Cuba y México viven un “momento excepcional” de sus relaciones bilaterales. Así lo considera el nuevo Embajador mexicano en la isla, Miguel Díaz Reynoso, quien argumenta que el giro a la izquierda del gobierno mexicano con la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, ha abierto un nuevo abanico de oportunidades a un vínculo de fuerte arraigo histórico y cultural.
“No se trata solo de la coincidencia temporal de dos nuevas administraciones: la de López Obrador y la de Miguel Díaz-Canel, sino también de la coincidencia de visiones y objetivos, del interés de cada gobierno por mejorar las condiciones de vida de sus poblaciones, de atender las necesidades cotidianas y promover el bienestar de la gente”, asegura Díaz Reynoso en entrevista exclusiva con OnCuba.
Para el diplomático, nombrado el pasado marzo y quien no presenta aún sus cartas credenciales ante las autoridades cubanas, a los “largos siglos de relación” entre ambas naciones, se une ahora una convergencia “también en la política”.
“No puede pasarse por alto que al lado de López Obrador el día de su “Toma de Protesta” en México estaba el presidente Díaz-Canel, como una señal clarísima del vínculo existente entre los dos países y los dos nuevos gobiernos. Y eso marca desde entonces hasta el día de hoy una muy buena relación en el nivel político, manifestada en visitas e intercambios gubernamentales”, asevera el Embajador, quien dice no haber dejado de estar nunca cerca de Cuba desde que fungiera como agregado cultural en La Habana en los complejos años 90.
Ahora, al frente de la Embajada, su propósito es “buscar la manera de mejorar la colaboración” y contribuir a “aprovechar la cercanía existente entre los dos gobiernos y pueblos para que podamos avanzar y dar un salto en la relación histórica que tenemos”.
¿Qué potencialidades existen para ese salto en el terreno económico, partiendo de que en la actualidad México es uno de los principales socios económicos de Cuba, tanto en América Latina como a nivel mundial?
En el terreno económico tenemos enormes posibilidades. En México se han venido observado con mucho interés los cambios implementados en la economía cubana, a partir de las leyes para promover las inversiones y lo estipulado en la nueva Constitución cubana. En la actualidad, la balanza comercial entre ambos países favorece ampliamente a México, que en 2018 exportó entre 450 y 500 millones de dólares (USD) a Cuba, mientras que las exportaciones cubanas a México estuvieron entre 10 y 20 millones. Sin embargo, estas cifras pueden ser mejores.
La cercanía geográfica es una ventaja que no hemos logrado aprovechar a plenitud, porque mi país está solo a un día del puerto de La Habana o de otros puertos cubanos en los que pueden descargarse productos a un buen precio, porque si hay un ahorro en flete eso puede ir en beneficio del consumidor. Existen oportunidades de incrementar la lista de productos que México puede exportar a Cuba, y hay procesos de concreción de nuevos proyectos en este sentido. Estamos trabajando justamente en eso: en la identificación de los rubros en los que Cuba tendría más interés para potenciar su comercialización.
Sobre el tema de la inversión, es bueno recordar que hay dos empresas mexicanas aprobadas en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, aunque en diferentes estadios de implementación, y, además, tenemos otras empresas esperando por las autorizaciones correspondientes, así como dos proyectos que están ya muy avanzados. Espero que pronto podamos anunciar sus arranques formales y podamos hablar también de las metas y las aportaciones que pueden hacer. Son empresas netamente mexicanas con una aspiración muy interesante para crecer en Cuba y creo que van a ser las que inciten a otras a invertir acá.
Pero además de la inversión y el comercio, está la posibilidad de cooperación no solo de México a Cuba sino también en el sentido inverso. La reciente visita del ministro cubano de Salud a mi país confirmó que hay una posibilidad real y muy interesante para que México se beneficie de los avances en biotecnología y producción de medicamentos en Cuba, y también en cuanto a asistencia técnica y eso es, sin dudas, una buena noticia.
Precisamente sobre el sector de la salud, en los últimos meses han existido rumores sobre la posible llegada de médicos cubanos a México que han sido desmentidos por su gobierno. ¿Qué puede comentar al respecto y cuáles son los proyectos que existen entre ambos países en esta dirección?
Reitero el desmentido oficial sobre este tema: no hay ningún plan de médicos cubanos en México. Esa es una información falsa promovida por quienes quieren crear dudas y resquemores, y que siguen repitiendo con mala intención a pesar de que la Secretaría de Salud emitió un boletín negando esta noticia. Ha sido un tema muy seguido en los medios porque vende bien, pero es totalmente falso.
