Las nuevas medidas del gobierno de Joe Biden significan buenas noticias para los cubanos que quieren salir del país, aunque no lo son tanto para la nación cubana. Por la frontera sur ingresaron a Estados Unidos unos 260 mil cubanos solo en el año fiscal 2022, más del doble de los que llegaron por el Mariel hace cuarenta años. Y recientemente, con la reapertura de los servicios consulares norteamericanos en La Habana, regresa la cuota de las 20 mil visas anuales negociada por los dos gobiernos en 1994-1995 y suspendida por Donald Trump en el 2017.
La causa o el pretexto, fue el llamado Síndrome de La Habana, una extraña situación auricular que afectó a varios diplomáticos en la capital cubana. El síndrome nunca fue entendido ni explicado totalmente por expertos, pero en su narrativa incluyó como causa, tanto una terrible arma secreta rusa como al sonido de los grillos cuando buscan apareamiento en el verano.
El hecho es que se reabren los servicios consulares norteamericanos, y con esteroides, ya que Cuba es parte de los cuatro países beneficiados que recibirán 30 mil entradas mensuales a los Estados Unidos. Así, los cubanos contarán al menos con 90 mil visas anuales que sumadas a las 20 mil antes mencionadas, resultan en 110 mil entradas a territorio estadounidense.
¿Qué significa eso para Cuba? ¿Qué acogida tiene este desarrollo en Miami?
En Cuba, la población decrece, se urbaniza y envejece, dice un informe del IPS que establece un crecimiento negativo del 6.1 %, donde se incluyen las personas que abandonaron el país en 2021, con solo 169 salidas definitivas al exterior. Cantidad exigua comparada con otras fuentes.
El resultado en el balance poblacional cubano, que considera el creciente envejecimiento como algo primordial, sumado al posible abandono del país de 110 mil personas anuales –en gran medida jóvenes y educados en Cuba– constituye otro duro obstáculo para el desarrollo económico nacional, en los momentos de una grave crisis, creada tanto por internas como externas: por un lado la deficiente política económica cubana y por otro la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo y el recrudecimiento del embargo comercial norteamericano.
Por otra parte, en Miami, principal enclave de los cubanos en Estados Unidos existe un silencio peculiar sobre este tema. Los medios de prensa no reflejan las mismas reacciones triunfales del exilio que se han visto en el pasado, cuando ocurrieron otras llegadas masivas de cubanos como la de los balseros en 1994; ni por el cambio de política de Washington en la concesión de visados.
Se aduce que estos cubanos que están llegando son “otra cosa”, “diferentes” a nosotros y se critica que la administración de Biden haya reiniciado conversaciones con La Habana. Hay emigración legal, no hay escándalo, no existe una confrontación con el gobierno cubano, entonces no hay victoria. Esto, sin evaluar otras significaciones sociopolíticas de la nueva afluencia.
Una muy reciente petición de los senadores por la Florida Rick Scott y Marco Rubio al presidente Biden de priorizar los derechos humanos en el “nuevo diálogo” con Cuba, evidencia la existencia de dicho plan negociador.
El miércoles 18 llegaron a La Habana tres altos funcionarios norteamericanos en nombre del presidente Biden para conversaciones en La Habana: el fiscal general auxiliar adjunto del Departamento de Justicia, Bruce Swartz; el director de Asuntos de América Latina y el Caribe de la Oficina de Planes, Políticas y Estrategias del Departamento de Seguridad Nacional, Alex Alemán, y la coordinadora de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado, Karin Lang.
Se espera que los cambios sigan. No serán una continuación del “deshielo” de Barack Obama, pero sí habrá aguas más templadas.
El nombramiento del exsenador demócrata Chris Dodd como Asistente Presidencial para América Latina es una significativa señal. En el pasado Dodd se ha manifestado contra el embargo comercial. Pero en el presente a la vista, ¿qué podemos esperar de las relaciones entre los dos países?
En primer lugar, la suspensión de la Ley de Ajuste Cubano, que según el abogado José Pertierra, especialista radicado en Estados Unidos, puede ser desestimada por el presidente Biden, ya que no está sometida a “norma obligatoria”. ¿Tendrá que ver con el plazo de dos años de permanencia temporal que se concede mediante patrocinadores?
En caso de que cesara dicha Ley de Ajuste, los que hayan entrado con ella no tendrían derecho a quedarse en territorio norteamericano, y deberán regresar a Cuba. Por lo tanto, si es concordante dicha desestimación, una determinación presidencial en ese sentido deberá tomarse en los próximos meses, antes del año y un día que daría derecho a los primeros cubanos llegados por esa vía a solicitar su ajuste.
Por otra parte, en un reciente análisis efectuado por una agencia gubernamental norteamericana, se señala como una de las causas principales de la numerosa emigración cubana, las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos. Primordialmente, la permanencia de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Tal vez por esto, ambos gobiernos estarían negociando pasos respectivos. Un toma y daca muy posible sería la eliminación de Cuba de dicha lista por parte de Washington, previa liberación por parte del Gobierno cubano de los sentenciados a prisión por los sucesos del 11 de julio de 2021.
La otra, referente al embargo comercial, sería la concesión de licencias especiales a ciudadanos norteamericanos para exportar e instalar medios de producción de conjunto con las empresas particulares en la isla (Mipymes), al tiempo que facilidades de créditos a dichas empresas. Esto sería una salvedad al embargo comercial que pone parcialmente el asunto entre cubanos, a ambos lados del ancho Estrecho de la Florida.
Las palabras del viceministro cubano de relaciones exteriores Carlos Fernández de Cossío en un reciente foro académico parece referirse a lo anterior, y dijo: “Si se introducen excepciones al bloqueo, con el sueño de socavar a la Revolución, no nos vamos a oponer…. Si esto permite una mayor prosperidad de cualquier sector de la economía cubana, no le vamos a poner obstáculos. Si logra concebir excepciones que beneficien a unos y sigan castigando a otros, tampoco vamos a tratar de impedirlo. Pero comete un error mayúsculo en términos políticos en pretender impulsar al sector privado como un arma para socavar la naturaleza de la sociedad cubana”.
Seguramente, como en todas las negociaciones entre estados en conflicto, tendrán que ceder ambos en favor de un acuerdo provechoso. William Leogrande ha dicho que el momento de la negociación es ahora. Veremos si están dispuestos a ceder, y hasta dónde. Cuba espera.
Gebt die Errungenschaften Eurer wertvollen Revolution nicht auf, die ganze Welt wartet und hofft auf Euch. “Eine andere Welt ist möglich” ohne Weltgangarm USA.