El 27 de noviembre se desperdició una oportunidad histórica. El diálogo que pudo empezarse con un grupo de jóvenes artistas para extenderse al resto del pueblo cubano fue reemplazado por una burda campaña de descrédito. Durante meses, una parte de esos jóvenes han sido incomunicados, detenidos y sometidos a medidas cautelares arbitrarias. No era difícil prever cuál sería el resultado de la escalada que se había iniciado. El 11 de julio, miles de compatriotas, de todas las generaciones y de los más diversos lugares de Cuba, salieron a las calles. Frente a ellos, se colocaron otros cubanos, muchos de ellos igualmente jóvenes; vecinos, policías, reclutas, reservistas, agentes de civil y tropas de élite.
Si me centro en los jóvenes, es porque no podemos echar a pelear a nuestros hijos. Con independencia de su ideología y de su credo, ellos tendrán que cargar con la renovación de un país pobre y envejecido, el país de sus padres y abuelos, espejo del destino que no quieren para ellos. Por duras que sean las circunstancias actuales, Cuba tiene que empezar a cambiar realmente con todos y para el bien de todos, y debe hacerlo contando, de manera muy especial, con esos jóvenes. Una parte de ellos ha decidido alzar su voz antes que emigrar en silencio. La patria les importa y eso debería alegrarnos. ¿Cómo hacerlos parte entonces de un diseño de país en el que sus aspiraciones e intereses estén representados? ¿Cómo devolverles una noción de futuro y la opción de un proyecto de vida? ¿Cómo potenciar toda la preparación y el talento que hay en ellos? ¿Cómo estructuramos ese diálogo necesario para que resulte representativo, dinámico y productivo, libre de esas viciadas fórmulas que nos han llevado al actual estado de cosas?
Esos son algunos de los verdaderos desafíos que tenemos por delante. Lo realmente útil sería que nos centráramos en eso. Por imposible que parezca en este momento, no hay otra ruta que el diálogo y la búsqueda tenaz de consensos verdaderos. Muchas de las medidas tomadas en los últimos años han tenido un grave impacto en el nivel de vida de nuestro pueblo. Nos abruman los errores cíclicos y la demora frente a los cambios que sabemos necesarios. Ahí están algunas de las causas del actual descontento y deben ser abordadas con el mismo énfasis con que se abordan los graves efectos de la pandemia y del bloqueo.
No somos un país de bandidos ni obtusos. Sabemos que la mayoría de los que han salido a las calles no son delincuentes o confundidos porque mucha gente que queremos y respetamos ha estado entre ellos. La violencia del Estado contra su pueblo es inaceptable, también lo es el vandalismo que se aprovecha del reclamo de los ciudadanos honestos. Me opongo a la represión de las cubanas y cubanos que ejercen pacíficamente sus derechos. No acepto que seamos lanzados unos contra otros solo a causa de nuestras ideas. Deploro la manipulación que tergiversa lo que realmente está sucediendo en Cuba en estos momentos. La gran mayoría de los cubanos nos oponemos radicalmente a cualquier forma de violencia entre nosotros. Estamos hartos de actos de repudio, medidas cautelares, detenciones arbitrarias y brigadas de respuesta. Repudiamos las campañas de descrédito en los medios. Tampoco queremos ver nuestras calles tomadas por el descontento.
No necesitamos un despliegue de fuerza bruta, necesitamos un ejercicio de inteligencia colectiva que marque el rumbo que nos saque definitivamente de una crisis que ya abarca más de 30 años. A cada cubano le asiste el derecho a confrontar de manera civilizada con su Estado y con quienes no piensan como él, a ser parte real del diseño de este país, a exigir que sus libertades básicas sean respetadas, a aspirar a una Cuba donde el único límite lo establezcan su capacidad, su talento y esfuerzo.
El llamado debe ser a la paz, el diálogo y la cordura. No a la violencia. Sí a una Cuba diversa y civil, con todos y para el bien de todos, sin distinción de ideología, raza, credo o lugar de residencia. La calle y la Patria son de los cubanos.
Por la misma lógica de su propio discurso, ¿cuál es la conveniencia de un diálogo ahora que el pueblo le perdió el respeto a la represión?
Mi opinión es: de diálogo nada. Ya es muy tarde y eso es muy poco.
No nos entendemos!
La dictadura cubana ha actuado como un marido abusador: después que golpeó a su mujer y le saco sangre de los ojos ahora regresa con un regalito y unos cariñitos de “paz y concordia”. Lo que no sabe es que esto es un DIVORCIO y que Se tiene que ir de la casa…
Excelente. El 27N intentó abrir una puerta y no fue escuchado. Es cierto que tal vez sea tarde, pero igual debe buscarse ese diálogo sin condiciones porque el cambio exige un proceso. Lo otro es una rebelión nacional, que no es imposible, pero que tendrá un alto precio porque ya hemos visto a lo que están dispuestos. 100 días de protestas en toda Venezuela no bastaron y el desgaste ha sido tremendo. No se pude dejar de exigir lo que queremos, pero con todas las opciones sobre la mesa porque no hay una única ruta para el cambio. Las bases son estas que el artículo expone de una manera rotunda. Cuba es de todos y todos tenemos el derecho a exigir el país que queremos.
