Danny se llama, es huracán con categoría 1 en la escala Saffir-Simpson y está lejos aún. Pero las predicciones indican que va a acercársenos, y por primera vez en mi vida me sorprendo deseando que el ciclón siga directo su rumbo hacia el Oeste y se le encare a la isla de Cuba. El doctor José Rubiera dice que todavía demorará pero muchos solo pensamos en que con una semana de aguaceros resolveríamos bastante.
Si se pudiera elegir el tipo de tormenta preferiría una que trajera mucha agua y poco viento, porque me pongo en la piel de quienes tienen un techo frágil y entiendo su temor. Alguna vez yo tuve un techo que no hubiera aguantado la menor ventolera y las imágenes de Pinar del Río, Isla de la Juventud o Santiago de Cuba, devastadas, están muy frescas aún. Pero el panorama es desolador también con las presas secas en todo el país.
Como ahora en Ciego de Ávila, donde los embalses apenas acumulan el 11 por ciento de su capacidad y el manto freático, principal fuente de abasto de agua potable aquí, muestra niveles críticos. Las medidas de contingencia adoptadas ya afectan el bombeo para las zonas residenciales, sobre todo en la capital provincial, a las que se les ha reducido la entrega a una vez por semana.
Además de las nefastas incidencias sobre la agricultura (todavía no se calculan los daños, aunque es de esperar un desabastecimiento de viandas y hortalizas en los próximos meses) y por ende sobre la economía, la falta de agua modifica la rutina de las personas. Bañarse, con medio cubo, descargar el baño después de usarlo dos o tres veces, acumular la loza para fregar; el día que “toca” agua no se puede ir a trabajar y es el momento de lavar, limpiar, regar las plantas, ducharse a conciencia, guardar para después.
Pero también impacta en el carácter de la gente, malhumorada e irritable, que se pone impaciente porque el vecino no termina de llenar sus envases “y no se sabe hasta qué hora va a caer”. Mientras algunos asumen una postura hipercrítica, al punto de proferir regaños a quienes utilizan un poco de agua para no dejar morir sus plantas ornamentales, otros parecen no hacer caso de las prohibiciones emitidas por la Comisión Provincial de Enfrentamiento a la Sequía y continúan lavando carros y llenando sus piscinas para alquilarlas a 20.00 CUC por día.
La “cosa” está fea
Al cierre de julio, el 63 por ciento del territorio nacional presentaba déficits en los acumulados de lluvia, situación que motivó una nota informativa del Estado Mayor de la Defensa Civil, fechada el pasado 17 de agosto, exhortando a los gobiernos provinciales a extremar el ahorro y adoptar medidas para minimizar los efectos de la sequía. No es para menos, el actual es el período seco más intenso y prolongado de los últimos 115 años.
Reportes publicados por la prensa cubana dan cuenta de los impactos económicos en todo el país. En Pinar del Río, el canal magistral que abastece a la Empresa Agroindustrial de Granos Los Palacios está seco. Esto impidió que se sembrara allí en el trimestre abril-junio y que las pocas hectáreas cultivadas se destinen a la obtención de semillas para la campaña de 2016, si es que el agua regresa a la tierra. También el plan arrocero de Sancti Spíritus se paralizó.
La Empresa de Cultivos Varios La Cuba, en Ciego de Ávila, la que más plátanos acopia en la Isla y que fomenta un ambicioso programa de producción de frijoles, detuvo el bombeo de sus 134 unidades que riegan por gravedad, incluidas las cooperativas aledañas. Asimismo, se contabilizan atrasos en la siembra de caña por la falta de humedad de los suelos. En esta central provincia se acarrea agua en pipas a unas 20 000 cabezas de ganado vacuno, pues siete de sus 15 sectores hidrogeológicos están en alarma y dos en alerta, esto quiere decir que actualmente se está consumiendo la reserva estática de las fuentes subterráneas.
En Las Tunas, territorio más afectado por la escasez de lluvias, el acopio de leche disminuyó en más de un millón 300 000 litros, en relación con el año anterior, según la prensa local a inicios de agosto. Allí, en lo que va de año, se registran poco más de 8000 reses muertas, en su mayoría de desnutrición por falta de alimentos y agua, en tanto 12 695 animales presentan un estado físico flaco o depauperado.
El ciclo de abasto de agua potable en Santiago de Cuba, de acuerdo con la Televisión Cubana, está en el orden de los siete a 15 días, las pérdidas en la agricultura se contabilizan en toneladas (aunque no se especifica el número) y más de 80 000 vacunos son mantenidos con carros cisternas, informó el periódico santiaguero.
