Yulieta Hernández: “Necesitamos menos prohibiciones y más fomento”

La empresaria conversa con OnCuba sobre la realidad de las micro, pequeñas y medianas empresas en la isla.

La empresaria dice que el sector privado está en el medio del conflicto Cuba-EEUU. Foto: Osvaldo Pupo/OnCuba.

Una serie de acontecimientos sacudió la vida de Yulieta Hernández en 2018. De un momento a otro, se vio divorciada y sin un empleo bien remunerado en un hogar con dos hijos y una adulta mayor a su cargo.

La desesperación la llevó a recorrer los bares y restaurantes del municipio Playa, en busca de trabajo —en las noches, para no abandonar su vocación de ingeniera civil que, aunque no pagaba las cuentas, la mantenía ocupada en el día.

Yulieta no recuerda con cuántos habló y cuánto caminó entonces. Solo una puerta se abrió. Le dijeron que podría comenzar, a pesar de su inexperiencia en la gastronomía. Sin embargo, con un golpe de suerte, obtuvo un puesto en una cooperativa de construcción que buscaba empleados para cumplir con las obras asociadas al aniversario 500 de La Habana.

Duró poco. Tres meses después, quedó totalmente desempleada. Era un contrato temporal. Pero esta vez, la experiencia que había obtenido la impulsó a emprender y abrir su propio proyecto de construcción, no sin sorterar las habituales cargas burocráticas.

Con el primer cliente se le agotó a mitad de obra el presupuesto calculado. Había hecho mal los números. Tuvo que encontrar un segundo cliente para evitar un desastre. Golpe a golpe fue aprendiendo.

No fue un camino de rosas hasta la fundación, con otros colegas, de la empresa privada πlares (Pilares) Construcciones, la cual preside. Desde recién graduada ha sufrido el machismo en un sector predominantemente masculino; después trabajó a pie de obra en una empresa del entonces Polo Científico, donde permaneció por diez años. Como trabajadora por cuenta propia le negaron un contrato solo por el hecho de ser joven y mujer. Como socia de una empresa privada, en reuniones, más de un cliente le ha preguntado incrédulo dónde está “el jefe”. 

Todas esas experiencias, sin duda, la han curtido. Pocos de los que la ven hoy activa en redes sociales exponiendo con madurez los disímiles problemas que enfrenta el sector privado en Cuba podrían imaginar que sus inicios fueron tan turbulentos e inciertos. 

Yulieta Hernández, 38 años, voz reconocida entre de sus colegas, conversa con OnCuba sobre la realidad de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) en el país.

Como emprendedora, ¿qué representó poder crear una empresa privada? ¿Es suficiente?

En 2021 se aprobaron muchas mipymes. πlares Construcciones estuvo entre estas. Salió el anuncio y le dije al económico que estaba trabajando con nosotros en ese momento que íbamos a rellenar el formulario del Ministerio de Economía. Él me sugirió esperar, pero yo no quería, estaba ansiosa por aprovechar la oportunidad.

Al inicio fue todo positivo. Pasamos de un listado de actividades permitidas, donde podíamos hacer muy poco, a poder redactar el proyecto de una empresa con disímiles actividades, tener personalidad jurídica, con todas las oportunidades, seguridad y responsabilidad que eso implica. Fue un gran cambio; pero necesitamos más.

A veces siento que estamos estancados, que la empresa no funciona, que no puedes lograr todo lo que quieres. Hemos crecido muy poco. Operamos en un contexto económico difícil desde el punto de vista financiero y legal.

Cerrar un ciclo financiero en una mipyme es muy complicado, porque el país prácticamente no produce casi nada, todo se importa. No conozco un negocio en Cuba que no dependa, al menos, de un producto importado, aunque no lo tenga que importar directamente y se lo compre a otro negocio que sí lo importó. 

La crisis y la inflación nos afecta, primero en el plano personal, porque todos tenemos que cubrir nuestras necesidades básicas diarias; dependemos de muchos otros negocios. Además, en el plano empresarial, porque, aunque algunos empresarios tienden a decir que subir los precios es la solución y no les afecta; en realidad lo que ocurre es que menos clientes podrán pagar esos servicios y productos; disminuye la demanda solvente.

