Cooperativismo e inversión extranjera

Cooperativas no agropecuarias

En la actualidad existen en Cuba cooperativas agropecuarias, de transporte y de mercado / Foto: Tomado de moldeandolaluz.com

A más de un año de la aprobación de dos decretos leyes y varias resoluciones que abrían las puertas a la formación de cooperativas fuera del sector agropecuario, y ante el incremento de la presencia de estas en un contexto de cambios en la política económica y social del país, OnCuba propone un acercamiento a los posibles vínculos entre las cooperativas no agropecuarias y la nueva Ley de Inversión Extranjera, expuestos por el Doctor en Ciencias Económicas Hugo Pons Duarte, asesor del presidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC).

Doctor, ¿qué elementos marcan el avance de las cooperativas no agropecuarias en el país?

Se está desarrollando el cooperativismo en diferentes provincias del país. Han surgido alrededor de 500 cooperativas no agropecuarias vinculadas a diferentes actividades: construcción, transportación y diversos tipos de servicios, complementos necesarios para lograr la eficiencia desde el punto de vista territorial. Están presentes en provincias como Pinar del Río, Matanzas, Santiago, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Artemisa.

El proceso, iniciado con un sentido experimental y gradualmente coordinado, parte de cumplir los siete principios básicos del cooperativismo internacional. Asimismo tiene presente el hecho de que, a pesar de sus antecedentes en el sistema capitalista, entre los siglos XVIII y XIX, esta organización productiva de cooperación se inserta, en nuestro país, en un contexto de economía socialista.

Hugo Pons Duarte, asesor del presidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC).
Hugo Pons Duarte, asesor del presidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC).

Hemos estudiado las experiencias de varios países en relación con el cooperativismo como proceso, la aplicación de cooperativas, su desarrollo, su impacto en cuanto a responsabilidad empresarial y social. Se han definido muy claramente todos los aspectos que deben cumplirse.

Las cooperativas abren un espacio a la generación de empleos y pueden devenir vehículo de atracción del trabajo por cuenta propia, con vistas a lograr una mayor integración. Esto es lógico porque incrementa el nivel de estabilidad, de seguridad, de cooperación, lo que a su vez contribuye a elevar los niveles de producción.

Creo que la tendencia de los trabajadores particulares debe ser a ir uniéndose en cooperativas. A veces en una cuadra vemos a elaboradores de un mismo producto compitiendo, en vez de integrarse y formar una cooperativa, y crear otros productos sobre la misma base. De este modo podrían vender más. Este proceso desemboca en la colectivización del trabajo, lo cual ayudará a incrementar la productividad y la especialización.

No puede decirse que las cooperativas no agropecuarias, aun en el camino de la experimentación, reúnan todas las condiciones para funcionar a plenitud. Hay cosas por perfeccionar, sobre todo en términos de abastecimiento de productos, materia prima e insumos. Pienso que dentro de un año tal vez tengamos mejores condiciones creadas.

Por otro lado, no hemos llegado a las cooperativas de segundo grado, pese a que probablemente existan algunas con esa proyección. Uno de los objetivos de los Lineamientos de la Política Económica y Social contempla ese tipo de cooperativas, y creo que estamos cerca. Tenemos cooperativas agropecuarias, de transporte y de mercado, las cuales perfectamente pueden articularse y formar una con independencia de las otras, que se encargaría del proceso general, de coordinar la actividad conjunta. Al arribar a tal nivel, podría considerarse una cooperativa de tercer grado, o sombrilla, como también se le llama.

La posibilidad de crearla existe, como elemento formal. Pero lo más importante ahora es asegurar las de primer grado, para no acelerar su evolución sin que haya llegado a la madurez plena. Estamos ante un proceso en el cual ha habido altibajos, como se conoce en el caso de las cooperativas agropecuarias.

Dentro del propio sector industrial irán surgiendo algunas cooperativas, sobre todo en el contexto territorial, lo cual es muy importante pues asegura producto terminado en una región donde quizás no cuentan con la capacidad para grandes volúmenes de producción.

