Cinco hoteles y empresas de Cuba fueron agregados este miércoles a la lista de entidades y subentidades prohibidas por el gobierno de Estados Unidos para los ciudadanos de su país.
La empresa aérea Aerogaviota, los hoteles Santa Isabel, en La Habana, El Caney Varadero y Meliá Marina Varadero Apartamentos, así como el centro de buceo Marina Gaviota, también en Varadero, son las nuevas adiciones al listado original, publicado el 8 de noviembre de 2017 como parte de las medidas del gobierno de Donald Trump para limitar los negocios y los viajes de los estadounidenses a Cuba.
El Registro Federal publicó el anuncio de la actualización, la tercera en los últimos meses, luego de la veintena agregada en noviembre de 2018 y las otras cinco entidades incluidas en marzo de este año. En la actualidad son más de 200 las empresas, hoteles y otras instalaciones cubanas vetadas por el Departamento de Estado.
Las adiciones son efectivas desde este propio miércoles.
Washington prohibe a los ciudadanos estadounidenses realizar transacciones financieras directas relacionadas con las empresas incluidas en el listado, el cual ha sido calificado por el gobierno cubano como “arbitrario”. En el mismo se incluyen entidades vinculadas directa o indirectamente a las fuerzas armadas y de inteligencia cubanas.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, ya había anunciado el incremento de la lista negra, en el discurso que pronunciara en Miami el pasado 17 de abril. Entonces también adelantó otras medidas contra la Isla, entre ellas más restricciones a los viajes de los estadounidenses a Cuba y límites al envío de remesas.
Ese propio día, el secretario de Estado, Mike Pompeo, confirmó que a partir del 2 de mayo la administración Trump permitirá la aplicación plena del Título III de la Ley Helms-Burton, una normativa extraterritorial que permitiría demandas contra compañías cubanas o extranjeras que negocien con propiedades nacionalizadas a estadounidenses luego del triunfo de la Revolución Cubana.
Las más recientes medidas de la administración Trump –que han sido criticadas incluso por aliados de EE.UU. como la Unión Europea y Canadá– buscan golpear la economía de Cuba, bajo el supuesto de que La Habana apoya militarmente al gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro, y revierten en muchos aspectos el acercamiento hacia la Isla promovido por Barack Obama.