La expansión de las micro y pequeñas empresas privadas en Cuba se ha sostenido, a pesar de los pesares. En 2010, año en que el gobierno comenzara a otorgar nuevas licencias para las actividades privadas e introdujera algunas flexibilizaciones en los mercados, el número de negocios creció un 59 por ciento. En 2011 el incremento fue todavía mayor y llegó a 72 por ciento. A partir de 2012 sucede un enfriamiento, al acercarse el sector a los niveles potenciales y ante la falta de otras políticas complementarias.
A pesar de las dificultades que tiene el sector privado cubano para acceder legalmente a los insumos y al capital que necesita, y del marco regulatorio en extremo restringido en el que operan, las micro y pequeñas empresas han seguido generando empleo desde 2012 a un ritmo de 6,4 por ciento cada año, como promedio. El año pasado, aun con la recesión y crisis financiera que se aprecia a nivel macroeconómico, la cantidad de empleos privados aumentó un 7,2 por ciento.
Por el momento, el sector privado cubano se concentra, más que todo, en la microempresa (el número promedio de trabajadores por empresa es alrededor de 4), aunque hay algunos casos de mayor tamaño, pero sin llegar siquiera a constituir una empresa mediana.
El sector privado, junto a las cooperativas, es importante para un grupo creciente de familias como fuente de ingresos alternativa de los deprimidos salarios estatales, provee alrededor de un 30 por ciento del empleo total en la economía, ayuda a la competitividad del sector turístico y es clave en la producción de alimentos. Ha sido, además, la piedra angular en la estrategia oficial que busca reducir el tamaño del estado sin afectar las cifras agregadas de desempleo. Por tanto, su crecimiento sostenido y resiliencia es una muy buena noticia.
Sin embargo, las noticias podrían ser mejores si en algún momento el gobierno cubano cambiara el espacio que concibe para el sector privado en el modelo de crecimiento y desarrollo del país. De hecho, una mirada más exigente a los datos del sector privado conllevaría a concluir que su reciente expansión ha ocurrido en detrimento de la eficiencia económica.
El peso del valor agregado del sector privado y cooperativo nacional (sumando trabajadores por cuenta propia, cooperativas y campesinos) se mueve apenas entre un 6 y 9 por ciento del total del PIB (recordar que emplea el 30 por ciento de la fuerza de trabajo). Cuando se estima la dinámica de la productividad de la economía cubana (Productividad Total de los Factores) se aprecia que aumentó entre 1996 y 2007 a un ritmo promedio anual de 3,5 por ciento, mientras entre 2008 y 2014, coincidiendo con la mayor expansión del sector privado, el aumento de la productividad bajó a 1,1 por ciento.
Detrás de estos números se pudieran identificar dos factores. El primero tiene que ver con el ejemplo del ingeniero o del doctor que nos encontramos manejando un taxi o sirviendo en un paladar, ejemplo multiplicado por decenas de miles de veces, y extrapolado a otras profesiones universitarias y a trabajadores con una experiencia laboral acumulada, a la que renuncian para poder obtener unos ingresos mínimos con los cuales mantener a la familia. No tiene sentido que el país haya invertido miles de millones de dólares en educación por décadas y ahora diseñe una política que solo orienta y limita el sector privado hacia actividades, en general, de muy bajo valor agregado y escasa intensidad tecnológica.
En el sector privado de pequeña escala de América Latina prima la informalidad, y también genera mucho más empleo que valor agregado. Pero Cuba debería hacer todo lo posible para que así no sea. Existen condiciones sociales y una formación del capital humano que ofrece opciones para ser diferentes.
El segundo factor, y no ajeno al primero, tiene que ver con la máxima política de “evitar la concentración de la riqueza”. Lo cual se aplica al extremo de cobrar una tasa impositiva de 50 por ciento a todo negocio que gane más de 2000 dólares en un año. Bajo cualquier punto de comparación, es una tasa excesivamente alta, que va en contravía de la tendencia internacional de apoyo y fomento de la pequeña y mediana empresas, y más que todo constituye un incentivo a la evasión fiscal y a la informalidad. En este mismo saco podemos echar el tipo impositivo vigente que crece en la medida en que la empresa genera más empleo, y la regulación que limita a solo uno el número de establecimientos permitidos por cada licencia otorgada para operar un negocio.
