Maricel Ponvert, de 64 años, no encaja en el molde de persona mayor que se tiene como norma. Las historias más difundidas y dominantes en la representación mediática sobre esta franja etaria son las de personas que se dedican exclusivamente a labores domésticas, al cuidado de la familia o son dependientes de esta. Sin embargo, hay existencia, vida y sueños más allá de los 60.
“Emprender es también una posibilidad para los mayores. Es difícil, pero no imposible”, dijo a OnCuba Maricel, convencida.
Es la dueña del Centro Holístico de Bienestar D’Marie, un lugar donde fluyen las buenas vibras de su creadora y se ofrecen servicios de masaje, reflexología, cuidado de la piel, entre otros. Todo basado en la filosofía japonesa del reiki, calificada como medicina alternativa o no convencional. “Aquí se incluye todo, lo físico, lo mental, lo espiritual y lo emocional”, explicó para hacer ver que no se trata de un simple salón de masajes.
Ese modelo de negocio le ha dado resultados. Tiene agenda llena en su centro, ubicado en el Vedado, a pocos metros del Malecón. Incluso, ha tenido que rechazar clientes por la elevada demanda.
Maricel confiesa que poco a poco ha ido cumpliendo sus metas. Más de veinte años en el campo del masaje y las terapias alternativas la han llevado hasta aquí. Comenzó de casa en casa, en 2001, luego de haber trabajado por dos décadas en el sector de la gastronomía como contadora.
“Recibía masajes desde que era joven. Alguien me propuso convertirme en profesional porque estaba familiarizada con ese mundo. Estudié mi primer curso en la escuela Bella Caribe. Eso fue a los 40 años. Luego, me seguí preparando”, relató.
Ese cambio de rumbo en su vida le salió bien. Con el paso del tiempo, una amiga le propuso abrir un espacio propio. Con sus ahorros pudo rentar un local. Así, en septiembre de 2016 se concretó ese sueño: D’Marie. Antes de comenzar, estudió sobre negocios en el Proyecto CubaEmprende, dedicado a la formación de empresarios en la isla.
En esta aventura la acompaña su esposo, José Manuel Amaro, de 74 años. “No te imaginas cuántas veces en los inicios del negocio no quebramos gracias a su apoyo. Él me llenaba de energía y me decía que un día lo iba a lograr. Y ha llegado ese día”, relató emocionada.
Los secretos de D’Marie
Al preguntarle sobre cómo ha hecho para mantenerse por veinte años siendo masajista privada, Maricel revela su fórmula: “con buena promoción y cumpliendo con lo que prometes”. Sin embargo, su éxito incluye otras causas, empezando por la perseverancia.
La formación de su propio personal es otra razón. A ello llegó por necesidad, en un momento difícil. Los integrantes de su primer equipo emigraron y quedó desconsolada. Desde 2018 cuenta con una especie de academia que ofrece talleres tres veces al año y con adiestrados que se forman durante la práctica en el centro.
“Esto es un trabajo complicado. No son muchos los servicios que incluyen dos personas, que no tienen nada que ver la una con la otra, encerradas entre cuatro paredes. Se requiere de sensibilidad y respeto”, dijo.
En estos 20 años, Maricel ha sido testigo de los vaivenes económicos que han tenido impacto en negocios tan pequeños y poco visibilizados como el suyo. “Hemos involucionado”, sentenció.
Se refiere a lo complejo que es para ella obtener aceites para masajes o encontrar una mesa especial para esta actividad a un precio asequible “en la moneda en que se ofrecen mis servicios, que es el peso cubano”, dijo. También lamenta que no existan apoyos para pequeños emprendedores en el ámbito financiero.
“Nadie nunca me ha tocado la puerta para preguntarme cómo pueden ayudarme. Incluso, durante la pandemia, cuando tenía casi cinco años funcionando y había pagado mis impuestos, nadie se me acercó. Al abrir, luego de ese tiempo sin trabajar, tampoco se nos preguntó si necesitábamos un punto de apoyo para seguir adelante”, comentó.
Sin embargo, esos retos no la amilanan. En cambio, Maricel incita a otros mayores a aventurarse en el emprendimiento. “Poder obtener ingresos haciendo algo que amas es una bendición a cualquier edad, y a la nuestra aún más, porque nos mantiene activos”, dijo.
No obstante, reconoció que la decisión de emprender dependerá de las condiciones de partida de la persona mayor, así como de su red de apoyo, las condiciones económicas en las que se encuentre y su instinto.
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Envejecimiento vs edadismo
Cuba ha aprobado más de 11 mil empresas privadas en menos de tres años. El rostro de esa transformación económica ha sido esencialmente joven. Según datos del Ministerio de Economía, los socios de mipymes mayores de 60 años solo representan el 16,3 %.
Esa realidad contrasta con el proceso de envejecimiento de la población cubana, que sitúa a la isla como el país más longevo de la región de América Latina y el Caribe, con el 22,3 % de sus habitantes siendo mayores de 60 años, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei). En números eso representa a más de 2 millones 400 mil cubanos.
La cifra va en aumento. Para el año 2030, los cubanos de la tercera edad representarán el 30 % de la población, que no sobrepasará los 10 millones, según dijo Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, entrevistado por EFE.
“En Cuba podemos promover escenarios donde las personas mayores vayan no a entretenerse, no a pasar el rato, no a hacer cuidado, sino a producir, a hacer algo que no habían podido hacer en otro momento, a buscarse un sustento colateral y ser parte de este proceso de emprendimiento”, afirmó la profesora Teresa Orosa, presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana, consultada por OnCuba.
La experta, elegida por Naciones Unidas como una de las 50 líderes mundiales en la década del Envejecimiento Saludable 2021-2030, explicó que es preciso trabajar para que las generaciones de personas mayores que han construido el país puedan continuar haciéndolo.
Orosa comentó que emprender en la tercera edad no solo reporta beneficios de corte económico, sino que empodera al individuo.
“Cuando sucede esto, ese adulto mayor tiene que ser tenido en cuenta. Se protege a la persona mayor de formas de violencia, de abuso, que se cometen muchas veces precisamente por esa cultura más tradicional de ver a los mayores como dependientes”, dijo.
La profesora comentó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha convocado a una campaña mundial en contra del edadismo, que se refiere a diferentes formas de discriminación por razones de la edad.
Según ese ente internacional, la mitad de la población mundial es edadista con respecto a las personas mayores. “El edadismo se asocia a una muerte prematura (en 7,5 años), a una salud física y mental más precaria y a una recuperación más lenta de la discapacidad en la vejez”, informó la OMS.
“Necesitamos que se vea la diversidad en las personas mayores, las vejeces, porque no hay una sola. Envejecer todavía sigue estando muy reducido al escenario del hogar. Existen otras posibilidades”, concluyó la profesora Orosa.
Lo dicho por la profesora concuerda con las ideas de Maricel, quien además está en constante interacción con emprendedores más jóvenes y siente que todavía tiene mucho que aprender. “Por ejemplo, muchas palabras de la jerga empresarial son en inglés. A veces me cuesta incluirlas en mi léxico, pero venzo el reto y me sumo. Tenemos que asumir el momento que estamos viviendo y disfrutarlo. Eso es lo que hago”, dijo.
“No hay por qué seguir promoviendo la tercera edad asociándola solo al cuidado de los nietos, como sucede muchas veces en los medios de comunicación. Queremos ser vistos de forma diferente, hablando de lo que nos importa. Porque incluso a esta edad es posible descubrir nuevos intereses”.
A esa edad lo que yo quiero es tomar mojitos y piña colada en la palya,con 64 años no te quedan 64 años mas para vivir.