Casi a cualquier hora el litoral habanero los acoge. De este a oeste, la capital cubana tiene en ellos una muestra de que es una ciudad de mar. Acostumbrada a sus muros, La Habana les deja el Malecón o la desembocadura de algún río a estos hombres y mujeres siempre con la vista en esa agua calma durante horas por si algo llega y pica…
bonitas fotos 🙂