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Por eso, no visualizo un negocio en Cuba que tenga competencia hoy, la oferta es muy inferior a la demanda. La competencia existe por la demanda solvente, personificada en el mercado por el cliente tipo que puede pagar en dólares, en euros; el mismo cliente que tiene millones de pesos, en caso de los servicios constructivos. En otros sectores también pasa, pues no es lo mismo vender una caja de pollo en 10 mil pesos que en 50 mil. Mientras más alto es el precio, menor será la demanda solvente.

Decías que se necesitan cambios para el sector privado… ¿Cuáles serían?

Identifico varios. Creo que el problema fundamental es la no existencia de un mercado cambiario. Decimos que no existe por el inmovilismo de la tasa cambiaria en el país. O sea, el Banco Central tiene establecida una tasa de cambio de 24 pesos por dólar para las empresas extranjeras y estatales, pero para la población y las mipymes es de 120 pesos por dólar. Sin embargo, no podemos comprar divisas.

Cuando el empresario privado necesita la convertibilidad, ya sea del peso cubano o del MLC (moneda libremente convertible) para pagarle a proveedores, no hay. Aunque estén las tasas y el banco lo tenga diseñado, no hay divisas. Aparece el mercado informal.

El hecho es que hacer cambio de moneda “en la calle” para que los negocios operen no es seguro ni legal. Pero existe. Hay que intervenir el mercado cambiario. El Gobierno y el Banco Central deben hacerlo funcionar. ¿Qué está haciendo la banca? Ese inmovilismo trae como consecuencia que el mercado cambiario sea informal, ilegal.

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No hay solución fácil, pero se necesita tomar acción; lo que no puede pasar es lo que está sucediendo. De lo contrario, no vamos a salir de la crisis.

Esta es una de las acciones, pero tiene que estar acompañada de muchísimas más. Se habla mucho del plan de estabilización macroeconómica, pero nadie sabe qué es o su cronograma. Quien haya leído un poco sabe que la estabilización trae políticas duras.

Es como decir que nos vamos a abrochar el cinturón, pero en dos años se va estabilizar económicamente el país. ¿Cómo vas a hacerlo si no se solucionan los problemas estructurales? Podemos apretarnos el cinturón y en dos años reducir la inflación, y en cinco estar igual o peor.

¿Qué otras realidades impactan el desempeño de las mipymes en Cuba?

La inestabilidad en los marcos regulatorios, ese es otro problema serio. Donde dije “digo”, digo “Diego”; hoy amanezco con una resolución y mañana con otra. O tengo una norma, pero el que la tiene que implementar no lo hace según la ley. 

Por ejemplo, en el caso de los objetos sociales, legalmente puedes tener disímiles, no existe límite. Sin embargo, en la práctica no sucede así, se viola lo establecido. 

Hay una esquizofrenia legislativa en el país. Que no se respeten las reglas y que no haya pautas claras a los negocios privados nos afecta muchísimo y, por consecuencia, al país, al ciudadano. Porque al no saber qué va a pasar, se suben los precios. En una parte de ese aumento de precio se incluye un margen de protección debido a esta inseguridad.

Hay quien dice “que cierre el negocio y ya”. Pero, ¿y los trabajadores contratados y la responsabilidad? Nos hemos visto en situaciones con precios que podríamos bajar, ¿pero qué hago? ¿Favorezco a esa persona que va a contratar el servicio, o a mis empleados? Si me arriesgo y pongo un precio más justo, digamos, y de pronto cambia algo y tengo pérdidas, después no tengo cómo pagar salarios.

En el precio final se incluye un margen de protección por la inseguridad financiera y legal, según Hernández. Foto: Osvaldo Pupo / OnCuba

Otro tema es la emigración. Es muy difícil consolidar un equipo.

Existe un poco de migración interna, pues el ecosistema empresarial privado está creciendo. Es normal y se puede contener. Pero contra lo que no se puede competir es contra la emigración. Tenemos que hacer contrataciones de personal constantemente y eso es desgastante. Desde el punto de vista organizacional es muy improductivo estar siempre capacitando y formando.

Es un tema muy difícil resolver, sobre todo porque, si tenemos un gran problema en Cuba hoy, es que no se ve un futuro. Yo soy dueña de un negocio, decidí apostar y emprender aquí; pero muchos lo hacen por emigrar y contra eso no se puede luchar.

