Al compás del son, los boleros o la música de salsa que acompañan las noches cubanas, Dago y Alex comenzaron hace unos años haciendo mojitos y daiquirís como cualquier otro cantinero de Cuba. Ahora ya no quieren sólo eso.
Apasionados por la coctelería y conocedores de las carencias de la isla, estos dos jóvenes cubanos desarrollan un proyecto para preparar tragos a partir de plantas nativas de la isla y las Antillas e incluso crear un emprendimiento comercial que distribuya siropes a partir de ellas.
Malva de caballo, Orozuz de la tierra, Flor de Majagua o Abrecaminos -una especie asociada con rituales de la santería- son algunos de los ingredientes que Manuel Alejandro Valdés y Dagoberto Jesús Morejón, ambos de 26 años, están usando para sus recetas.
“Esto para mí es una pasión, el mejor trabajo del mundo. No me veo haciendo nada que no tenga que ver con la coctelería y más desde que descubrí la botánica”, dijo Valdés, un antiguo estudiante de ingeniería, a The Associated Press.
De momento nadie más hace algo parecido en Cuba, pese a que la isla cuenta con uno de los más importantes endemismos del Caribe y los profesionales de la cantina se encuentran continuamente desabastecidos de siropes o licores debido a las carencias materiales de la nación caribeña.
Junto con especialistas de la Asociación Botánica de Cuba, desde que comenzaron a investigar y lanzaron el proyecto hace un año con el auspicio también de Asociación de Cantineros de la isla, identificaron unas 50 plantas con potencial para ser usados en sus tragos.
“Trabajamos con un mercado virgen”, expresó entusiasmado Valdés, para quien “Cuba necesita mucho de estos productos por la escasez” de insumos para los bares y los “paladares”, como se denomina en la isla a los restaurantes privados que emergieron como hongos tras una apertura económica iniciada hace una década.
Además, indicó Valdés, ahora comenzarán a investigar las posibilidades de las algas, todo un mundo por descubrir en la isla.
Valdés y Morejón -quien era estudiante de Derecho- se conocieron tomando un curso de coctelería y su unión se denominó inicialmente TB Cocktails -por twins (gemelos en inglés) y bartenders (cantineros)-, pero al encontrar el fabuloso mundo vegetal que los rodea, la T se convirtió en Trees (árboles en inglés).
Por ahora la creación de dos tragos llamados “Exotic Island” y “Autóctono” les ganó reconocimiento y premios en concursos internacionales.
“Le hicimos ver a muchos jueces que sí tenemos una flora cubana atractiva y que puede competir”, explicó emocionado a AP Morejón, quien junto a su colega Valdés tuvo que salir a defender la inocuidad de sus recetas -que éstas no fueran venenosas para el consumo humano- y estudiar las potencialidades de sus plantas: si eran digestivas, aperitivas y hasta afrodisíacas.
“Exotic Island” es una mezcla de sirope de flor de majagua (Hibiscus elatus), perfume de abre caminos (Koanophyllon villosum), Beefeater 24, jugos de limón y naranja con claras de huevo. “Autóctono” se prepara a partir de oreganito (Lippia micromera), sirope de cerezas del país (Malpighia glabra), limón y Havana Club edición A.
Al comienzo las plantaron en macetas y canteros en sus casas o las recogieron de los alrededores.
“La mayoría de las plantas que estamos usando se dan de forma silvestre. No tienen un valor comercial y lo que queremos es que lo tengan”, indicó Morejón.
Finalmente acudieron por el auxilio de Wilder Altamira, un productor agrícola de 45 años usufructuario de nueve hectáreas en las afueras de La Habana, para poder cultivar allí las especies que necesitan.
Llegar a la finca Río de Oro de Altamira no es fácil. Hay que rodear la ciudad y emprender un camino de uno o dos kilómetros para alcanzar este lugar lleno de enormes árboles maderables tropicales, frutales y platanales que maduran bajo un tórrido sol.
“Me parece algo novedoso que tiene características singulares”, manifestó Altamira a la AP mientras mostraba parcelas y cultivos. “Ellos lo que quieren potenciar es las plantas nuestras, es un proyecto muy bonito. Y si podemos ayudar ¡tenemos aquí la tierra!”.
La iniciativa de Valdés y Morejón llega en un momento en que las autoridades anunciaron una pronta y nueva apertura para la creación de pequeñas y medianas empresas, hasta ahora prohibidas en Cuba aunque toleradas debido a las necesidades del país de generar empleos, bienes y servicios.
Ambos cantineros indicaron que su idea entonces no sólo es la de preparar los tragos y estandarizar sus recetas, sino iniciar una industria que nutra de infusiones, siropes o preparados a partir de estas plantas para surtir a sus colegas. Además, esperan que en los próximos meses, tras enfrentar la pandemia del nuevo coronavirus que prácticamente paralizó al mundo debido a los contagios de COVID-19, la economía del país se reactive.
Valdés y Morejón parecen ir en la dirección contraria a la de miles de jóvenes profesionales cubanos que están emigrando en busca de una mejora económica para sus familias. No hay cifras disponibles de la edad y las salidas, pero en casi cada hogar hay alguien dispuesto a partir.
“Cuba en el momento en que estamos es una mina, hay mucho qué hacer para que llegue este país a una prosperidad como la que todos soñamos y si no lo hacemos nosotros, quién lo hará”, se preguntó Morejón. “Estamos trabajando con la tierra, de donde sale nuestro proyecto, en otro país seríamos dos bartenders más”.