Los niños pueden transmitir el coronavirus que causa la COVID-19, aunque nunca hayan tenido síntomas o incluso tiempo después de que estos hayan desaparecido, según sugiere un nuevo estudio que publica este viernes la revista JAMA.
La investigación, que se realizó con 91 niños en Corea del Sur, señala además que la duración de los síntomas, en aquellos que sí los presentaban, “varió ampliamente”, desde tres días hasta casi tres semanas.
Además, hubo una diferencia considerable de los resultados en cuanto al tiempo que los niños continuaban expulsando el virus y “podrían ser potencialmente infecciosos”, indica en un comunicado el Chindren’s National Hospital de Washington, a quien la revista le pidió un comentario sobre el estudio.
Así, mientras el virus fue detectable durante un promedio de unas dos semanas y media en todo el grupo, “una proporción significativa” de niños, alrededor de una quinta parte de los asintomáticos y cerca de la mitad de los sintomáticos, seguían expulsando el virus a las tres semanas.
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El trabajo se realizó entre febrero y marzo pasados con pacientes menores de 19 años –la edad media fue de once–, a los que se siguió durante tres semanas en 22 hospitales de Corea del Sur, donde los que dan positivo en un test de la COVID-19 permanecen ingresados aunque sean asintomáticos.
El comentario que acompaña al estudio considera que este aporta algunos puntos importantes que añadir al conocimiento de base sobre la COVID-19 en niños, entre ellos el “gran número” de pacientes asintomáticos, cerca de una quinta parte del grupo.
Los datos indican que alrededor del 22% nunca desarrolló síntomas; el 20% fue inicialmente asintomático pero los desarrolló más tarde, y el 58% fue sintomático en la prueba inicial. A lo largo del estudio el grupo fue sometido a test cada tres días como media.
Otros datos relevantes son que la duración de los síntomas “varía ampliamente” y algunos pueden permanecer semanas, aunque la media fue de 13 días.
El comentario de la revista también destaca que incluso los asintomáticos “continúan excretando virus durante mucho tiempo tras la prueba inicial, lo que hace de ellos posibles vectores”.
A los niños con infecciones respiratorias de las vías altas se les detectó ARN viral durante una media 18,7 días; a aquellos con infecciones de las vías bajas durante 19,9 días y entre los asintomáticos se pudo detectar durante una media de 14,1 días.
Sin embargo, el estudio advierte de que, en este caso, la detección de ARN del virus en muestras respiratorias “no implica necesariamente la presencia de un virus viable”.
En cuanto a la gravedad de la enfermedad entre los niños con síntomas, el informe indica que un 65% fueron casos leves; 28 % moderados y un 3 % graves, aunque de estos últimos ninguno necesitó ventilación mecánica.
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Los niños presentaron una “amplia gama” de síntomas, entre ellos respiratorios (60 %); gastrointestinales (18 %), fiebre (30 %); febrícula (39 %) y pérdida del olfato o el gusto (16 %).
Los expertos que comentaron la investigación destacaron algunas limitaciones, como que solo se analizó la excreción del virus de las vías respiratorias, aunque varios estudios lo han detectado en otros fluidos corporales, incluidas las heces.
Además, se refieren al vínculo entre las pruebas y la transmisión, pues un positivo o negativo puede no reflejar necesariamente infecciosidad, ya que “algunos positivos reflejan trozos de material genético que tal vez no puedan enfermar a alguien o los negativos reflejan bajos niveles de virus que pueden seguir siendo infecciosos”.