El presidente Miguel Díaz-Canel reveló que Cuba ha comunicado a Estados Unidos, por vías directas e indirectas, su disposición a un diálogo “en igualdad de condiciones, sin imposiciones y sin condicionamientos”, para hablar de todos los temas de la relación bilateral.
“Nosotros no pedimos ni favores ni tenemos que tener ningún gesto para que nos quiten el bloqueo, sencillamente es un derecho del pueblo cubano”, aseveró el mandatario en una extensa entrevista en la sede del gobierno en La Habana, con el periodista y politólogo español radicado en Francia Ignacio Ramonet.
Según el jefe de Estado cubano, la administración de Joe Biden “no tiene ninguna voluntad en cambiar la situación hacia Cuba”, debido a su supeditación a los intereses de una minoría radicada en el sur de la Florida, a la que, a la definió como “la mafia cubanoamericana”.
La existencia de ese grupo de influencias, dijo, “aleja las posibilidades de tener una relación como nosotros queremos tener… una relación civilizada entre vecinos, donde podría haber cooperación, intercambio económico, comercial, científico, financiero, cultural, en todos los ámbitos de la vida”.
“Podría ser una relación normal, como la tiene Estados Unidos con otro grupo de países que no comparten tampoco sus posiciones”, consideró Díaz-Canel.
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El mandatario comparó la Cuba de antes y después del segundo semestre de 2019, momento que consideró un punto de inflexión en la situación actual del país. Esto, señaló, se debe en gran medida a la cascada de sanciones aplicadas por la administración Trump que integran y soportan, casi en su totalidad hasta el presente, una estrategia de “máxima presión” sobre la isla.
Antes de ese momento, relató Díaz-Canel a Ramonet, Cuba recibía mayores ingresos por exportaciones y la actividad turística, una cantidad importante de remesas, créditos de instituciones financieras y gubernamentales, y un suministro estable de combustible.
Además, se disponía de divisas para sostener un mercado cambiario legal y un nivel aceptable de capacidad para pagar obligaciones de deudas con países o con empresas que han invertido en Cuba, incluso con la inversión extranjera.
Igualmente, según el presidente, “había una oferta en el mercado interno y había una adecuada relación de oferta/demanda que permitía que los niveles de inflación fueran pequeños”.
En buena medida, todo ese escenario fue devorado por las más de 200 sanciones de la administración Trump, a lo que se sumó la crisis internacional y local provocada por la pandemia de COVID-19, más las fallidas iniciativas gubernamentales de reforma financiera y económica, que dieron por resultado una contracción de dos dígitos del producto interno bruto.
Actualmente, notificó el mandatario, hay más de 92 bancos o entidades financieras internacionales sancionadas o presionadas por el gobierno estadounidense por sus vínculos con la isla, por lo cual han cesado sus relaciones de intercambio financiero con Cuba.
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Desestabilización del sistema electroenergético
Una de las consecuencias inmediatas del cúmulo de problemas, sanciones e incapacidades internas ha sido la merma del poder adquisitivo que repercutió en la disponibilidad de compra de combustibles y en la rehabilitación del deteriorado sistema electroenergético de la isla.
“Empezamos a padecer los molestos apagones. Incluso, para disminuir esos apagones tuvimos que cerrar o limitar un poco el nivel de actividad productiva”, reconoció Díaz-Canel y agregó que el tiro de gracia de la política estadounidense fue incluir a Cuba en la lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo, una de las últimas medidas tomadas por Trump antes de abandonar la Casa Blanca.
“Y ahí sí, de golpe, todas las agencias bancarias y todas las instituciones financieras nos dejan de dar créditos”, narró el mandatario y develó la agobiante fragilidad financiera de la isla.
“Somos un país que vive de la cuenta corriente, o sea, qué ingresaste en esta semana y cómo eso lo distribuyes entre una cantidad tremenda de prioridades que tiene el país que no pueden ser cubiertas con los ingresos de una sola semana”, admitió a Ramonet.
De acuerdo con Díaz-Canel, Cuba atraviesa en estos momentos “una situación sumamente compleja en el tema energético”.
El país sufre de “fuertes apagones”, con más de cinco días sin “cerrar en las veinticuatro horas el sistema electroenergético nacional”, lo que se traduce “que en todo momento hemos tenido algún nivel de apagón”. Ello, dijo, “indudablemente daña, complejiza la situación, provoca malestar, provoca incomprensiones y endurece la vida de los cubanos”.
El gobernante dijo solo para los mantenimientos sistemáticos se requieren “más de 300 millones de dólares al año… y esa disponibilidad no ha existido. Eso conlleva que (el sistema eléctrico) tenga roturas y problemas tecnológicos con más frecuencia que la que debe ser normal”.