En teoría, si garantizo las condiciones básicas a mis trabajadores, como salario, alimentos, transporte, hasta vivienda, aun así, te dicen: “¿Y cuando vaya a un hospital, cuando los niños asistan a la escuela? No hay electricidad…”. No se logra ver una salida y los dueños de negocios no podemos contra eso.

Yulieta Hernández, OnCuba, 2024
El gran problema en Cuba hoy es que no se ve un futuro, afirma Yulieta Hernández. Foto: Osvaldo Pupo.

Tenemos otro problema grave, que es el acceso a financiamiento. Los negocios en Cuba se forman con capital de los socios y crecen a base de invertir y reinvertir utilidades de los socios. Así no se progresa. Las empresas deben tener acceso a créditos para que, en determinados momentos de oportunidad puedan aprovecharlas, o en las crisis pueda apostarse por la banca para salir de una etapa difícil.

Por supuesto, en Cuba no funciona así. Incluso, no hay confianza en la banca. Nadie quiere depositar dinero en los bancos cubanos, ni las personas naturales, ni los empresarios privados.

El proceso de reordenamiento económico dio al traste con la banca cubana. Se generó una devaluación muy grande unida a un proceso inflacionario; el capital en cuentas en dólares y en CUC pasó a ser en pesos cubanos, moneda que se ha devaluado. Si alguien tenía 10 mil dólares en el banco, tendría hoy unos 600-700 dólares. Es el resultado de un mal diseño e implementación en un momento inadecuado.

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Has dicho que las políticas del Gobierno son rentistas y no de fomento. ¿A qué te refieres?

Es muy fácil decir que el sector privado tiene que producir. ¿Pero cómo? Si no se diseñan políticas de fomento y sin financiamiento, no va a suceder. Cuba tiene una tendencia a las políticas rentistas. Podemos verlo en los impuestos. ¿Qué negocio va a crecer con una carga tributaria como la que tenemos?

Estimo que la carga tributaria total está entre un 30 % y un 40 %, pero algunos colegas me dicen que no, que estoy equivocada, que está entre un 15 % y un 20 %. Aunque depende del tipo de negocio, no todos son iguales ni tienen los mismos costos y gastos.

Un ejemplo: del paquete de pollo que estás comprando, entre un 30 % y 40 % del precio es de impuestos y de gastos financieros. Es decir, no solo de los tributos, sino que, de alguna manera los negocios tienen que comprar divisas y hacerlo legalmente no es una opción en nuestro contexto. Esa realidad se traslada al precio final, es uno de los costos de no tener un mercado cambiario.

Volviendo a la política rentista, un refrán dice que si tienes una vaca y da leche, no te la comas, no vas a tener ni leche, ni carne, ni vaca. Eso es un ejemplo muy coloquial. Pero, a nivel de impuestos, el país tiene un déficit fiscal grande, se gasta más que lo que se tiene; hay que buscar dinero, pero fomentando. ¿Cómo? Bajando los impuestos, ofreciendo financiamiento, permitiendo la inversión extranjera en el sector privado, dando facilidades y autonomía a estos negocios.

Ahora, si subes los impuestos, menos mipymes van a subsistir. Sin embargo, si se dan incentivos, van a existir más y el Estado puede recaudar más dinero para las políticas y los gastos sociales.

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¿Cómo valoras la evolución del tratamiento del Gobierno a las mipymes desde su creación?

En 2021 hubo una especie de apoyo hacia los privados. Había mucha expectativa. Pero el discurso no fue acompañado de las políticas necesarias.

Desde 2024 entraron en vigor algunas medidas que nos afectan. Quitaron la excepción tributaria para las mipymes nacientes y reconvertidas, impusieron el 10 % también para las ventas mayoristas, subió la tasa cambiaria para impuestos aduanales, limitaron la cantidad de objetos sociales permitidos por cada empresa. La carga final de impuestos subió, lo cual elevó muchísimo los precios.

Aunque el sector privado ha seguido creciendo en número, hubo un retroceso en las políticas y discursos gubernamentales.

Sin embargo, no hay uniformidad en la aplicación de este tipo de decisiones. ¿Qué diferencias existen entre los diferentes actores económicos que tiene Cuba?

En cuestión de oportunidades, el Gobierno debería dárselas al empresario cubano y hoy se las da a los extranjeros. Por ejemplo, los empresarios extranjeros tienen ocho años de exención fiscal. Nosotros teníamos uno y si eras de reconversión solo seis meses. Ahora no tenemos, cero exención fiscal para el empresariado privado cubano.