Cada vez más, las experiencias internacionales muestran que las empresas nuevas, el espíritu emprendedor, y el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, son un vehículo trascendental para la introducción de ideas innovadoras y de alta productividad en las economías. Pero para que el aumento de la productividad se aprecie a gran escala y contribuya el crecimiento del PIB, es indispensable que las empresas innovadoras puedan aumentar su tamaño, de modo que, mediante un proceso competitivo de autoselección, las de mayor productividad absorban los factores de producción (capital y trabajo) empleados previamente en actividades menos productivas.
El marco regulatorio e impositivo, y la retórica política, no deben castigar y desalentar el crecimiento de las empresas privadas que ganen competitividad y espacios de mercado a partir de la innovación. Para que la contribución del sector privado al PIB sea significativa, el gobierno cubano tendría que romper ese umbral que restringe las actividades de bajo valor agregado al sector privado y reservar el resto de la economía solo para las empresas estatales y de capital mixto o 100 por ciento con inversión extranjera. El gobierno tendría que pensarse políticas de desarrollo productivo que integren todas las empresas, independientemente de su forma de propiedad, con el fin de aprovechar la calidad del capital humano disponible.
Junto a un marco regulatorio y tributario adecuado, la política económica debe garantizar el acceso al financiamiento, algo que resulta complicado que llegue solo desde el crédito bancario, dado que en muchos casos se trataría de proyectos nuevos y sin colaterales tangibles. Una opción que se puede explorar para conectar la pequeña y mediana empresa cubana con el financiamiento externo son los fondos de capital de riesgo. Dichos fondos tienden a aceptar las ideas innovadoras como “colateral”, pues exigen como contrapartida una participación futura en las ganancias de las empresas.
Por ejemplo, la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) ha hecho una importante inversión, en los últimos años, en la formación de capacidades en el terreno de la informática, capacidades que hoy no se explotan a su máximo potencial. La organización del sector privado en pequeñas y medianas empresas orientadas a la producción de softwares, la programación y otras actividades afines, de la mano de fondos de capital de riesgo, pudiera ser una opción a valorar. Los trabajadores por cuenta propia, que hoy operan bajo la figura de la licencia del “programador de equipos de cómputo” podría ser el embrión para este despegue.
Ante la crisis venezolana y la recesión en que ha caído la economía cubana desde 2016, las autoridades cubanas parecen solo querer apostar a grandes proyectos de inversión extranjera, obviando que estos grandes proyectos no operan en el vacío, sino que, para ser competitivos y viables financiera y operativamente, necesitan de un sector de pequeña y medianas empresas dinámico al que puedan interconectarse.
El próximo gobierno cubano debería dejar de medir su fortaleza en función del número de empresas estatales y de cuánto control monopólico tiene sobre los mercados. Sería más fuerte si se apoyara en una economía vibrante, favorecida con un marco regulatorio que promueva la competencia, el crecimiento empresarial y la innovación, y arroje así mayores ingresos fiscales por la vía de un sistema impositivo verdaderamente progresivo, con los cuales poder sostener el acceso universal a la educación, a la salud pública y a un sistema de asistencia social de calidad.
Los impuestos son indudablemente altos, pero la desrregulación que pide el autor puede generar cambios políticos que no necesariamente son buenos. El gobierno cubano no es ingenuo.
…cuando leo cosas como estas me alivia pensar que exiten otras fuentes y otros, de dentro, que miran la realidad más comprometidos con la justicia social y menos con el mercado…es más fácil irse trás la lógica mal naturalizada del desarrollo…de algunos…que nunca ha garantizado más allá de la propia reproducción del mercado, junto a los también indices de explotación, de desigualdad, de exclusión (que también son números que acompañan a las empresas nuevas, de espiritu emprendedor…y que casi nunca en análisis de este tipo aparecen reflejadas, como si la economía no tuviera que ver con eso o fuera un fin en si misma)…yo sé que Cuba tiene otros horizantes, quizás menso innovadores y desarrollistas, quisiera pensar que más auténticamente de vida digna para todos/as, con igualdad de derechos y oportunidades….y en clave de valores comunitarios.