“Por lo tanto, a nosotros nos puede fallar en las condiciones actuales la generación eléctrica por falta de combustible, por falta de mantenimientos o por la coincidencia de los dos factores”, resumió su descripción sobre el agobiante momento que sufren millones de cubanos y que, según ha avisado la propia Unión Eléctrica, se mantendrá al menos hasta finales de junio.
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Una salida verde a la crisis energética
Díaz-Canel aseguró que existe un grupo de convenios firmados que deben permitir en un par de años obtener una generación mayor a los 2 000 megawatts mediante la energía solar.
“Eso nos pondría en otra situación energética, porque llevaría a lograr el objetivo que queremos, de antes del año 2030, tener más de un 20 % de energía renovable. Vamos a llegar a un 25 %, tal vez un poco más, en dependencia de cómo puedan funcionar estos temas”, explicó.
Dijo que una parte de tales parques fotovoltaicos deben protagonizar “un cambio sustancial en este año, y una consolidación el año que viene”, y detalló que los mismos podrán acumular energía, por lo que serán útiles en horarios nocturnos, además de disminuir el consumo de combustible que se utiliza para alumbrar el sector doméstico.
De ocurrir ello, avanzó, el Gobierno podría “dedicar más combustible a la economía, sobre todo a la producción de alimentos, a la agricultura, a los procesos productivos que hoy están muy limitados porque la mayor parte del combustible que tenemos, como es deficitario, lo ponemos en función de la generación eléctrica”.
Entre los planes para la solución de la crisis energética también se contempla el incremento de la producción de crudo nacional, una parte del cual se destinaría a un fondo exportable con fin de tener “una fuente de financiamiento para todas estas inversiones que son costosas”.
Datos del Banco Central de Cuba (BBC) indicaron que el valor de las exportaciones de bienes y servicios en 2023 fue de 9 mil 65 millones de dólares, un valor inferior en alrededor de 770 millones a lo planificado. La cifra incluye unos 2 mil 155 millones en bienes y 6 mil 910 millones en servicios, para un nivel de exportaciones también menor que lo logrado en 2022.
A lo anterior se añade un gasto superior a lo previsto en las importaciones de bienes, debido al incremento de precios, lo que representa una erogación de 718 millones de dólares adicionales en relación con el año 2019.
Otro flujo externo que se vio afectado el pasado año, certificó el BCC, fue el volumen de las remesas recibido por la población, que se estima cayó por debajo de los 1 000 millones de dólares, luego de haber alcanzado más de 2 000 millones a finales del pasado decenio.
Igualmente, Cuba busca inversiones extranjeras que “permitan potenciar, actualizar, mejorar los procesamientos de algunas de nuestras refinerías” para el propio refinamiento del crudo nacional, cuya proporción de azufre lo hace muy pesado, refirió Díaz-Canel al editor de la edición en español del mensuario francés Le Monde Diplomatique.
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La protesta social
Calificado por el autor de La era del conspiracionismo: Trump, el culto a la mentira y el asalto al Capitolio como un fenómeno sociológico que no se conocía en Cuba, las manifestaciones públicas en la isla por malestar social, cuyo estallido más extendido ocurrió el 11 de julio de 2021, fue otro de los temas abordados en la entrevista con el presidente Miguel Díaz- Canel.
“Se han producido, en un grupo de lugares, reclamos populares”, reconoció el mandatario y añadió que en su mayor parte, “han transcurrido en una situación de reclamo pacífico, donde la mayor parte de la población que ha ido a reclamar lo que ha pedido es explicación”.
Según el presidente, “no son reclamos de ruptura con la Revolución”.
“Con este recrudecimiento del bloqueo, en ocasiones hemos tenido sobre esa población la coincidencia de varios factores: apagones prolongados, problemas del transporte, las carencias de la vida, problemas para garantizar la canasta básica, problemas con los alimentos, problemas con medicamentos”, reconoció.
Díaz-Canel recordó nuevamente la estrategia estadounidense plasmada en el llamado Memorando de Mallory, de 1960, de provocar penurias para generar descontento y ruptura desde el pueblo, e insistió que “en esos reclamos han existido pequeños grupos que no se han comportado de esa manera pacífica y es una de las cosas que trata de distorsionar la intoxicación mediática que promueve también el imperio”.
El mandatario sostuvo que “muchas de esas personas han estado financiadas por proyectos subversivos del Gobierno de los Estados Unidos y reciben dinero con sistematicidad para aprovechar coyunturas como esa y manifestarse en contra de la Revolución”.
“Pero, incluso, esa opinión que puede tener alguien que no esté con la Revolución no se reprime”, aseguró, a contrapelo con los reclamos de activistas opositores, familiares de manifestantes, ONGs y organizaciones internacionales, que han denunciado acciones represivas por parte de las fuerzas policiales contra personas que han expresado su descontento y su oposición al gobierno.