Entiendo, a veces, que el Gobierno decide apostar por el inversionista extranjero porque inyecta dólares o euros a la economía del país. Pero ese empresario extranjero se los lleva. Sin embargo, sería diferente si se aplicaran políticas de fomento a largo plazo o la inversión extranjera en el sector privado. Cuando abrimos un negocio, gastamos el dinero aquí, vivimos aquí. No me voy a llevar mis utilidades a otro país porque este es el mío.

Existe una gran diferencia entre extranjeros y cubanos. Incluso en detalles, como dar las mejores posiciones en una feria comercial al empresario extranjero y no al privado cubano. Ha sucedido que se han arrendado locales solo para ellos.

Yulieta Hernández, OnCuba 2024
El gobierno debería darle más oportunidades al empresario cubano y hoy se las da a los extranjeros, explica la dueña de mipyme. Foto: Osvaldo Pupo/OnCuba

En cuanto a las empresas estatales, es un poco más complejo.

Tenemos institutos, grupos empresariales, empresas… A veces, tres entidades que estudian lo mismo, pero con diferente nombre. Todos cobrando un salario y nadie produce lo que supuestamente se investigó. Todavía existen las antiguas tiendas en CUC solo por un día que viene un producto. También te encuentras fábricas que la mitad del mes no producen y los trabajadores están ahí. Si una empresa no funciona y quebró, la cierro.

Tampoco creo que haya que hacer una privatización masiva. Pero, llevamos años diciendo que un número de empresas tienen pérdidas. ¿Qué vamos a hacer?

Como empresarios privados no podemos tener acceso a rentar suelo para construir una oficina, una industria, un almacén. Tengo que subarrendar a esa empresa estatal; hay muchas empresas estatales que viven de esto y no producen.

Mipymes y empresa estatal: ¿un maridaje para alcanzar el éxito?

Muchísimas oportunidades no son aprovechadas por esa empresa estatal. Hay determinadas industrias que, de alguna manera, podrían mantenerse. Pero existen actividades económicas que el sector privado podría hacer y están en el listado de actividades prohibidas. Ya que esta empresa estatal lo está haciendo mal o simplemente no lo hace, ¿por qué no me permites hacerlo? ¿Por qué no me das las condiciones para, al menos, ser su competencia?

La única manera en que veo que esa empresa estatal podría producir y ayudar a disminuir el déficit fiscal tan grande es que la pongan en autonomía y compita. Quien quiebre, que cierre.

Pero si, de todas formas, la empresa estatal que quiebre no se cierra y se sigue financiando con dinero del Estado, ¿con qué capital se está financiando? ¿Con qué dinero esa empresa que no produce, que no genera ingresos, le está pagando a sus trabajadores? Se está financiando con los impuestos, no solo de los privados, sino de los de todas las empresas del país, de los ciudadanos. Incluso, con las pequeñas exportaciones que se realizan.

Esto tendría un alto costo social; sobre todo para los que se emplean en el sector empresarial estatal…

Ahora mismo el tema de desempleo no es un problema. Trabajo hay. Existen un montón de empresas buscando empleados porque la mayoría no quiere trabajar con el Estado por los salarios que tiene, y las empresas privadas constantemente están buscando trabajadores. Además, a lo mejor esa empresa estatal cierra y una persona decide emprender y se genera una nueva oportunidad.

No hay una solución mágica y menos en el contexto actual. Son decisiones que, una vez que se tomen, van a tener un costo político y social; pero hoy estamos teniendo esos costos políticos, económicos y sociales. Hay inconformidad en todos esos ámbitos. 

Se crítica a las mipymes en relación con el manejo de los recursos humanos: discriminación por sexo, color de la piel u otro motivo… 

Las reglas en materia laboral están claras. En Cuba uno de los problemas es no cumplir las reglas. Hay un Código y un Reglamento de Trabajo y otras leyes avanzadas desde ese punto de vista. ¿Qué hay que hacer? Hacerlas cumplir.

Muchas veces se tiende a culpar al empresario cubano privado porque está haciendo mal las cosas. Me pregunto: ¿alguien lo formó? De pronto, en 2021, se anunció que se iban a abrir empresas privadas, aunque estaba previsto en los lineamientos desde 2011. Fueron diez años para crear las bases, y no se aprovecharon.

