Boteros, precios, ¿soluciones?

A principios de julio el mercado negro de combustibles subió los precios luego de que “radio bemba” difundiera el rumor de que el suministro estatal a las empresas sería reducido. Se decía en la calle que las asignaciones a las empresas estatales se reducirían en un 50 por ciento. (El mercado negro en Cuba, ya se sabe, se abastece ampliamente de lo que se “desvía” del Estado).

Varios días después, el entonces ministro de Economía y líder de las reformas económicas en Cuba, Marino Murillo, corregía el rumor diciendo:

“Había una gran confusión con la reducción del 50 por ciento del combustible de este mes. Ya dije que en la electricidad era el 6 por ciento. Lo que pasa es que a unos les toca un determinado recorte, y hay otro grupo de actividades que estarán respaldadas al 100. Para julio se mandó a rebajar inicialmente la mitad del consumo, porque los combustibles de julio se dan en los días finales del mes anterior. El 28 (de junio) queríamos que los organismos arrancaran con una cifra y se dijo: ‘el 50 por ciento hasta que se termine todo el análisis y se conozcan las capacidades que corresponden a cada cual’. Por tanto, no es en un 50, sino un 28 por ciento la reducción en términos generales”.

La aclaración llegaba cuando ya el alza de los precios del petróleo y la gasolina “por la izquierda” había servido a los choferes y sus “sindicatos” –también se sabe que existen dueños que controlan varios carros– para organizar una contrarrespuesta, supuestamente emanada de la poco cordial ley de oferta-demanda.

Los llamados “boteros” que surcan la ciudad y constituyen un importante factor del transporte en la capital aprovecharon para incrementar sus precios.

El gobierno respondió congelando las tarifas y retirando licencias a incumplidores. Pero muchos taxistas ripostaron cortando por tramos sus recorridos. Así ganan el doble en muchos casos.

Para los usuarios, el beneficio no llega. ¿Qué soluciones habrá?

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