difícil obtener imágenes de ellos. La luz se dobla y gira por la gravedad a medida que es absorbida por el abismo junto con el gas y el polvo sobrecalentados.

La imagen coloreada fue presentada este jueves por un consorcio internacional detrás del Event Horizon Telescope, una colección de ocho radiotelescopios sincronizados en todo el mundo. Conseguir una buena imagen fue todo un reto, dijeron los expertos. Los esfuerzos anteriores encontraron que el agujero negro estaba demasiado “nervioso”.

“Borbujeaba y gorgoteaba mientras lo mirábamos”, precisó Feryal Ozel, de la Universidad de Arizona, quien describió al agujero como un “gigante gentil”, mientras anunciaba el avance junto con otros astrónomos involucrados en el proyecto.

La imagen también confirma la teoría general de la relatividad de Albert Einstein: el agujero negro tiene precisamente el tamaño que dictan las ecuaciones de Einstein. Tiene aproximadamente el tamaño de la órbita de Mercurio alrededor de nuestro sol.

Los agujeros negros engullen material galáctico, pero Ozel dijo que el de nuestra galaxia, bautizado como Sagitario A, está “comiendo muy poco”. Es el equivalente a que una persona coma un solo grano de arroz durante millones de años, señaló otro experto.

“Las imágenes de los agujeros negros son lo más difícil de pensar”, agregó la astrónoma Andrea Ghez de la Universidad de California. Ella no formó parte del equipo del telescopio, pero ganó un Premio Nobel por el descubrimiento del agujero negro de la Vía Láctea en la década de 1990.

Ghez apuntó que la imagen de “mi bebé” es exactamente como debería ser: un anillo rojo anaranjado de aspecto espeluznante con una negrura total en el centro.

Los científicos esperaban que el agujero negro de la Vía Láctea fuera más violento, especialmente porque la única otra imagen de otra galaxia muestra un agujero negro mucho más grande y activo.

“Es como el león cobarde de los agujeros negros”, comentó el científico del proyecto Geoffrey C. Bower del Instituto de Astronomía y Astrofísica Academia Sinica de Taiwán. Debido a que el agujero negro “está en una dieta de hambre”, cae muy poco material en el centro, y eso permite a los astrónomos mirar más profundo, explicó.

Sagitario A se encuentra cerca del borde de las constelaciones de Sagitario y Escorpio, en la Vía Láctea y es 4 millones de veces más masivo que nuestro sol. Bower dijo que probablemente sea más típico de los que están en el centro de la mayoría de las galaxias, “simplemente sentado allí haciendo muy poco”.

Hace un calor increíble, trillones de grados, añadió Ozel.

El mismo grupo de telescopios publicó la primera imagen de un agujero negro en 2019. La imagen era de una galaxia a 53 millones de años luz de distancia que es 1.500 veces más grande que el de la nuestra. El agujero negro de la Vía Láctea está mucho más cerca, a unos 27.000 años luz de distancia. Un año luz son 5.9 mil millones de kilómetros.

Para hacerse una idea, los ocho telescopios tuvieron que coordinarse muy de cerca “en un proceso similar a cuando todos se dan la mano con todos los demás en la sala”, dijo el astrónomo Vincent Fish del Instituto de Tecnología de Massachusetts.

Científicamente no hay un plazo de vida para un fenómeno como este y tampoco se sabe que hay más allá del agujero. Ese es otro misterio por develar.

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