De lo que hemos hablado los dos gobiernos es de asistencia técnica, una cooperación en la que México saldría ganando por la gran experiencia de Cuba en este sector, con avances que son reconocidos en todo el mundo. Nos interesaría beneficiarnos de ese conocimiento, para implementar mejoras en los modelos de trabajo de los médicos, que no es lo mismo que contratar médicos cubanos. Hay también una expectativa muy grande sobre medicamentos cubanos muy exitosos, que pueden ser fuente de beneficio para pacientes mexicanos. Medicamentos como el Heberprot, para el tratamiento del pie diabético y cuya aplicación en México sería una excelente noticia para quienes padecen esta enfermedad.
En 2018, visitaron Cuba más de 170 mil mexicanos, lo que significó un crecimiento del 26,5%. ¿Qué puede prefigurarse en el sector turístico, que Cuba considera clave para su economía y que ha sido golpeado por las recientes medidas del gobierno de Donald Trump?
Para los mexicanos, Cuba siempre ha sido una atracción. No es nada más sol y playa, sino mucho más que eso. México tiene sol y playa, tiene una oferta enorme en ese sentido en el Caribe y el Pacífico, así que no es ese producto el principal incentivo del crecimiento turístico hacia Cuba de los últimos años, una tendencia que consideramos se va a mantener en este 2019. El incentivo es ese plus que solo tiene este país, un mundo que atrapa y que incluye la cultura, la historia, la música, el carácter de los cubanos. Es venir a vivir Cuba y su cultura en su sentido más amplio, más allá de sus productos icónicos como el tabaco y el ron.
Esa es una experiencia con muchas potencialidades, también por la cercanía geográfica, por la que están apostando cada vez más los mexicanos, no solo los turistas, también las agencias, las aerolíneas. Y en busca de favorecerla, ha ido aumentando el número de vuelos. Hoy tenemos vuelos desde Monterrey y otras ciudades como Cancún, Mérida, Guadalajara, y a muchos turistas se les facilita venir a Cuba sin pasar necesariamente por la capital, no solo al hombre de negocios que viene a explorar, o a grupos de amigos, sino también a las parejas, las familias. Esa puede ser la clave del crecimiento que estamos viendo, no solo en turistas nuevos sino también en repitentes, y la intención es seguir creciendo, aumentar las campañas publicitarias y promover no solo La Habana sino también el resto de la Isla. Se habla ya también de vuelos directos desde México al oriente cubano, a Santiago, y en general los augurios son muy positivos. Todo indica que este año se van a superar las cifras del 2018 y qué bueno por Cuba, porque sabemos la importancia que tiene el turismo para su economía.
¿En qué otros sectores existe un interés de su gobierno para el desarrollo de una agenda bilateral?
En primer lugar, la cultura. México y Cuba tenemos muchas coincidencias en esta dirección. El puente cultural siempre ha sido el que acerca, el que permite crecer, y sabemos que a pesar del intercambio que siempre han mantenido los dos países, todavía tenemos muchas potencialidades que podemos explotar de conjunto. No solo en las artes sino en un sentido cultural más abarcador, y pensando en el público, sobre todo en los jóvenes, en lo que están viendo de México en Cuba y viceversa. Pensar en qué podemos hacer con Cuba más allá de los programas de música mexicana que existen en muchas emisoras cubanas, algo que nos da mucha satisfacción, pero que no resulta suficiente.
Nos interesa fomentar la comprensión de la cultura no solo como un campo simbólico sino como una fuente de trabajo, de ingresos, que incide en la mejora de las condiciones de vida de la población. Trabajar en sus vínculos con otros sectores como el turismo, o en campos muchas veces vistos fuera del ámbito artístico como la moda, en el que, por ejemplo, hay un enorme interés en México sobre las nuevas propuestas cubanas.
También tenemos interés en la educación. Este es un terreno en el que existen acuerdos previos entre entes gubernamentales y centros de los dos países, y estamos identificando cuáles son los temas específicos en los que podríamos aumentar el intercambio. Tenemos centros de excelencia en México interesadísimos en recibir cubanos en niveles de especialización, maestrías, doctorados, y también hay muchísimo interés de más mexicanos para venir estudiar a Cuba, en especial en las áreas como la medicina, la biotecnología, la educación física, todos los temas ligados al deporte. Tenemos afortunadamente la posibilidad del estudio a distancia, a través de la universidad virtual, lo que implica que no es necesaria la presencia física como tradicionalmente ha sido, y eso abre nuevas oportunidades para este intercambio.
