El pasado 14 de julio, concluyó en el Palacio de las Convenciones el IX Congreso de la UPEC (Unión de Periodistas de Cuba), de amplia repercusión nacional.
El Primer Pleno del Comité Nacional, en la víspera del evento, eligió presidente de la organización, por votación directa y secreta, a Antonio Moltó Martorell y como primera vicepresidenta a Aixa Hevia González. También fueron electos vicepresidentas Bárbara Doval y Belkis Pérez Cruz.
Quedaron como miembros de la Presidencia de la UPEC, no profesionalizados, Arleen Rodríguez Derivet, José Alejandro Rodríguez, Ariel Terrero, Angélica Paredes, Yosvani Albelo, Rosa Miriam Elizalde y Raúl Garcés.
Precisamente estos dos últimos, dictaron sendas conferencias sobre el periodismo cubano de hoy, sus carencias, su necesidad urgente de superación y su importancia política y social. Ambos discursos fueron transmitidos, íntegramente, por la televisión nacional en el transcurso de la semana.
Una de los reclamos más extendidos, según los reportes, es la imprescindible y pronta aplicación de una ley de prensa. El Congreso cerró con la intervención del Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros y miembro del Buró Político del Comité Central del Partido, Miguel Díaz-Canel, quien parece verdaderamente enfocado en solucionar los puntos neurálgicos del periodismo nacional.
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El propio Díaz Canel se reunió un día después, el lunes 16 de julio, con representantes del Movimiento Ecuménico Cubano, en la sede del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC).
Según el diario Juventud Rebelde, ambas partes agradecieron la posibilidad del intercambio, donde se resaltaron temas comunes, como la defensa de los valores y la importancia de la familia. En ese sentido, Díaz-Canel insistió en la necesidad de no ver la prosperidad solo como desarrollo económico. El mejoramiento material no conduce automáticamente al restablecimiento de los valores, afirmó.
Por su parte, José Ortega Dopico, Presidente del CIC, insistió en la necesidad de un socialismo próspero y recordó el apoyo de su institución en distintas luchas del gobierno, como el regreso del niño Elián González.
En cuestiones de mayor interés, Díaz Canel expresó, refiriéndose a la actualización del modelo económico cubano, que ahora venía la etapa más difícil, con la respectiva eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria; la reforma salarial y de precios, y la real eficiencia de la empresa estatal socialista.
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Como otra muestra de relaciones entre organismos religiosos y el Estado, cabe destacar que este miércoles arribó a La Habana la vigésimo cuarta Caravana de Amistad Estados Unidos-Cuba, de Pastores por la Paz.
Caridad Diego, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y jefa de su Oficina para la Atención de Asuntos Religiosos, recibió en el aeropuerto internacional José Martí a la vanguardia de los setenta y dos integrantes de esta edición.
Según Geil Walker, codirectora de la Caravana e hija del fallecido Reverendo Lucius Walker, el grupo lo conforman activistas de Canadá, México, Estados Unidos y Europa.
Los activistas traen consigo medicamentos a los que el gobierno cubano no puede acceder, debido al embargo económico de los Estados Unidos, así como también herramientas de trabajo destinadas a Santiago de Cuba, no recuperada aún tras el paso del huracán Sandy, el año pasado.
Entre las fechas conmemorativas que esta visita de la Caravana pretende homenajear, se encuentra el aniversario del discurso “I have a dream”, pronunciado por Martin Luther King, líder del Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.
Según la Agencia de Información Nacional (AIN), al recibimiento de los miembros de esa organización interreligiosa acudieron también el Reverendo Raúl Suárez, director del Centro Martin Luther King Jr, y Estela Hernández, Pastora de la Iglesia Bautista Willian Karen de la Habana.
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Un breve revuelo produjo en la comunidad internacional, el pasado martes, la detención en el Canal de Panamá del buque norcoreano Chong Chon Gang, pabellón de la República Popular Democrática de Corea, procedente de Cuba.
El buque contenía, además de 10 mil toneladas de azúcar, “240 toneladas métricas de armamento defensivo obsoleto -dos complejos coheteriles antiaéreos Volga y Pechora, nueve cohetes en partes y piezas, dos aviones Mig-21 Bis y 15 motores de este tipo de avión, todo ello fabricado a mediados del siglo pasado-, para ser reparado y devuelto a nuestro país.”
La nota publicada por el Ministerio de Relaciones Internacionales (MINREX), explica que “los acuerdos suscritos por Cuba en esta esfera se sustentan en la necesidad de mantener nuestra capacidad defensiva para preservar la soberanía nacional.”
Por su parte, la prensa internacional reporta que “el barco nunca llegó a ingresar al canal. Las autoridades panameñas lo abordaron cuanto estaba aguardando su turno.” El propio presidente panameño, Ricardo Martinelli, ha visitado varias veces la embarcación, aunque finalmente la gravedad del asunto no era tanta como se preveía.
Ahora mismo, los treinta y cinco tripulantes del Cho CHo Gang están recluidos por haberse resistido al abordaje del barco y haber obstruido la inspección. Para la anécdota queda que el capitán de la embarcación se llevó un cuchillo al cuello e intentó suicidarse.