Semanas atrás funcionarios de la Administración Biden adelantaron que su gobierno planeaba anunciar nuevas regulaciones para Cuba, dirigidas esta vez a apoyar al emergente sector privado de la isla.
Pero este anuncio ha tenido no pocos detractores, muchos de ellos en las filas republicanas. Tal es el caso del representante por la Florida Mario Díaz-Balart, uno de los más férreos opositores a cualquier flexibilización de la política de mano dura hacia Cuba.
Según ha trascendido, entre las medidas manejadas por Biden estaba que empresarios privados cubanos puedan abrir cuentas bancarias en Estados Unidos. También que los bancos estadounidenses autoricen transacciones en dólares originadas en terceros países que involucren a ciudadanos cubanos, lo que, de hecho, supone un regreso a las llamadas transacciones U-Turn.
De finalmente implementarse, estas regulaciones resultarían un espaldarazo al crecimiento de los negocios privados en Cuba en medio de la profunda crisis económica que sufre la isla.
Además, estarían en sintonía con quienes, de un lado y otro del estrecho de la Florida, abogan por un mayor intercambio bilateral y por una traducción más efectiva en la práctica del discurso de Washington acerca de apoyar más al sector privado y a la población cubana.
Según estadísticas oficiales, hasta la fecha han sido aprobadas cerca de 9 mil mipymes privadas, las que dan empleo a unos 260 mil trabajadores. Asimismo, estas pequeñas empresas se han convertido en importantes importadoras de alimentos y artículos de primera necesidad en medio de una coyuntura critica para el país.
Casi 9 mil mipymes privadas dan trabajo a unas 260 mil personas
Según la Administración Biden, apoyar a las empresas privadas de la isla resulta clave para ayudar a los cubanos a independizarse del Estado, fortalecer la sociedad civil y contener la emigración.
“La política estadounidense de larga data apoya a los empresarios cubanos y el crecimiento y la independencia del sector privado cubano para maximizar los beneficios para el pueblo cubano y minimizar los beneficios para el Gobierno cubano“, dijo un portavoz del Departamento de Estado citado por El Nuevo Herald.
El propio vocero reconoció que su Gobierno ha visto “señales alentadoras de que el Gobierno cubano está abriendo más espacio para el sector privado”, y dijo pensar que “su crecimiento continuo brinda una ventana de oportunidad para presentar al pueblo cubano un modelo social diferente, impulsado por la economía de mercado en lugar del control gubernamental”.
Sin embargo, esa postura y los cambios que podrían derivarse de ella enfrentan la oposición de Díaz-Balart, quien ha dicho tanto en público como en reuniones oficiales que está en contra de dar cualquier ayuda al Gobierno de Cuba, apunta el Herald.
El diario cita a un ayudante del congresista, según el cual el representante republicano “se opone a canalizar fondos hacia Cuba”.
El asistente, comenta la publicación, “no llegó a decir que la oposición de Díaz-Balart podría ser la razón por la que las regulaciones cubanas aún no se han anunciado”. “No es una línea directa, pero probablemente se pregunten qué haría”, dijo en referencia a los funcionarios del Gobierno de Biden.
En opinión de Díaz-Balart, “la afirmación de la Administración Biden de que relajar las sanciones apoyará a la ‘empresa privada’ y ‘empresarios independientes dentro de la Cuba comunista y totalitaria es completamente falsa”.
El congresista ha apuntado a China como ejemplo. “Les permitimos entrar en la Organización Mundial del Comercio y eso llevó a China a volverse más poderosa y más capaz de reprimir la disidencia. No existe un sector privado genuino en una sociedad cerrada”, consideró.
John Kavulich sobre el encuentro de empresarios en Miami: mantener los dedos cruzados
Pero no todos en la Florida y Estados Unidos comparten su criterio. A fines de septiembre la ciudad de Miami fue escenario de un inédito encuentro entre empresarios privados de Cuba con colegas, expertos legales y representantes gubernamentales estadounidenses.
En ese encuentro se exploraron nuevas oportunidades de negocios, se explicaron las posibilidades y mecanismos legales vigentes para la concreción de dichos negocios y se dialogó sobre posibles cambios en las regulaciones actuales que faciliten el intercambio comercial y abran nuevas oportunidades a los emprendedores cubanos en Estados Unidos.
No obstante, un mes después estos cambios siguen sin materializarse y, al menos por el momento, el escenario de las relaciones bilaterales sigue siendo el mismo mientras políticos como Díaz-Balart no pierden oportunidad de mostrar su oposición a cualquier paso en este sentido.