¿Cómo se encuentran las relaciones migratorias entre los dos países, teniendo en cuenta la creciente presencia en México de migrantes cubanos irregulares?
El tema migración es un punto de la agenda bilateral que se revisa con mucha franqueza, con mucha oportunidad. Hay un grupo de trabajo conjunto que aborda este particular desde hace un buen tiempo y existen convenios implementados entre los dos países, cuyo cumplimiento se revisa periódicamente. Esta nueva administración mexicana tiene especial interés en dejar muy claro, en primer lugar, que tenemos que comunicarnos para resolver juntos los problemas, y estamos enfocados en prevenir y desalentar la migración irregular.
Hace unos años los riesgos para los migrantes irregulares cubanos eran los tiburones, las tempestades, porque muchos viajaban por mar. Ahora, que viajan por tierra, sufren el riesgo constante del crimen organizado. No hablo ya del coyote, sino de criminales profesionales, de bandas dedicadas al tráfico de personas. Esos son los nuevos tiburones, y no se trata solo de extorsión, de secuestro, de chantaje, sino también del riesgo de asesinato, de perder la vida. Hay muchas vivencias sufridas por migrantes de varios países, entre ellos cubanos, que así lo confirman.
Creo que los mejores testimonios, mejores que los que puedo dar yo o una autoridad migratoria mexicana, son los de los mismos migrantes irregulares que han retornado desde México en virtud de los acuerdos existentes entre los dos países. Me remito a lo que ellos han dicho. Y me parece muy meritorio que la televisión cubana haya hecho entrevistas muy impactantes a personas que han vuelto después de esas largas travesías que son como un vía crucis, en las que han narrado sus sufrimientos, sus penurias, y el riesgo de perder la vida.
Lamentamos mucho que algo así suceda en territorio mexicano, y que el crimen se haya convertido en un actor inseparable de la migración. Pero a la par del enfrentamiento directo, policial, a estos criminales, promovemos una estrategia preventiva, algo de lo que estamos hablando con toda claridad con Cuba, al igual que con otros gobiernos involucrados en este fenómeno, y creo que hay una percepción compartida sobre los riesgos existentes y de que se deben hacer todos esfuerzos que estén a nuestro alcance. Esa es la tarea del momento: prevenir, alertar, disuadir de esa peligrosa aventura; en eso trabajamos.
¿Cuánto inciden en este escenario las recientes medidas migratorias del gobierno de Estados Unidos, que complejizan la entrada a ese país y el proceso de asilo de los migrantes?
En el caso particular de Cuba, impacta la nueva estrategia política del gobierno estadounidense de sacar de su territorio a quienes estén haciendo el trámite de asilo y eso incluye a los migrantes cubanos, que ya no tienen los mismos privilegios para entrar a Estados Unidos que tenían años atrás. Como resultado, tenemos reportes de más de mil cubanos que en los últimos días han salido de los Estados Unidos para permanecer en México el tiempo que sea necesario para esperar el dictamen. Habría que ver si este dictamen seguirá siendo mayoritariamente negativo o esa tendencia será modificada. Pero mientras, estarán en territorio mexicano.
Este es un escenario que habrá que observar, que seguir, tanto por la manera en que puede desarrollarse en Estados Unidos, en el cabildeo político, como por los retos que supone para México. Es una gran responsabilidad, porque las cifras de solicitantes, y no solo cubanos, van a subir sobre todo en el norte, en la zona fronteriza, y eso significa un desafío en materia de vivienda, alimentación, educación, salud, trabajo, y también de seguridad, para minimizar episodios de enfrentamientos y quejas de migrantes como las que sabemos han ocurrido. Pero nuestro gobierno está comprometido a ofrecer lo que esté a su alcance y el mejor trato a todos, incluyendo a los migrantes de Cuba.
¿Cómo marcha hoy el otorgamiento de visas de México desde Cuba, en vistas de garantizar una migración regular y teniendo en cuenta la alta demanda que existe entre los cubanos para viajar a su país y los problemas que han sido reportados tiempo atrás en la tramitación de estas visas?
México firmó el Pacto Mundial sobre Migración en Marrakech, que busca potenciar la migración segura, ordenada y regular. Ese es el enfoque que defiende nuestro gobierno y para materializarlo aspiramos a tener mejores servicios consulares que faciliten el flujo regular con el visado, lo que, a su vez, podría contribuir a disuadir más la emigración irregular.
