La economía cubana experimentó una disminución en la importación de algunos alimentos durante el pasado año, con claros efectos sobre la situación alimentaria de la población y ante la imposibilidad de satisfacer la demanda con la producción nacional.
Según un análisis del economista Pedro Monreal a través de su perfil en Twitter, los datos de comercio exterior recién publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei) ilustran la “gravedad de la inseguridad alimentaria” a partir de una caída en la compra externa de algunos productos como la carne de ave, el maíz y la leche en polvo, entre otros.
1/5 Datos oficiales recién publicados del comercio exterior confirman la gravedad de la inseguridad alimentaria de Cuba, con trayectorias disímiles en las toneladas de los principales alimentos importados, pero que en todos los casos son muy preocupantes pic.twitter.com/FTbiF6H4NL
— Pedro Monreal (@pmmonreal) August 14, 2023
En cuanto a la adquisición de pollo, fundamentalmente en el mercado estadounidense, que el pasado año disminuyó bastante con respecto al pico experimentado en 2020, Monreal señala que los montos actuales son insuficientes para tratar de “compensar la crisis porcina y la evaporación de la producción nacional de carne de aves”.
La caída más notable se ha experimentado en la compra de maíz, que entre otros usos sirve para la alimentación animal.
Arroz, leche en polvo y el trigo
Monreal evalúa la contracción como referente del gran escollo que enfrenta la economía cubana para “levantar” la producción nacional de cárnicos en el corto y mediano plazos.
Producción agrícola en Cuba en tiempos de crisis económica e inflación
Además, hace referencia a la estabilidad mantenida en las importaciones de arroz, mayoritariamente desde Vietnam, pero considera que “en el marco de la reducción de la producción nacional eso significa una reducción en la oferta total del producto y su efecto en un mayor precio.”
En cuanto a la adquisición de leche en polvo y el trigo sin moler, los datos expuestos arrojan una reducción apreciable a partir de la pandemia, sobre todo en el caso del trigo, pues durante el pasado año se registró la cifra más baja de importación desde 1998, fecha referente de la serie estadística publicada.
La crisis se profundiza. El caos y el desorden crecen. La desesperación se acentúa, toda vez perdida las esperanzas. Vivimos un momento peor que el terminal, pues nuestra “enfermedad” ni cede ni mata. Dios y la Virgen se apiaden de Cuba.