Los impuestos altos hacen que la economia siga estancada. La regularización de los impuestos proporcional al valor agregado del producto es necesaria, sino seguira la economia cubana estancada, y los cambios politicos que sean necesarios llegaran en su momento, independientemente de la sabiduria o ingenuidad del gobierno. Hasta ahora dicho gobierno ha sido muy “ingenuo” si analizamos los malos resultados economicos del pais.
Ojalá.
Como gran macroeconomistas que eres das una solución fantástica, simplemente con marcos regulatorio adecuados y seguro con los modelos que usted desarrolle cientificamente sobre la politica fiscal , monetaria, etc; se logrará que todo lo debe ir para el sector privado para una economía vibrante. De acuerdo a su lógica vamos a socializar las pérdidas para el sector estatal que quedará como un sector marginal e ineficiente y vamos a privatizar las ganancias. Se ve que ha asimilado sus estadias en Harvard, pues es la misma formula que se le brindo a la antigua URSS, y se ha preguntado quienes son los que ya se estan apropiando y se van apropiar de los bienes creados con el sacrificio de pueblo trabajador en todos estos años. No sea ingenuo, investigue quienes gozan de las mejores propiedades inmobiliarias, de relaciones con el capital extranjero, de fuentes de capital por la corrupción , el robo o del capital exterior , en manos de quién estan los paladares de lujo y otros negocios lucrativos . Es muy lamentabe que usted representa uno de los polos de nuestra contradicción ; por una parte la burocracia todopoderosa y al élite del poder en alianza con el sector marginal y capital extrajero, por la otra su posición que lleva a generar una economía capitalista con un supuesto partido comunista en el poder , hasta que se renuncie a él, recuerde que el 71% de la elite del poder sovietivo fue la misma que sostuvo el transito al capitalismo de mafias. En todos sus articulos nunca se ha interesado sobre la naturaleza de la empresa, tipos de proiedad, funcionamiento formas de regulación, no subestime y simplifique la comprensión del sistema emrepsarial desde su visión macroeconómica, que siempre cren que con un modelo econometrico moveran el mindo, sea menos autosuficiente. Investigue que esta pasando realmente con el sector empresarial en el país , tenga en cuenta que no se ha reconocido ni a la PYMES , pues todo esta dentro del trabjo por cuenta propia como persona natural y no como persona juridica, nada que ver con lo que pasa en el mundo y con las regulaciones que deben existir para crear condiciones de partida similar a todas las formas empresariales.
Hay muchas variantes para aprovechar el potencial cientifico creado en el país, pero usted absolutiza una de ellas y ahí esta el error, cae en el dogmatismo que pretende criticar, lástima que siendo un joven investigador tenga un sello tan reaccionario
Pavel Vidal al final concluye con un vibrante y triunfal discurso digno de que le compren un Nobel de Economia, pero se olvida que todo el sistema mundo que esta bajo la batuta o las botas de la banca anglojudia y sus secuaces uniformados, donde se supone que utilicen tan maravillosa receta para su economía los resultados no se parecen en nada a los que anuncia como lsolución al caso cubano.
Entonces para que una voluminosa empresa privada? Acaso para que por su codicia pudiera ser fácilmente comprada o sobornada para realizar un malevolo y tenebroso papel de comparsa en los planes de terrorismo económico contra la población como sucede actualmente en Venezuela.
O acaso los malos propositos contra Cuba no se deben tener en cuenta?
Cuando el estado se autonombra administrador de los bienes del pueblo, se pierde la propiedad social sobre los medios de producción. Karl Marx.
“Cuando advierta que para producir, necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.’
AYN RAND (1950)
Querido señor autor, usted debería llamar las cosas por su nombre. Todo la de regulación, depresión de los impuestos, crecimiento de empresas en cuanto al capital, fuerza laboral y numero de establecimientos es simplemente capitalismo. Usd ya debe saber bien las consecuencias de la acumulación de capital así que me sorprende que eso es lo que usted desea para su país.Me parece que hay otras alternativas para fomentar el desarrollo de la economía, entre ellas incrementar el papel de las cooperativas en otros sectores de dicha economía. Pero lo que usted propone es una manera lenta y casi imperceptible pero segura para el capitalismo. Ahora, mire a otros países con el mismo nivel de desarrollo a Cuba. A ellos el capitalismo no les ha ido tan bien. Fortalecimiento de la economía como fin no no justifica sus medios.