La línea de trabajo es privilegiar el tránsito de Cuba a México por la vía legal. En 2018 se expidieron alrededor de 23.000 visas a cubanos. Muchos solicitantes lo hacen por un propósito de reunificación familiar, algo que México ha favorecido siempre; otro grupo importante va a realizar trámites en los consulados de Canadá y Estados Unidos, ante la imposibilidad actual de hacerlos en Cuba; otros van buscando un trabajo e incluso ya con un ofrecimiento, y hay otro grupo que va a compras, dentro del cual hay trabajadores por cuenta propia, artesanos, que van a comprar materia prima, herramientas, como también van a Panamá y luego regresan a Cuba. Ese es un flujo muy claro.
México está abierto y atento a seguir auspiciando, apoyando, facilitando, de la mejor manera ese trámite. Es cierto que han existido problemas con algunos procedimientos y tenemos que modificar prácticas que puedan complicar el acceso a los trámites y la visa. Estamos en ello, con la intención de perfeccionar los mecanismos existentes, como el de citas online, y espero que pronto podamos tener más fortaleza en el trámite legal que evite inconformidades y permita disuadir al que opta por la vía irregular.
¿Cuál es la posición de México sobre el retroceso en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, así como sobre las recientes medidas del gobierno de Donald Trump, como la activación plena de la Ley Helms-Burton?
La posición de México es muy clara: la de condenar la aplicación de medidas unilaterales y coercitivas contra cualquier nación. Defendemos el principio de la autodeterminación de cada país como un pilar de nuestra política exterior. En el caso de Cuba, esto se traduce en la condena a las recientes medidas estadounidenses, como la activación del Título III de la Ley Helms-Burton, al igual que hemos condenado históricamente y seguimos condenando el bloqueo, al que hemos denunciado en Naciones Unidas y otros espacios multilaterales.
En el tema específico de la Helms-Burton, México tiene una ley propia que blinda a las empresas mexicanas en caso de que se implementen acciones contra ellas por esta causa. Afortunadamente no ha sido necesaria hasta ahora; no se han enjuiciado o mencionado a empresas mexicanas que estén negociando o trabajando con Cuba, pero la ley existe en caso de que sucediera. Estamos preparados. La Secretaría de Economía y la cancillería tienen una publicación en la que se explican los pasos que se tendrían que dar en el eventual caso de que alguna de nuestras empresas fuera señalada. Y seguimos alentando al empresariado mexicano a invertir en Cuba. Sentimos que hay un buen espíritu y está muy clara la posición de nuestro gobierno de acompañar, asesorar y defender a las que así lo hagan ante cualquier posible represalia basada en esta ley unilateral.
A partir de su experiencia como diplomático en Cuba, primero como agregado cultural y ahora como embajador, ¿cómo percibe el actual escenario del país?
Tengo la ventaja de haber conocido Cuba en el momento más complicado de su historia reciente. Fui agregado cultural en la Embajada durante seis años en el Período Especial, así que a mí nadie me cuenta. Yo lo viví. Luego, nunca dejé de estar cerca de Cuba desde mi puesto de Embajador en otros países de la región y como director de América Latina y el Caribe de la cancillería, así que le he podido seguir tomando el pulso al país, a la sociedad, al gobierno. Y me parece muy interesante venir ahora acá como testigo de esta nueva etapa para Cuba, en la que hemos visto un cambio tanto a lo interno como con respecto a la anterior administración estadounidense y las repercusiones que eso ha traído.
La situación actual es ciertamente compleja, pero en ella, no obstante, veo una Cuba más fortalecida con respecto a momentos anteriores, por las facultades internas que tiene la gente, el país, para reinventarse, para sobrevivir, para apelar a toda su resistencia y seguir siendo creativo. Me parece notable que hayan ocurrido cosas como la reforma constitucional, con un debate social incluido, con temas que años antes nadie pensaba que fueran a discutirse y allí están. Y creo que estas son las señales de una nueva Cuba, a la que hoy vuelvo con muchísimo interés e ilusión para ver cómo se irán desarrollando las cosas en este nuevo escenario. Esa es la aspiración de todo diplomático, conocer in situ cómo se están dando los procesos. En lo personal es también una gran oportunidad, un reencuentro con muchos amigos, con un país muy cercano a mí, y que mejor que hacerlo en estos momentos.
Muy estimulantes y esepanzadoras las palabras del nuevo embajador mexicano en Cuba, bienvenido a nuestro país.