John Kavulich es un viejo conocedor de Cuba. Lleva años al tanto de la realidad cubana, en particular de su escenario económico y sus fluctuantes y limitadas relaciones con Estados Unidos.
Apoyado en esta experiencia, preside el Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, entidad que se define a sí misma como una fuente de registro de la comunidad empresarial estadounidense para la información comercial no partidista y la información económica relacionada con la isla.
Con este aval, es citado y referenciado lo mismo por empresas y medios de comunicación que por autoridades e instituciones académicas.
Además, ha explorado en primera persona el entramado económico cubano y ha buscado establecer lazos con su sector privado. En mayo de 2022 fue noticia que la Administración Biden había autorizado una inversión suya en un negocio privado en Cuba —la primera en seis décadas desde Estados Unidos en la isla—, que, sin embargo, no termina de fructificar.
Sobre la inversión Kavulich ha preferido no dar muchos detalles, a la espera de que pueda hacerse realidad, pero según trascendió entonces, la inversión es “de hasta 25 mil dólares”, y el negocio al que beneficiaría no está relacionado con el Gobierno de Cuba y tiene más de 5 años de crecimiento en el sector de los servicios.
EEUU autoriza por primera vez en seis décadas una inversión en negocio privado de Cuba
El empresario y analista estadounidense fue uno de los participantes en un evento que muchos han catalogado de “histórico”: un encuentro, nada menos que en Miami, de empresarios privados de la isla con empresarios, expertos legales y autoridades de Estados Unidos (muchos de ellos, nacidos o con raíces en Cuba).
El evento, con presencia de unos 70 emprendedores de Cuba, acogió paneles, charlas, presentaciones empresariales y visitas a oficinas e instalaciones de compañías estadounidenses en el sur de la Florida.
Acerca de lo sucedido y sus significados, Kavulich compartió sus apreciaciones con OnCuba.
¿Cuál su valoración sobre el encuentro celebrado en Miami?
No solo es un evento histórico sino increíblemente significativo. Es importante, en primer lugar, porque el tema abordado es operacional y práctico, no inspiracional y aspiracional.
No es hablar de lo que nos gustaría, o de lo que queremos que suceda; no se ha estado hablando de ponerle fin al bloqueo/embargo en abstracto, sino de las regulaciones reales de Estados Unidos. Y también de las de Cuba. Y qué podemos hacer en la práctica con ellas. Esto es lo que hacemos y lo que tenemos.
Me parece una gran señal que hayan venido a Miami tantos representantes de las pymes cubanas. Es una señal de que esos empresarios privados no tienen miedo, y eso es importante. Y también de que están interesados en encontrar soluciones para salir adelante. Su mensaje es: “Tenemos un negocio y queremos hacerlo mejor y más grande“.
¿Cómo podría ayudarlos este encuentro en ese sentido?
Ellos están buscando las herramientas y las alianzas necesarias para ese crecimiento, de manera que esta conferencia los ayuda a proveerlos de esas herramientas, y puede abrirles puertas para nuevas alianzas empresariales. Aunque también son necesarios otros cambios.
Esperamos que la Administración Biden-Harris anuncie más cambios dirigidos al sector privado de Cuba. Pero también necesitamos que el Gobierno cubano tome nuevas medidas y establezca regulaciones que permitan inversiones y finanzas en los negocios privados.
Como es conocido, tuve la primera licencia del Gobierno de Estados Unidos en mayo del año pasado. ¡Y aún estamos esperando! El dinero está aún en la cuenta y no puede llegar a Cuba porque no hay regulaciones para ello.
¿Qué otros obstáculos habría que sortear para que el acercamiento que promueve este encuentro sea más viable?
En el escenario de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos hay muchos obstáculos. Es como un evento olímpico con obstáculos.
Antes la gente quería hacer menos, de manera que los obstáculos no parecían tan grandes; pero ahora quiere hacer más, de manera que los obstáculos son más desafiantes porque están colocados en objetivos específicos y transacciones específicas. No es solo un asunto de política sino de cuestiones prácticas, de cómo uno puede hacer esto o aquello; por ejemplo, mover dinero.
La Administración Obama permitió que los bancos de Estados Unidos tuvieran cuentas en Cuba, pero no que los bancos cubanos las tuvieran en bancos estadounidenses. Lo que es frustrante para todo el mundo aquí es que si queremos mandar dinero a Cuba desde Estados Unidos —dinero comercial, me refiero—, tres bancos tendrían que obtener una comisión: mi banco, el banco de un tercer país y el banco del destinatario. ¿Esto cómo podría tener sentido?
Es una de los temas frustrantes para la comunidad empresarial que hace negocios con Cuba con la Administración Biden: la política bancaria. Dirán: “Bueno, los bancos no lo van a hacer por la lista de países terroristas, porque tienen miedo… Tal vez, pero esa es su decisión. Son instituciones prácticas. Ojalá alguien pregunte al Departamento de Estado: “¿Qué hay con esto?”, y esa situación se pueda cambiar.
Es bueno que Cuba pueda tener cuentas bancarias en Estados Unidos, es bueno que Biden permita hacer más, pero a menos que se pueda mover el dinero de manera eficiente, tampoco se va a lograr mucho. Todo el mundo aquí tiene una parte silente, un banco en otro país. Pero no quiero una parte silente, y ellos tampoco. Queremos una vía más directa.
Así que, retomando el punto inicial: este evento es importante porque es grande, con gente de Cuba, con empresarios y autoridades de Estados Unidos, y no ha sido un evento teórico sino acerca de qué podemos hacer y cómo lo hacemos.
De los cambios necesarios, ¿cuáles le parecen más urgentes en el corto plazo?
El año próximo será el treinta aniversario del Consejo. Treinta años ya. He visto muchos cambios en todo este tiempo, pero ahora mismo sería feliz con dos. Uno: que Cuba establezca regulaciones que permitan inversiones y financiamientos a las pymes. Dos: que la Administración Biden cambie la política bancaria. Entonces, incluso con la lista terrorista, incluso con todas las demás restricciones, se abriría un tremendo escenario.
De manera que no estoy feliz con lo que tenemos en estos momentos, pero si logramos ambas cosas, que son simétricas: una de Estados Unidos, otra de Cuba, las posibilidades serían muy diferentes. Y en el próximo encuentro como este que se haga, en lugar de 70, habrá 300 pymes de Cuba, y más empresarios estadounidenses también. De manera que hay que mantener los dedos cruzados.