Desde el punto de vista del empleo de recursos humanos, algunos empresarios privados cometen errores. Pero hay una diferencia entre el sector privado y el sector estatal: usted se pasaba un mes cobrando un salario, produjera o no, y de pronto empieza a trabajar en el sector privado, en una empresa que tiene un dueño, que sí sabe lo que le cuesta, y exige. Es un gran cambio. He tenido casos que me han dicho que este no es su lugar, aun cuando no le sobrexigimos, solo le pedimos que produzcan de acuerdo con el salario que obtiene.

Además, hay empresarios privados que tienen mucho desconocimiento porque no se les formó, porque a lo mejor no tienen ni las capacidades. El sistema educacional cubano no te prepara para ser empresario.

Hablando de otro asunto, ¿qué opinas sobre la política de Estados Unidos hacia el sector privado cubano?

Las relaciones de conflicto entre Cuba y Estados Unidos siempre han existido y ahora está el sector privado en el medio. Un colega dice que somos como una pelota en un campo de fútbol: nos están pateando; a veces las políticas gubernamentales cubanas, otras, las estadounidenses, como son el embargo y estar en la lista de países patrocinadores del terrorismo.

También ha aparecido una izquierda extrema en Cuba, que no conocía, que dice que el sector privado es terrible, que estamos destruyendo Cuba; y a la vez una derecha súper extrema en los Estados Unidos, en Miami sobre todo, que dice que no se puede apoyar a los negocios privados porque son testaferros del Gobierno. Somos 11 mil. Es imposible.

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Es una relación muy compleja que afecta al ciudadano cubano, al estadounidense, al empresariado e incluso a los que no viven en Cuba ni en los Estados Unidos. Por eso estamos tan pendientes.

Desde la época de Obama se está hablando de flexibilizar el embargo para beneficio del sector privado; pero generalmente esos cambios ocurren al final de una Administración y cuando llega la nueva el pequeño avance no se implementa o aprovecha.

También existe una percepción de riesgo muy alta, tanto para los bancos estadounidenses como para los empresarios privados. No se otorgan visados de negocios ni de turismo. Son muchos factores que influyen en poder aprovechar las oportunidades de negocios entre Cuba y Estados Unidos.

Tanto la Organización de las Naciones Unidas, que declaró el 27 de junio como Día Internacional de las mipymes, como otras organizaciones y académicos, advierten que la vida de estas empresas puede ser efímera. Son muy susceptibles. ¿Cuál sería la predicción para Cuba, dado el contexto que has descrito?

En el contexto internacional, abrir una empresa es un gran riesgo de mortalidad. En Cuba también, con algunas causas diferentes. Se han aprobado más de 11 mil actores económicos, en su mayoría mipymes, aunque habría que ver cuántos están funcionando realmente, porque esa estadística no se conoce. ¿Qué debería ocurrir? En el mundo hay una gran tasa de mortalidad empresarial, pero también una alta natalidad; en Cuba el proceso de formación es muy lento y esto influye de forma negativa.

En los inicios, en 2021, te podía tomar tres meses crear una mipyme; aunque en teoría debía demorar solo uno. Internacionalmente hay experiencias de mucho menor tiempo para la creación, aprobación y entrada en funcionamiento de una empresa. En la actualidad, en Cuba esto puede demorar más de seis meses; he escuchado a colegas decir que alrededor de un año.

Esto y otras dificultades que enfrentamos impactan negativamente en el surgimiento de empresas. Además, el hecho que no se les permita adaptarse, pues casi no se puede cambiar el objeto social, influye en la mortalidad. En esa flexibilidad está la capacidad de sobrevivencia, en un contexto muy difícil, muy adverso.

Hay un ecosistema empresarial, pero este tiene que crecer. No existen todavía las redes necesarias para que la economía cubana pueda florecer, y lo vemos con datos reales. La crisis está, los datos económicos están.

No creo que la predicción sea la extinción de las mipymes, pero es necesario que aumenten su número, acompañadas de fomento, de financiamiento, de seguridad y de estabilidad. Se tienen que dejar atrás las políticas rentistas, el miedo, la inactividad y tomar medidas económicas que permitan corregir y estabilizar la crisis estructural en Cuba.

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