De acuerdo. Y la base esa: Cuba es de todos. No tengo idea de cómo se puede lograr que se sienten a hablar realmente con el pueblo ni creo que el Gobierno esté muy interesado. Pero la sociedad ha explotado y una vez más tendrá que quedar por ellos. El despliegue policial en la calle es tremendo y hay que hacer lo imposible por lograr un cambio sin baño de sangre. No se pude seguir subestimando al pueblo y mucha gente gritó bien claro lo que quiere. Creo que esa gente seguirá protestando y entonces hará falta una válvula. Tal vez esa sea la oportunidad que los muchachos del 27N y del MSI han estado pidiendo. De lo contrario esto se puede poner muy feo.
Ese es el camino Daranas. Ojalá no sea demasiado tarde, porque las heridas se siguen abriendo y las medidas, lejos de aliviar los dolores, los está incrementando. A razón hermano. Gracias por llamar a la cordura.
Creo que lo primero, para hacer una valoeacion justa seria pedirle al gobierno de los EUA q cumpla lo que se le pide por 184 países en la ONU y de muestras de coerencia. Y que deje el sinismo de apretar por el cuello con la rodilla del bloqueo y luego querer ayudar. Si a un pais desarrollado de le impone la misma politica de cerco economico que a Cuba estubiera peor. Quiten el bloqueo y si no salimos adelante salgo a la calle tambien. No se puede der tan oportunidta y servil a la politica neocolonial del imperio.
Por favor Sergio, la lucha contra el bloqueo y contra la represión a manifestantes pacíficos son temas muy diferentes. A los represores les conviene mezclarlos, pero el pueblo es más inteligente que eso. Si algo hace el “juego al imperialismo” es, precisamente, esa represión, la incapacidad de aplicar reformas económicas definidas hace 10 anos, la incapacidad de producir pollo y tener que importarlo de EEUU, la falta de libertades económicas para los cubanos. La producción de frijoles y carne de puerco nada tiene que ver con el bloqueo, pregúntele a un guajiro y se lo explicará. Quien ha puesto a nuestra Patria en “bandeja de plata” para ser criticada y atacada es, precisamente, el gobierno cubano. ¡NO A LA INTERVENCIÓN EXTRANJERA! ¡NO A LA REPRESIÓN INTERNA!
¿Diálogo? ¿Con quién? No me imagino a Marrero o Canel dialogando con la UNPACU o con Payá. Todos sabemos q si surgiese un “diálogo” no sería más q un monólogo. El único diálogo q veo posible es para coordinar la salida de poder del PCC.
El diálogo seguirá siendo la afortunada vía que tendremos los cubanos para lograr una mejor sociedad, fomentarlo es indispensable para que logremos el consenso tan necesario en busca de lo mejor.
Todos debemos exponer lo racional que nos distingue por sobre lo emocional que nos caracteriza.
Buenos días.
Opino que la crisis y la represión duran más de 30 años. El sistema es fallido y hay que cambiarlo. La violencia es inherente a todo cambio con uso de armas.
El pueblo y los jóvenes no las tienen.
El llamado es a que renuncie el pretendido go/desgobierno
de Díaz Canel. Este desgobierno no es el Estado y tampoco representa a la nación. No ha sido elegido. Y ha incitado a la violencia y la práctica.
Cambio radical. Gobierno de Transición. Elecciones libres.
Son ellos capaces de instrumentarlo? Eso es lo principal. Gracias por opinar y dejarnos opinar.
Me divierten ciertas opiniones que leo, como la del caballero de la primera planta. ¿Así que el diálogo es muy poco para él? Pues yo pienso que como entrante para iniciar cualquier análisis sobre la realidad cubana, hoy, es lo primero que debemos recuperar. Para mí, el diálogo es nuestro “vellocino de oro”. Y como un foro es un espacio para el diálogo, renegar de esa posibilidad anula al que lo rechaza. Es lo bueno de ofrecer el diálogo, que por la respuesta conoces de inmediato a tu interlocutor. Descubres de la pata que cojea. Poco, sin embargo, sería que el diálogo quedara únicamente en palabras, si no sirviera para hallar soluciones a los problemas tan graves del país. Ya sé que hay caballeros que preferirían que el pueblo cubano se matara entre sí antes que pedir a Estados Unidos el cese de su mezquino bloqueo a Cuba. En ese caso, poco pintan aquí.