En junio pasado, Alejandro Rodríguez Rodríguez, funcionario del Ministerio de la Agricultura, cuantificó en 75 772 hectáreas cultivables la afectación por la falta de lluvias y riego en todo el país, además de unas 300 000 cabezas de ganado que reciben el líquido mediante pipas.
Sin embargo, el directivo aportó un dato más interesante, si de uso racional hablamos: el 60 por ciento del agua destinada al regadío solo cubre el siete por ciento de lo plantado. Estas ineficiencias, unidas a las pérdidas por roturas en las conductoras y salideros en las redes hidrosanitarias constituyen el talón de Aquiles del ahorro al que han llamado las autoridades de la Defensa Civil.
En este sentido, la presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Inés María Chapman, dijo durante una visita a Ciego de Ávila que además de la falta de precipitaciones, las principales causas de la situación que hoy enfrenta el país es el sobreconsumo motivado por las indisciplinas y el mal estado de las redes, así como la intrusión salina que, sobre todo en el sur avileño, ha avanzado notablemente y resulta un daño irreparable.
A propósito de la visita de la funcionaria al territorio central, se autorizó niveles de insumos fuera del plan para la erradicación de salideros, calculados en 170 en la ciudad cabecera por los especialistas de la Empresa Provincial de Acueducto y Alcantarillado, pero que a ciencia cierta son impredecibles, pues la red hidráulica avileña ya tiene casi un siglo de explotación y, salvo en la zona sur de la capital provincial, no se han acometido inversiones de gran alcance, a pesar de contar en el territorio con una fábrica de tubos de polietileno de alta densidad.
Los chubascos aislados y las tormentas locales que en las tardes ocurren mantienen verde el entorno y engañan a los distraídos y negligentes, impidiéndoles ver la real magnitud del problema. Nadie puede enumerar, con certeza, la cantidad de plantas de fregado de autos, piscinas particulares y regadíos ilegales que existen, y por tanto controlarlos. Se desconoce, también, cómo usa la gente el agua dentro de sus casas, en las entidades estatales, los clientes de los polos turísticos. La efectividad del ahorro queda en manos de la conciencia individual y colectiva, y tampoco hay cómo medir ese indicador.
De momento, mi vecino Ángel Luis se ha ido hasta Ceballos a comprar otro tanque. Ya en su casa hay uno de 800 litros de capacidad, pero ellos son cuatro y apenas logran llegar al próximo día de abasto. “Lo primero que hice cuando me mudé fue garantizar el agua del apartamento, compré una turbina, un tanque y la instalación hidráulica, porque sin agua no se puede vivir”, dice.
La situación es tensa no solo en Cuba, sino en toda la cuenca del Caribe. Esta es la peor sequía en cinco años para la región. Especialistas y meteorólogos han afirmado, por su parte, que la actual será una temporada ciclónica poco activa, porque está presente el Evento ENOS que inhibe la formación de depresiones tropicales. Las probabilidades, entonces, disminuyen. Por eso aunque parezca desatinado y poco consecuente, deseo que Danny enfile por el Mar Caribe para arriba, se acerque a la Cuba y se detenga a mirar el paisaje. Que traiga lluvia, mucha lluvia, aunque se caigan unas cuantas matas de plátano.
Ya una vez, en 2004, la “fuerza de pensamiento” de los cubanos empujó al monstruoso huracán Iván y lo obligó a bordear la costa por el sur, sin tocar tierra. Eso me creo yo, que en aquel septiembre solo alcanzaba a murmurar “que se vaya, que se vaya”. Una década después el susurro es otro. “Aviso: se busca un ciclón”.
ya esto lo ultimo, alguien pidiendo q pase un ciclon por cuba, deberian mandar a prision a esta periodista, si pasa por cuba NO SE RESOLVERA EL PROBLEMA DEL AGUA, ni siquiera se aliviara, donde usted tiene la cabeza. Lo unico q pudiera traer serian apagones y destruccion, si el epicentro pasa por la habana, usted, periodista, se arrepentira de sus palabras, es increible leer estas cosas… se nota que la señora periodista no vivio en los palacios o en algun poblado q desaparecio del mapa por un huracan, si piensa q los problemas del agua se resolveran asi esta muy mal, mejor escriba un articulo sobre los sistemas de acueductos y alcantarillados, casi el 60 porciento del agua q pasa por ahi se desperdicia
Todos los extrremos son malos.
Los eventos meteorológicos extremos ocurren cuando las condiciones son propicias para ello, y la afectación de uno de ellos con intensidad severa siempre trae afectaciones a las personas que tengan viviendas con condiciones no adecuadas para resistirlos.