El Mexicano

Jorge se dedicaba a la crianza de chivos antes de lanzar su cafetería, una de las más exitosas de La Habana / Foto: Raquel Pérez.

Jorge se dedicaba a la crianza de chivos antes de lanzar su cafetería, una de las más exitosas de La Habana / Foto: Raquel Pérez.

Jorge Luis Pérez es el dueño de una de las cafeterías más populares de La Habana. Está ubicada en un rincón de Guanabacoa pero muy cerca de la ruta que viene de las playas del Este, por lo que son muchos los que hacen un alto en “El Mexicano” para comer, especialmente sus famosos sándwiches.

Durante muchos años, Jorge se dedicó a la cría de chivos y carneros pero en los 90 se decidió a abrir en su casa una cafetería. Aprovechó la primera y muy tímida apertura al trabajo por cuenta propia que se produjo como respuesta a la peor crisis económica de la historia de la Revolución Cubana.

Su negocio prosperó rápidamente, entre otras cosas porque las limitaciones que se imponían entonces desanimaban a la mayoría de los emprendedores. Los restaurantes, por ejemplo, solo podían colocar 12 sillas, mientras que las cafeterías tenían prohibido que los clientes se sentaran.

Los pocos negocios que lograron mantenerse a flote concentraron la clientela de toda la ciudad. Fue su época dorada porque gracias al gobierno cubano no tenían competencia, las cafeterías del Estado estaban desabastecidas y a la mayoría de los privados se les negaban las licencias imprescindibles para abrir un negocio.

El gobierno ponía trabas para impedir que naciera una clase de ricos comerciantes pero paradójicamente fueron esos mismos obstáculos los que le permitieron a los sobrevivientes hacer muchísimo dinero. Algunos de ellos pasaban cada año sus vacaciones en Europa con toda la familia.

La atención al cliente en el mexicano es una de las principales características que diferencia a la gastronomía estatal de la privada / Foto: Raquel Pérez.
La atención al cliente en el mexicano es una de las principales características que diferencia a la gastronomía estatal de la privada / Foto: Raquel Pérez.

Jorge Luis también viajó, el primer país fue México, de donde importó muebles y equipos para mejorar su cafetería. Después lo hizo por puro placer a Francia, España o Egipto, “nunca hubiera imaginado que un día yo podría conocer esos lugares”, nos dijo en su casa, ubicada justo detrás de la cafetería.

El secreto de los buenos beneficios de la cafetería “El Mexicano” son la variada oferta, la atención al cliente, las comodidades y la limpieza del local. Mientras en las del Estado se venden pocas cosas, el maltrato a la clientela es pan de cada día y, en muchas de ellas, la suciedad reina.

Mientras Jorge Luis sale corriendo a buscar pan, fiambre o refrescos cuando le quedan pocos, los administradores de las cafeterías estatales tienen que esperar que “se los envíen” y eso puede tardar varios días, dejándolas tan desabastecidas que solo venden cigarrillos y ron.

Influyen también que los salarios de los trabajadores estatales de la hostelería, incluyendo a los administradores, son insuficiente para vivir. Así que ellos completan sus ingresos reduciendo las cantidades de jamón o queso de cada sándwich para revender después el excedente en el mercado negro.

“Créeme que nosotros vivimos situaciones similares, incluso pagando mejores salarios que el gobierno”, nos dice el dueño de El Mexicano, pero hace una pausa y agrega sonriendo que se controlan mejor porque “el ojo del amo engorda el caballo”.

Para el Estado es casi imposible tener el ojo encima de los miles de cafeterías y restaurantes que existen a lo largo de la Isla. Y lo cierto es que la gran mayoría de los trabajadores de la gastronomía roban, muchos administradores se corrompen y una buena parte de los inspectores se venden.

Jorge nos invita a comer, en los televisores hay videoclips de grupos nacionales y extranjeros, el local se refresca con varios ventiladores colocados en la pared y todos los que nos atienden van con uniforme impecable. Ojalá que algún día, con la “cooperativización” del sector, esa sea la realidad que encontremos en cualquier cafetería de Cuba.

La atención al cliente en el mexicano es una de las principales características que diferencia a la gastronomía estatal de la privada / Foto: Raquel Pérez.
La atención al cliente en el mexicano es una de las principales características que diferencia a la gastronomía estatal de la privada / Foto: Raquel Pérez.
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