EEUU: Coacción sobre pacientes cierra investigación al “Síndrome de La Habana” en institutos de salud

Aunque la agencia de investigación médica más importante del país no ofreció detalles sobre los autores de la coacción, algunos pacientes apuntan directamente a la CIA.

Vista de la embajada de EEUU en La Habana. Foto: Ernesto Mastrascusa/Efe.

Ante lo que describen como “abundancia de precaución”, los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. (NIH, por sus siglas inglesas) archivaron las pesquisas sobre el llamado “síndrome de La Habana“.

La presunta enfermedad referida a partir de 2016, en la capital cubana, y luego extendida a numerosas ciudades del mundo, ha sido apoyada por una serie de espías, soldados y diplomáticos estadounidenses.

Hasta el momento y luego de varias pesquisas médicas multidisciplinares, en las que expertos cubanos no participaron, ni tuvieron acceso a los expedientes clínicos, los casos continúan sin un diagnóstico firme.

En un comunicado, los NIH anunciaron  que pondrían fin al trabajo “por abundancia de precaución” después de que una investigación interna descubriera que se había coaccionado a personas para que formaran parte de la investigación, tal como precisa un informe de la cadena CNN.

Los  NIH no ofrecieron pistas sobre quienes se pudo haber forzado la participación; no obstante, señalaron  que el consentimiento voluntario es pilar fundamental de la conducta ética de la investigación.

Algunas de las personas que declararon haber estado enfermas afirmaron que la CIA les obligó a participar en la investigación como requisito previo para obtener asistencia sanitaria.

“Querían que fuéramos una rata de laboratorio durante una semana antes de que recibiéramos tratamiento en el Walter Reed, y como mínimo, eso no es ético ni moral”, denunció Marc Polymeropoulos a CNN en mayo.

Exfuncionario de la CIA que dice haber estado enfermo, Polymeropoulos es un defensor de los afectados de lo que el gobierno estadounidense llama “incidentes sanitarios anómalos”.

En mayo, afirmó que cree que la participación en esta investigación fue “ordenada” por altos mandos de la CIA, pero la agencia de espionaje ya lo había negado en marzo pasado en un comunicado.

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Sin evidencias clínicas

Los  investigadores de los NIH pusieron bajo la lupa los cerebros de las personas que se creía íctimas del síndrome y no encontraron pruebas consistentes de lesiones. Tampoco hubo diferencias significativas entre ese grupo y un grupo de control sano.

En un segundo estudio, los científicos de los NIH realizaron una batería de pruebas a 86 empleados del gobierno estadounidense y familiares que declararon padecer el “síndrome de La Habana”, y los compararon con 30 personas que tenían trabajos similares, pero no presentaban esos síntomas.

En la mayoría de las medidas clínicas y de biomarcadores, hallaron que los dos grupos eran iguales.

En un artículo editorial publicado en la revista JAMA, el doctor David Relman, profesor de Microbiología e Inmunología en Stanford, quien trabajó en las investigaciones de pacientes presuntamente afectados, argumentó que aunque el estudio, que incluía escáneres cerebrales, parecía mostrar que “nada, o nada grave” ocurría con estos casos, llegar a esta conclusión “no sería aconsejable”.

Opinión de la CIA

En un informe provisional, la Agencia Central de Inteligencia se evalúa que es poco probable que el síndrome de La Habana se deba a una “campaña mundial sostenida” de un país extranjero.  

La enfermedad fue bautizada como síndrome de La Habana porque surgió a finales de 2016 en la capital cubana. Algunos diplomáticos estadounidenses informaron de síntomas que concordaban con un traumatismo craneal, incluidos mareos y dolores de cabeza extremos.

Desde entonces, se han registrado al menos 1500 casos entre el personal estadounidense destinado en 96 países, según informaron las autoridades el año pasado.

Durante mucho tiempo se especuló sobre un nuevo tipo de arma como causa de estas enfermedades, pero la comunidad de inteligencia estadounidense dijo el año pasado que no podía vincular ningún caso a un adversario extranjero.

Asimismo, descartó que la inexplicable enfermedad fuera el resultado de una campaña dirigida por un enemigo de Estados Unidos, detalló el despacho de CNN.

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Comunidad científica cubana, informe

En septiembre de 2021, un grupo de expertos de la Academia de Ciencias de Cuba presentó una evaluación sobre los incidentes de salud no identificados y rechazó tajantemente como “verdad establecida”, la narrativa construida por las autoridades de Estados Unidos.

En conferencia de prensa, el doctor Mitchell Valdés-Sosa, director general del Centro de Neurociencias de Cuba, dijo que las pesquisas examinaron todo el material expuesto en torno al tema por la parte estadounidense.

Los datos fueron sometidos a la evaluación de peritos cubanos en  audiología, neurología, neurofisiología, neuroimágenes, epidemiología, medicina interna, psiquiatría y psicología.

Asimismo, fueron consultaron además expertos en telecomunicaciones, bioingeniería, biología, biofísica y física.

“Incluye un análisis detallado, en consulta estrecha con expertos internacionales sobre la afirmación hecha por las Academias de Ciencias de EE.UU. de que ‘microondas’ causaron problemas de salud”, señaló  entonces Valdés-Sosa, un científico de reconocido crédito internacional  que desde los años 60 está involucrado en las neurociencias.

Deriva política del Síndrome 

En septiembre de 2017, la administración Trump abrió una crisis diplomática de gran envergadura al ordenar el retiro de más de la mitad de sus diplomáticos no esenciales de Cuba, así como a sus familiares, pretextando ataques sónicos contra tales empleados. Igualmente, aconsejó a sus ciudadanos no viajar a la isla.

Pocos días después, expulsó a 15 diplomáticos cubanos de Estados Unidos, para “igualar la capacidad de funcionamiento de las sedes diplomáticas en las respectivas capitales”, según el Departamento de Estado.

Las secuelas de la crisis abierta por Trump sobreviven al gobierno republicano. La sucesora administración Biden demoró casi cuatro años en restablecer progresivamente los servicios consulares en La Habana, pero de manera restringida.

Ofrece solo servicios limitados de visas de no inmigrante y tramita todas las categorías de visado de inmigrante. Los servicios de rutina de visas de No Inmigrante B1/B2 se mantienen suspendidos.

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Para ello, miles de cubanos en la isla  que tienen familiares, amigos o intereses en Estados Unidos están obligados a viajar, sin garantías de éxito, a Georgetown, capital de Guyana, y ser procesados allí por la embajada estadounidense para una visa B1/B2.

Respecto a este nuevo reporte, Miguel Díaz-Canel escribió desde X que “Ya no soporta estudios el falso síndrome de La Habana, pero los medios olvidan mencionar que fue el vil pretexto para incluir a Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo y reforzar el bloqueo genocida con más de 240 medidas”.

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