Allí donde la política mantiene cerrada la puerta, la ciencia traza sus propios caminos. Aun cuando las relaciones entre Cuba y Estados Unidos no hayan regresado, ni por asomo, a los tiempos del “deshielo” que se vivió durante el gobierno de Barack Obama, los científicos de ambos países han perseverado en su voluntad de acercamiento, de intercambio, y han seguido construyendo su propia historia en común, y de manera particular en la investigación y el enfrentamiento al cáncer.
Una muestra es la cooperación sostenida durante años por el Roswell Park Comprehensive Cancer Center, de Buffalo, Nueva York, y el Centro de Inmunología Molecular de la isla. Estas instituciones han estado colaborando en la realización de ensayos clínicos de fármacos cubanos como la vacuna terapéutica CIMAVax-EGF contra el cáncer del pulmón. Además, se unieron en 2018 para crear una empresa mixta biotecnológica.
Memorando
Un nuevo capítulo de esa historia se inició este martes con la firma de un memorando de entendimiento entre el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología de Cuba, centro líder del tratamiento y la investigación de esa enfermedad en la isla, y el VCU Massey Cancer Center, de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia, una de las instituciones de su tipo más prestigiosas de la nación norteamericana.
El memorando, suscrito en La Habana por el Dr. Robert A. Winn, director del centro estadounidense, y su homólogo del instituto cubano, Dr. Luis Eduardo Martín, prevé la colaboración entre ambas entidades por espacio de cinco años en temas relacionados con la formación académica y la investigación de una de las dolencias de mayor prevalencia y letalidad en el mundo contemporáneo.
Según datos de organismos internacionales, se estima que en los últimos tiempos se han registrado unos 20 millones de nuevos casos de cáncer y 10 millones de muertes por esta enfermedad al año a nivel mundial, cifras que se espera aumenten en las próximas décadas —hasta llegar a unos 30 millones de nuevos casos para 2040—, con el consiguiente impacto en los sistemas de salud, las personas y las comunidades.
En Cuba, el estimado de nuevos casos de cáncer al año supera actualmente los 50 mil, en tanto en 2022 las muertes por tumores malignos superaron las 25 mil, según las estadísticas oficiales. Todo ello, en un contexto de una severa crisis económica, reforzada por los efectos de la pandemia de la COVID-19 y las sanciones de Washington a la isla, lo que dificulta o impide el acceso a tratamientos y medicinas.
En Estados Unidos, por su parte, aun cuando la mortalidad general por cáncer ha disminuido en las últimas décadas, la incidencia de la enfermedad sigue siendo muy elevada. Para este año, la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés) estimó cerca de 2 millones de nuevos casos y más de 600 mil fallecidos como consecuencia de una dolencia que no distingue de sexos, edades y clases sociales, pero que suele ser más difícil de enfrentar en los grupos y personas más vulnerables.
Por ello, el Dr. Winn insiste en que lucha contra el cáncer es de toda la humanidad, y va más allá de las diferencias políticas y de otro orden que puedan existir entre los países. Para él, y el centro que dirige, se trata de una batalla en el que médicos, investigadores y científicos de todo el mundo forman parte de un mismo equipo. Y en ese empeño se inscribe también el documento firmado con el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología de Cuba.
Pautas y perspectivas
Con una reconocida carrera como oncólogo, el Dr. Winn considera que el memorando ahora suscrito “es el comienzo de una colaboración que esperemos dure por mucho tiempo”. Su propósito, explicó a la prensa, “es permitir que científicos de Cuba y Estados Unidos puedan trabajar de conjunto, de manera que podamos generar nuevos conocimientos, con la esperanza de crear nuevos medicamentos y nuevas curas contra el cáncer”.
Acerca de las líneas de acción del documento, precisó que, en una primera dirección se enfoca en el desarrollo de ensayos clínicos “para involucrar tanto en Cuba como en Estados Unidos a más personas, en particular en las comunidades y barrios más humildes”, en sintonía con su defensa de la equidad e inclusión en la medicina.
Una segunda línea está dirigida al trabajo de investigación, al entendimiento de la ciencia “desde el laboratorio”. En este sentido, afirmó, “creemos que nos podemos beneficiar de lo que ustedes hacen acá, y esperamos que ustedes puedan beneficiarse de lo que estamos haciendo en Estados Unidos. Esperamos que nuestros especialistas e investigadores colaboren con los investigadores cubanos y podamos adentrarnos de conjunto en los misterios de la ciencia, particularmente en lo referido al cáncer”.
Y en tercer lugar, enfatizó, “esperamos poder intercambiar información, intercambiar conocimientos, y que un día podamos también intercambiar personal, porque todos estamos peleando la misma pelea contra el cáncer, y mientras más compartamos, más podemos beneficiarnos y ayudarnos entre todos en este esfuerzo a favor de la salud”.
