Importaciones de pollo desde EEUU disminuyen tras el tope de precios a las mipymes

En julio las compras de pollo estadounidense por entidades estatales y privadas de Cuba cayeron un 7,5 %. También entre enero y julio el volumen de las importaciones fue inferior al de igual período de 2023, aunque el valor de las mismas registró un aumento.

Pollos a la venta en una tienda en MLC en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Pollos a la venta en una tienda en MLC en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Las importaciones de pollo desde Estados Unidos disminuyeron el pasado julio, justo el mes en que el Gobierno cubano estableció el polémico tope de precios a varios productos de las mipymes.

Las toneladas de pollo importadas en el séptimo mes del año fueron unas 19 099, lo que representa un decrecimiento del 7,5 %, de acuerdo con datos del Departamento estadounidense de Agricultura, que incluyen las compras tanto del sector estatal como el privado.

Mientras, la caída en el valor de lo importado fue del 6,7%, debido a un repunte del precio con respecto a junio, de 1,23 a 1,34 dólar por kilogramo libre a bordo en puerto de embarque.

En total, Cuba importó 146 mil toneladas de carne de pollo del país norteamericano entre enero y julio, “el equivalente aproximado de 5840 contenedores”, apunta el economista Pedro Monreal.

“La cifra es menor que la de igual periodo de 2023, pero el valor fue 2,5% mayor, indicando un aumento del precio”, confirma el analista, que sigue asiduamente este y otros temas económicos en sus redes sociales.

Trayectoria oscilante

Para Monreal esta disminución de las importaciones “indica una situación de inseguridad alimentaria en un contexto de crisis agropecuaria que el gobierno no es capaz de resolver”.

No obstante, el experto no parece asociar —al menos no de momento— este decrecimiento mensual con el tope gubernamental al precio del pollo para los negocios privados.

En su opinión, la caída en el séptimo mes del año refleja “la usual trayectoria oscilante de las exportaciones mensuales de carne de pollo de EE.UU a Cuba”.

Habría que esperar a los próximos meses para conocer si la disminución se mantiene o si se revierte esta tendencia, algo que, de ocurrir, sería sin dudas positivo, pues, como apunta Monreal, “las exportaciones de carne de pollo de EE.UU son la principal oferta de la fuente de proteína animal de mayor consumo en Cuba y compensan la aguda crisis agropecuaria” en la isla.

En cualquier caso, resulta cuando menos llamativo que las importaciones de pollo caigan tras el controvertido tope de precios a las mipymes y mercados privados, una medida también aplicada a otros demandados productos como el aceite y la leche en polvo.

Le entrada en vigor de esas restricciones ha tenido en no pocos lugares el efecto que muchos temían y vaticinaban: la desaparición de esas mercancías de los mostradores.

Ni la eliminación de los aranceles de aduana a esos —de momento— seis productos ha servido para evitar las críticas, tanto de vendedores y compradores como de economistas.

Tampoco para que esas mercancías se “muden” con rapidez del mercado formal al informal, mientras las autoridades llevan adelante una campaña de inspecciones y multas a los negocios privados, muchos de los cuales han optado por no comercializar los productos de la discordia.

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