Cuba realiza múltiples estudios sobre las secuelas en convalecientes de la COVID-19, para continuar la atención a las personas afectadas por la enfermedad en la Isla, afirmaron expertos en el programa televisivo Mesa Redonda.
Un grupo de especialistas de la zona roja del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) descubrió que tres meses después del alta clínica, los pacientes recuperados del virus sufrían alteraciones psicológicas asociadas con el sueño, cansancio o astenia y secuelas pulmonares, informó Cubadebate.
Durante su comparecencia televisiva de este lunes, el Dr. Daniel González explicó que una investigación del Instituto de Nefrología encontró alteraciones compatibles con daño renal crónico de diferentes grados e inflamaciones persistentes en convalecientes de la COVID-19.
“Sin dudas, estas dos manifestaciones tienen relación, y la respuesta inflamatoria puede estar relacionada también con daños en otros órganos”, dijo el especialista en medicina interna del IPK, citado por la fuente.
Además, aclaró que esta enfermedad no es un asunto de una o dos semanas. “Tiene una etapa aguda pero también una de convalecencia, que puede tornarse muy prolongada e incluso muy compleja o complicada; ello depende no solo de la agresividad del padecimiento durante su etapa aguda, sino también de la respuesta inmune del enfermo”, precisó
Cuba: estudio revela secuelas de la COVID-19 en pacientes que llegaron a cuidados intensivos
Por su parte, la directora del Instituto de Hematología e Inmunología, Consuelo Macías, subrayó que su institución ha desarrollado distintas investigaciones, entre las que destaca el tratamiento con células madre autólogas en pacientes con lesiones pulmonares.
La doctora afirmó que la convalecencia de la COVID-19 se acompaña de un fenómeno inflamatorio subclínico subyacente en la mayor parte de los pacientes analizados.
Explicó que entre los pacientes de mayor riesgo se encuentran aquellos que presentan comorbilidades como cardiopatías isquémicas, insuficiencia renal y otras, que se acompañan normalmente como enfermedades crónicas, de un proceso inflamatorio subyacente.
En sólo un mes de tratamiento, la terapia con células madre ha revertido algunos biomarcadores inflamatorios, y en alrededor del 47% ha eliminado o disminuido las lesiones pulmonares, mejorado la capacidad vital como función respiratoria y mejorado el test de la marcha, informó Macías.
De acuerdo con la especialista, ese tratamiento efectivo y seguro, a diferencia de la terapia con esteroides que, aunque han mostrado alguna mejoría en los pacientes, ha provocado reacciones adversas “muy molestas” y “a veces intolerables para mantener un tratamiento a largo plazo”.
Secuelas renales de la COVID-19 en la mira de la ciencia cubana
La directora nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Salud Pública (Minsap), Ileana Morales, recalcó que las secuelas que deja la COVID-19 en los convalecientes no diferencian edad, sexo, ni las clasificaciones de asintomáticos y sintomáticos, graves o no graves.
Informó que hasta la semana pasada, alrededor del 93% de los convalecientes de la enfermedad contagiosa en Cuba habían sido evaluados por geriatras, cardiólogos y otros especialistas.
Las consultas a las que más han acudido los convalecientes de COVID-19 son neumología y fisioterapia, además de nefrología, cardiología, psicología y psiquiatría.
“Ahí está el núcleo, y ese núcleo responde a cuáles han sido las principales secuelas que a corto y mediano plazo se están apreciando en las investigaciones”, dijo.