Por su parte, el Dr. Martín, además de agradecer a su colega estadounidense por “su gestión y su constancia a favor de la medicina cubana”, estimó que la firma del memorando marca “un antes y un después” en las relaciones del instituto que dirige con instituciones científicas de Estados Unidos, y puede resultar muy beneficioso para la investigación y el tratamiento del cáncer en la isla.
“Tenemos varias líneas de desarrollo sobre las que nos interesa intercambiar y tenemos un plan para, inmediatamente, a partir de la firma de este memorando, empezar a llevar adelante esas prioridades. Contamos con cinco prioridades básicas, sobre todo en la investigación, en la investigación preclínica, en la investigación clínica, y también en la parte académica, en la formación de recursos humanos, tanto del personal médico, como el personal de enfermería y de tecnología”, detalló a la prensa acreditada.
“Creemos que hay potencialidades de ambos institutos que el memorando va a permitir aprovechar —dijo—. Ellos tienen una experiencia muy rica en la inserción de la oncología en niveles secundarios y terciarios, y también en el nivel comunitario. También en la parte académica, en la investigativa, y en la parte asistencial, en temas como el quirúrgico.”
“Nosotros en Cuba tenemos bien estructurado todo el programa de enfrentamiento contra el cáncer, desde la prevención, la detección, el tratamiento y la investigación, a pesar de las dificultades que son conocidas —en buena medida por causa de las propias sanciones estadounidenses—, y esperamos compartir con ellos nuestros conocimientos. Esa es la intención, la voluntad de ambas partes. Ahora vamos a ver cómo se concreta y qué nivel de aprobación puede tener a nivel oficial por parte de las autoridades de Estados Unidos, pero esperamos que todo fluya positivamente”, añadió.
Más allá de la política
A pesar de que ambos países no atraviesan el mejor momento de sus relaciones bilaterales, luego del retroceso durante la Administración Trump y la continuidad de las sanciones durante el gobierno de Biden, el Dr. Winn no cree que ello tenga que ser motivo para cruzarse de brazos y asegura que, como ya viene haciendo desde hace varios años, continuará trabajando por una relación más fluida y beneficiosa entre las dos naciones.
“Cuba y Estados Unidos nunca han vivido un buen momento de sus relaciones en mucho tiempo. La realidad es que hubo una pequeña ventana de esperanza durante la administración de Obama, pero luego esa ventana se cerró, aunque los científicos de ambos países hemos mantenido la voluntad de seguir y ampliar la colaboración en beneficio de ambos países”, comentó a una pregunta de OnCuba.
“Yo soy una persona de esperanza —dijo—, así que mantengo viva la esperanza y tengo la convicción de que lo que aprendimos en ese período tan breve durante la administración de Obama, de normalizar las relaciones, de compartir experiencias e intercambiar con los investigadores cubanos, no solo es algo bueno para Estados Unidos y para Cuba, sino también para todo el mundo. Creo eso en mi corazón y en mi alma, y continuaré trabajando para eso, no solo a través de este memorando de entendimiento, sino en lo que puede venir después, en el futuro”.
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“Es difícil, lo entiendo, hay dificultades, ¿y qué? Hay muchas cosas que son difíciles. Fue muy difícil para Cuba convertirse en un país independiente. Y fue difícil para mí, como afroamericano, hacer las cosas mejor y llegar hasta donde he llegado en la ciencia. Pero uno tiene que tener el coraje, y la creencia de que sí es posible seguir adelante, de que sí puedes hacer más. Yo tengo esa creencia y por eso estoy aquí”, apuntó el científico estadounidense.
“Esta es una pelea en la que no importa si somos de Cuba o de Estados Unidos, o si existen otras situaciones y diferencias entre los dos países —reiteró—. Aquí estamos hablando de la batalla contra el cáncer, que es una batalla de la humanidad, así que todos estamos en el mismo equipo. Estamos enfocados en cómo llevar salud a todas las personas, no importa donde vivan o cómo vivan. Esa es nuestra misión y nuestro compromiso como científicos, y es la parte más importante de esta colaboración.”
Preguntado al respecto, el Dr. Martín coincidió con su homólogo del VCU Massey Cancer Center y recordó que en 2016, ”durante el período en que mejoraron las relaciones bilaterales, estuvimos allá, visitamos los tres principales centros de cáncer de Estados Unidos, y pudimos ver cuánto se logró en poco tiempo, para poder desarrollarnos y trabajar de conjunto”.
“Profesionales nuestros fueron allá, hicieron entrenamientos, hicieron intercambios, y eso dio frutos muy positivos, sobre todo a favor de la investigación. Luego vino el cierre con Trump, como todos sabemos, pero la intención de colaborar siempre se ha mantenido, al menos por Cuba, y sabemos que por muchos colegas de Estados Unidos, como el Dr. Winn, también. Lo que hicimos entonces es algo que quisiéramos poder retomar, y esperamos que este memorando pueda ser una vía para hacerlo”, concluyó.