“Lo que pasa es que muchas veces, porque forma parte de la misma plataforma de subversión… en esas protestas cometen hechos vandálicos y atentan contra propiedades estatales, contra propiedades sociales, alteran el orden público”, matizó Díaz-Canel.
“Eso entonces sí lleva una respuesta que no es por ideología, es una respuesta judicial, una respuesta jurídica como lo harían en cualquier otro país, debido a que están alterando el orden público, están alterando la tranquilidad ciudadana”, argumentó en alusión a los juicios contra manifestantes en los últimos años y cuyos acusados han recibido diversas penas de cárcel.
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A futuro: economía, mercado, desigualdades
Uno de los apartados de la entrevista fue la respuesta del gobierno a la actual crisis económica, la que se enfrenta mediante un programa —definido como de Estabilización Macroeconómica— “que se va a desarrollar durante un periodo prolongado, digamos, hasta el año 2030”.
Díaz-Canel desgranó que dicho programa busca enfrentar los problemas de la inflación, el mercado cambiario, la tasa de cambio, la política monetaria, el déficit fiscal, los incentivos para la producción nacional y las exportaciones.
Igualmente, abundó, se enfoca en los salarios, pensiones, empleo y “todo el reordenamiento que debemos hacer del sistema económico”, así como el uso de las finanzas y los recursos, y el papel de la empresa estatal y su relación con el resto de los actores económicos.
“Todavía tenemos que garantizar que la empresa estatal pueda operar en las mismas condiciones con que trabaja el sector no estatal, pero hoy la empresa estatal tiene un grupo de facultades que se le han dado, lo que siempre no se aprovechan bien”, reconoció.
Una de las prioridades del presente, que será decisiva para cualquier escenario futuro es la producción nacional, como garantía de soberanía económica.
“Hoy tenemos que disponer de más de 2 mil millones de dólares para importar alimentos, que porque los inviertas no siempre importas ni la misma cantidad, ni más; al contrario, importas menos, porque suben los precios y suben los fletes”, lamentó el presidente.
Para estimular la producción nacional, sobre todo la agrícola, dijo, el gobierno se propone un impulso a escala local, para que cada municipio disponga de un programa de autoabastecimiento.
En paralelo, observó que las autoridades han apostado a “un Sistema de Gestión de Gobierno basado en Ciencia e Innovación para aplicar en todos los ámbitos”, que se puso en tensión y demostró su validez durante el enfrentamiento a la pandemia.
“Las respuestas a nuestros problemas hay que encontrarlas en la investigación científica, llevado todo eso a innovación”, subrayó el máximo dirigente del gobernante Partido Comunista, quien ha promovido la informatización de la sociedad como uno de los ejes de su gobierno.
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El presidente defendió, asimismo, la existencia y desarrollo del sector de las mipymes, que superan ya la barrera de las 10 mil, y desestimó las pretensiones de Washington de convertirlo en un actor de oposición al sistema político.
“Creo que este sector va a seguir ampliándose, va a seguir formando parte de nuestro entramado de actores económicos, y va a ser un sector que no va a ser enemigo de la revolución”, estimó.
En paralelo, reiteró la postura gubernamental —cuestionada por especialistas de dentro y fuera de la isla— sobre la prominencia sistémica de la muchas veces ineficientes empresas estatales.
“El mayor peso de la economía está en el sector estatal, sin negar este aporte importante del sector no estatal”, reafirmó.
“Nosotros tenemos una economía planificada que toma en cuenta las señales del mercado, pero no es una economía que está basada en economía pura de mercado”, estableció.
De acuerdo con Díaz-Canel, “cada una de las medidas” que ha aplicado o busca aplicar su gobierno “tiene que tener un tratamiento para que las personas vulnerables y las familias en situaciones de vulnerabilidad no se afecten”.
”El propósito de nosotros no es crear más desigualdades; al contrario, es reducir la brecha de desigualdades”, definió el presidente en momentos en que en la isla son crecientes las diferencias sociales y el acceso a bienes y servicios reduce su universalismo frente al poder del dinero.
Y Sr. Presidente, cuando estarán “dispuestos a sentarnos en una mesa en igualdad de condiciones” con todos los CUBANOS que no aceptamos el socialismo y el partido único como futuro para la Cuba de todos. El fracaso económico ya demasiado extendido a lo social reconocible y evidente para donde quiera que mires, la insatisfacción ciudadana con su gestión y su pretendida “Continuidad” como salida a un país que se “va apagando” es una constante, crisis que comienza a dar síntomas de “muerte cerebral” ante la incapacidad de gobierno de mostrar un camino creíble y verificable para remontar la desesperanza.