El mar que nos une

Foto: turistipercaso.it

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En el camino de la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos el mar se ha convertido en un actor más: competencias de regatas, récords de velocidad de orilla a orilla, la promesa de los ferrys y cruceros que décadas atrás adornaban la ruta entre La Habana y el sur norteamericano.

Ahora, los proyectos de cooperación y el intercambio académico continúan acercando a ambos países. Si bien luego del 17D temas en común como el tráfico de drogas y seres humanos, así como la colaboración en temas medioambientales, tenían al mar como sujeto común, el ámbito científico propone otro apretón de manos en las aguas del Caribe.

Los abrazos de la ciencia

Más de cien expertos estadounidenses llegarán a La Habana para el X Congreso de Ciencias del Mar. Llegan de instituciones como la Universidad de Rhode Island, aunque buena parte asistirá a las sesiones del capitalino Palacio de Convenciones en calidad de oyente. No obstante, esta delegación contará como una de las más nutridas en la historia reciente de los intercambios académicos entre la isla y su vecino.

El interés de la comunidad científica de Estados Unidos no es ahora mayor que antes, sino que el clima de distensión entre ambos gobiernos ha propiciado una flexibilización de permisos para viajar a Cuba, y los académicos están aprovechando como nunca.

En esta edición, la tradicionalmente numerosa comitiva mexicana, estará superada por la norteamericana que presentará a los congresistas 37 ponencias. Quizá lo más relevante es que en esta ocasión tres directivos de instituciones de esa nación estarán de visita, e impartirán conferencias magistrales.

En palabras del director del Acuario Nacional de Cuba, Guillermo García, la delegación que arribará a La Habana entre el 16 y el 20 de noviembre representa una cifra récord. “Habitualmente los participantes de ese país al MARCUBA (como también se le conoce al evento) oscilaba entre diez y veinte”, señaló el también presidente del Comité Oceanográfico del Congreso.

Aunque temas como el impacto humano en el medio ambiente, la gestión de riesgos, el cambio climático, la explotación pesquera y la conservación de la biodiversidad cuentan entre las áreas más transitadas por la cooperación, una oportunidad se vislumbra con fuerza. Me refiero a la producción biotecnológica a partir de materia prima del mar.

En el último de estos existe gran interés por parte de empresas e instituciones foráneas. Una prueba es la recurrencia de investigaciones, especialmente en el campo de la farmacología, según Liuba Chabalina, quien encabeza el Comité Científico del MARCUBA.

Seguramente un aparte en el que mostrarán mucho interés empresarios y estudiosos del país norteño. El Centro de Bioproductos Marinos asociado al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la isla, probó recientemente la capacidad antiviral y antitumoral de determinadas esponjas en aguas cubanas.

En el país las investigaciones son pocas en esa dirección, y los descubrimientos iniciales han fructificado discretamente en el campo farmacológico, apuntó Eric Regalado, quien estuvo al frente del estudio.

No obstante, ya se han probado las altas potencialidades contra carcinomas humanos en mamas, colon y pulmón; entre los cuatro más frecuentes en Cuba. La enfermedad es la que más almas lleva anualmente en la isla, y uno de los flagelos mundiales.

Quizá una inyección de recursos a través de la cooperación pudiera dinamizar y dar un impulso al estudio de esta rama tan prometedora.

La travesía

Julio Baisre es un conocedor de nuestras profundidades como ínsula. Y ahora tiene el privilegio también de ser testigo y protagonista de los avances que en materia científica hermana cada vez más a los hombres de ciencia de Estados Unidos  y Cuba.

“Hay varios aspectos en los que estamos colaborando -asegura-. El primero de ellos es en Áreas Protegidas Marinas. Ya se han celebrado dos reuniones oficiales entre funcionarios de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera de los Estados Unidos y nuestro Centro Nacional de Áreas Protegidas. Una se efectuó en Fort Laureadle y otra en la península de Guanahacabibes”.

Esta última localidad y los cayos de La Florida ya han sido identificadas en principio como zonas de interés de una y otra parte.

“Las intenciones, que ahora llegan desde altos niveles entre ambos estados, no se refieren a una simple asistencia técnica, que es por lo general unilateral, sino de una verdadera colaboración que se materializa en el apoyo recíproco”, destacó Baisre.

Lo sabe de cerca. Ya son una realidad las negociaciones entre los acuarios de Tampa y el Nacional de Cuba, del cual es vicepresidente científico.

“Queremos fomentar la cooperación entre ambas instituciones -recalcó-. Es muy probable que en el venidero Congreso o poco después se logre concretar un Acuerdo de colaboración. Creo que este evento puede ser el catalizador de estas relaciones de trabajo que ya se han iniciado. Sobre todo porque no estamos hablando de visitas cortas o reuniones rápidas. Tendremos la oportunidad de escucharnos mutuamente”.

Los tiempos cambian y son prometedores. Zarpa un nuevo navío llamado entendimiento. “Una sesión del Congreso estará dedicada a exponer los resultados de una expedición conjunta por el Caribe”, puntualizó el estudioso.

El viaje, auspiciado por la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera, unió en un barco a especialistas jamaicanos, españoles, mexicanos, estadounidenses y dos cubanos. Uno de ellos fue Julio Baisre. Algo inédito: una entidad del gobierno norteamericano invita a especialistas de la isla en una travesía como esta.

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