¿Considera que la Ley de Inversión Extranjera aprobada recientemente podría dinamizar ese proceso? ¿Cuánto aportaría al desarrollo de las cooperativas no agropecuarias?

Indudablemente lo hará en la medida en que las cooperativas sean objeto de esa inversión extranjera. No solo por el aporte de capital, sino también en cuanto a tecnología, administración.

Los intereses del país radican no solo en desarrollar cooperativas o el trabajo por cuenta propia, sino en formar una cadena de valores que vaya desde la producción hasta la comercialización. Armar una cadena productiva donde se inserten cooperativas no agropecuarias es significativo.

En términos perspectivos de avance, y de lograr satisfacer las necesidades que tenemos de incrementar los productos alimenticios, resulta igualmente necesario potenciar las cooperativas agropecuarias.

En ese contexto, la inversión extranjera directa contribuiría a facilitar, en cierta medida, que las aglomeraciones productivas que existen en un territorio de manera aislada logren establecer una cadena lógica, se logre una producción en la cual, en cada parte de la cadena, se agregue valor; y así contribuir a elevar el ingreso del país, al aumento del capital.

La nueva Ley de Inversión Extranjera abre espacios novedosos y mantiene espacios conocidos, redondea y amplía las potencialidades de las dos anteriores y además de eso, ella contiene un cambio de filosofía. Mientras que la inversión extranjera estaba orientada a ser un complemento de un proceso productivo determinado de las condiciones de desarrollo, con esta nueva ley pasa a ser un componente del desarrollo.

Esta inversión es parte de un proceso necesario pero no deja de ser complementaria de los objetivos de la sociedad. Al verlo así, creo que hay espacio para las cooperativas, e incluso está la posibilidad de que el trabajo por cuenta propia interactúe en ese contexto. No obstante, hoy no se han llevado a cabo acciones en tal sentido. Espero que en el futuro, no tan lejano, suceda.

¿Cuáles son sus consideraciones para el presente y futuro progreso de los vínculos entre cooperativas e inversión extranjera?

Este proceso es fundamental, más por la efectividad –esa combinación entre eficiencia y eficacia–, su reflejo en la toma de decisiones a nivel de empresa, la motivación, la estimulación al trabajo y el incremento de la productividad, que por la acción misma de la decisión.

De la aplicación de las regulaciones definidas y de la calidad del trabajo de los que están detrás, dependerá en buena medida el impacto de las medidas y cambios que se están adoptando.

También presupone retos para determinados tipos de servicios; por ejemplo, los bancarios, en cuanto a la capacidad de dar respuesta con la celeridad necesaria, para el sector eléctrico, Acueducto, los servicios públicos en general.

No se trata de convertir la sociedad en una sociedad de cooperativistas, sino de trabajadores. Las cooperativas existirán siempre pero no tendrán, en términos de proyección del desarrollo, el peso fundamental de la producción del país, de la satisfacción de las necesidades.

La cooperativa es –digámoslo así– un punto intermedio del desarrollo. Nosotros no venimos de una economía capitalista en la que avanzar en el cooperativismo lleva implícito colectivizar y socializar un poco más la producción. Estamos en una sociedad en la cual el peso fundamental de la propiedad y del desarrollo de la producción es estatal. Por tanto, las cooperativas son importantes como un instrumento del desarrollo. Pero, necesariamente no lo condicionan, sino que constituyen una forma de gestión que con un significativo papel a desempeñar.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que el país está trabajando en función de una estrategia de desarrollo global, y en ella se insertan las estrategias de los diferentes territorios a partir de sus necesidades, capacidades y habilidades.

Considero que, con el paso del tiempo, deberá elaborarse una ley para las cooperativas, un amparo legal para su impulso. Las transformaciones que vivimos hoy abarcan todas las dimensiones de la economía y la superestructura.

Salir de la versión móvil