De La Habana a New Jersey: la travesía de un raro tiburón

En la costa norte de Cuba, Cojímar permanece apacible en medio de las refrescantes temperaturas de un febrero particularmente frío. Conocido por haber sido el lugar donde fue capturado un enorme tiburón blanco en 1945, el pueblo de pescadores que inspiró El viejo y el mar, de Hemingway, está a punto de ser noticia nuevamente gracias a un tiburón de grandes dimensiones.

Transcurre el último día de una expedición que ha reunido a científicos cubanos y estadounidenses, por primera vez bajo la mirada atenta de las cámaras de la serie Shark, de Discovery Channel.  La suerte y la experticia se han conjungado, y un tiburón de la especie mako, macho de aleta larga, con unos 8 pies de longuitud, es etiquetado con un tag satelital PAT (pop-up archive tag), precisamente a 18 millas al este de Cojímar. Es la segunda vez en el mundo que científicos de los Laboratorios MOTE logran la hazaña, esta vez mano a mano con investigadores cubanos. Ahora solo queda celebrar el logro y esperar.

Han pasado exactamente 150 días desde aquella última y alentadora jornada, es 15 de julio de 2015. En Cuba y Estados Unidos, los investigadores de los Laboratorios MOTE, el Environmental Defense Fund, el Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros, y de otras instituciones involucrados en la expedición están por recibir la noticia esperada. ¡Exactamente según lo planificado!, salió a flote el tag satelital colocado en el mako, comenta el Dr. Robert Hueter, director del Centro para la investigación sobre tiburones de MOTE.

“La ubicación al emerger era a unas 125 millas al este de la desembocadura de la Bahía de Chesapeake, en aguas de Estados Unidos sobre el talud continental”, precisa el científico, que esperó durante casi cinco años para ver hecho realidad su sueño de colocar tags satelitales a tiburones cubanos.

Los datos transmitidos durante tres semanas después, mostraron que el tiburón salió de la costa norte de Cuba, giró en bucle hasta el extremo este del Golfo de México para luego tomar  izquierda  en el Golfo, pasar por las Bahamas y terminar frente a la costa estadounidense del Atlántico medio, cerca de las costas de New Jersey.

“Esto es muy interesante para nosotros, dice Hueter, porque el único otro mako que ha sido etiquetado satelitalmente por los científicos también nadó hasta ese lugar a mediados de julio. Ese fue también un macho adulto sobre el mismo tamaño que el tiburón cubano. Así que parece que hay algo en esa zona que está atrayendo a machos maduros en el verano”.

Aunque el mako se llevó la atención mediática, otros tags satelitales fueron colocados durante la expedición, esta vez al sur de Cuba. En las aguas del área protegida Jardines de la Reina, donde los investigadores lograron además realizar experimentos en los arrecifes de coral, el equipo consiguió colocar dispositivos en tres tiburones seda. Ni ganchos, ni redes, ni cuerdas o lanzas fueron utilizados. El buzo cubano Noel Lopez Fernandez aplicó su propia version del método inmovilidad tónica. Fernández presiona suavemente en cada aleta del tiburón mientras nada libremente hasta que está relajado, entonces lo mece en sus brazos. Los expertos han bautizado la técnica como “fin and tonic” y recomiendan mejor no intentarlo por nosotros mismos.

Los datos recibidos por los tags satelitales colocados en dos de los tiburones seda, (el otro tag es de transmisión en tiempo real)  también muestran la valía de la perseverancia de los científicos.

La información evidencia que, contrario a lo que se pensaba, los tiburones seda no sólo se limitan a los arrecifes en Cuba, sino que pasan mucho tiempo en aguas profundas, tal vez en otras jurisdicciones nacionales. Un mes después de colocados, los dispositivos mostraron que ambos tiburones pasaron tiempo en buceo de aproximadamente 2 000 pies.

Longfin_mako_Cuba_track

En el hallazgo de los viajes “multinacionales” descansa, probablemente, uno de los resultados más importantes de la expedición. “El hecho de que estos tiburones vayan y vuelvan en aguas de múltiples naciones –resume el Dr Hueter– evidencia la importancia de coordinar la sustentabilidad de nuestros recursos pesqueros y los esfuerzos de conservación a escala multilateral y global. Evidentemente, resulta  importante para Cuba y los Estados Unidos trabajar de manera conjunta con vistas a proteger sus recursos marinos vulnerables, como estas raras especies de tiburones en peligro de extinción”, resume.

Según datos de los Laboratorios Marinos MOTE, el Golfo de México y el Caribe, con Cuba como epicentro, atesoran el 20 por ciento de la biodiversidad de tiburones en el mundo. En los últimos 40 años la especie ha descendido en una manera que los expertos califican como “dramática”. Contrario a lo que pudieran pensar quienes tienen en sus mentes las aterradoras imágenes de Tiburón, la famosa película de Spielberg, esta no es una buena noticia. Los tiburones son esenciales para el balance de la vida marina y el aumento de su población impactaría positivamente en la pesca en la región.

Los políticos de ambas orillas del Estrecho de la Florida parecen compartir la visión de los científicos en cuanto a la necesidad de proteger los recursos marinos. En el largo camino de negociaciones que llevó al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos el tema ha sido mencionado entre la lista de tópicos de “interés común”.

En enero de este año, un comunicado de delegación cubana a las conversaciones bilaterales aseguraba “la disposición de nuestras autoridades a desarrollar intercambios con sus contrapartes estadounidenses sobre monitoreo sísmico, áreas marinas protegidas e hidrografía, así como a participar en investigaciones conjuntas sobre especies marinas”.

En su discurso durante la apertura de la embajada estadounidense en La Habana, el Secretario de Estado Jonh Kerry mencionó entre las áreas sobre las que habría que trabajar “como vecinos”  la protección del medio ambiente marino y el cambio climático.

De acuerdo con el Dr. Hueter, no solo investigación en tiburones, sino otros aspectos de la vida marina, como los arrecifes de coral, la pesca sustentable y los mamíferos marinos, podrían estar entre esos otras áreas que construyan puentes, “en una manera que trasciendan las diferencias políticas”.

Aunque los científicos de Mote han estado viajando a Cuba con la colaboración de Enviromental Defense Fund por más de 10 años, fraguando relaciones con instituciones cubanas, el nuevo escenario podría signifcar, por ejemplo, que el Dr. Hueter y su equipo no tendrán que esperar otro lustro para volver a trabajar en alguno de los sueños que comparte con sus colegas cubanos.

Científicos de ambas países van llenando juntos vacíos sobre el conocimiento de las poblaciones de tiburones del Caribe y el Golfo de México. Son pasos pequeños, pero que ellos han calificado como esenciales. En su viaje de La Habana a New Jersey un tiburón mako abre, sin saberlo, nuevas rutas a la ciencia y al entendimiento.

https://www.youtube.com/watch?v=uTl8Vtn8yk4

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