El presidente Donald Trump salió este viernes por la tarde al ruedo por primera vez desde que Joe Biden ganó las elecciones presidenciales el fin de semana pasado para anunciar que su gobierno no entregará la vacuna contra el coronavirus al estado de Nueva York cuando esta se encuentre disponible.
La decisión se inserta en la rivalidad del mandatario saliente con el gobernador del estado, Andrew Cuomo, quien ha dicho esta semana que el proceso de la vacuna es una tarea complicada necesitada de mucha organización y compenetración con el Gobierno Federal.
Según Trump, Cuomo “tendrá que avisarnos cuando esté listo porque, de lo contrario, no podemos entregarla a un estado que no se la entregará a su gente de inmediato”, dijo el mandatario en una alocución en la Casa Blanca.
Trump afianzó que el gobernador “no confía en el origen de la vacuna, que proviene de las mejores empresas de cualquier parte del mundo, los mejores laboratorios del mundo, pero él no confía en el hecho de que esta administración la haga, por lo que no la entregaremos a Nueva York hasta que tengamos autorización para hacerlo y me duele decir eso”.
El presidente no dijo cuál era el origen de la vacuna, pero todo indica que será de la multinacional farmacéutica Pfeizer.
En respuesta, un asesor principal de Cuomo dijo en Twitter que el gobernador “está luchando para garantizar que las comunidades más afectadas por COVID reciban la vacuna”.
Trump “fracasó en su respuesta a la pandemia, mintió a los estadounidenses sobre lo malo que era cuando sabía lo contrario y fue despedido por los votantes por su incompetencia”, dijo Rich Azzopardi.
Cuomo anunció a fines de septiembre que el estado formaría un grupo de trabajo independiente de científicos, médicos y expertos en salud que revisaría los datos de cada vacuna, aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).
El gobernador dijo que el estado revisaría de forma independiente todas las vacunas sometidas a disposición después de que muchos cuestionaran si la Casa Blanca estaba intentando acelerar el proceso de aprobación antes del día de las elecciones por razones políticas.
“Francamente, no voy a confiar en la opinión del Gobierno Federal y no recomendaría a los neoyorquinos que la acepten basándose en la opinión del Gobierno Federal”, dijo el gobernador demócrata en un comunicado. Otros estados siguieron el ejemplo de Nueva York, como California. Su gobernador, Gavin Newsom, anunció el 19 de octubre que el estado no distribuiría una vacuna hasta que su propio panel de expertos revisara los datos para determinar su seguridad. Washington, Oregón y Nevada se unieron al grupo de revisión de la seguridad de las vacunas de California el 27 de octubre, designando a sus propios expertos para estudiar cualquier vacuna que reciba la aprobación federal y verificar su seguridad antes de que esté disponible.
Durante la semana pasada el brote de coronavirus ha empeorado. El jueves se supo de la detección de más de 150.000 nuevas infecciones, según datos compilados por la Universidad Johns Hopkins.
El lunes Pfizer dijo que la vacuna contra la Covid-19 que desarrolló con la farmacéutica alemana BioNTech fue 90% efectiva en un ensayo de última etapa. Asimismo, que su análisis evaluó 94 infecciones confirmadas por Covid-19 entre los 43.538 participantes del ensayo.
También precisó que una semana después de la segunda prueba se constató una tasa de eficacia de la vacuna superior al 90%.