Lo que somos en la vida, lo que llegamos a ser, estará siempre en deuda con nuestros padres. Con nuestra madre, por supuesto, origen y sustento de nuestra existencia, pero también con nuestro progenitor, que no porque se le estigmatice más de una vez resulta ciertamente “cualquiera”.
Puede que haya padres ausentes, poco afectivos, olvidadizos, demasiado estrictos y hasta violentos, pero también los hay, y muchos, que son todo lo contrario. Padres consagrados, ejemplares, responsables, amorosos. Padres que comparten codo con codo con las madres la crianza y educación de sus hijos, o que, incluso, las asumen solos, con dedicación y sacrificio, por la pérdida o el abandono de sus cónyuges.
Hasta los padres distantes o desconocidos dejan una huella en sus hijos, una marca para el crecimiento y la autosuperación. Pero, sin dudas, son los más cercanos, comprensivos y cariñosos, trabajadores, constantes y entregados, los que provocan el mayor respeto y admiración de sus vástagos.
Este domingo, que en toda Cuba y buena parte del mundo se celebra el Día de los Padres, OnCuba quiere también homenajearlos. A todos y, en especial, a los que ni aun en los momentos más difíciles de la pandemia, ni ante las dificultades más empinadas de la crisis, han dejado de lado su responsabilidad y su amor. Gracias a ello, sus hijos, el país y el mundo en el que viven pueden aspirar a ser mejores.