En la economía las reglas del juego son decisivas. Hacer que se cumplan es parte de un ejercicio imprescindible si se desea que algo funcione bien. También si se desea trasmitir determinadas señales o propiciar que florezcan determinadas actitudes o que otras desaparezcan. Las reglas del juego deben trasmitir mensajes claros para todos.
El ordenamiento del “escenario” puede asumir diferentes formas y maneras de manifestarse; están aquellas normas que se inculcan desde la cuna y son parte de convenciones sociales no escritas y aquellas otras que requieren de un sistema legal mucho más complejo y cuerpos especiales para hacerlas cumplir.
Para que las reglas del juego puedan funcionar, no obstante, necesitan responder a determinado contexto, que les impida perder su esencia misma y convertirse de “reglas de juego” en piezas dignas de un museo de cera.
Recuerdo por allá por los años 80, cuando según algunos el transporte funcionaba bien, que existía la regla de montar por delante, al igual que hoy. Sin embargo, muchas personas incumplían la orden, por la sencilla razón de que el transporte, al menos el que yo tenía que tomar, siempre llegaba a la parada repleto de personas y con gente colgada en las puertas… igual de parecido a lo que ocurre ahora.
Por obra y gracia del automatismo, aquella regla nos convertía a todos en transgresores, cuando en realidad era la regla misma la que transgredía el más escaso y raro de los sentidos: el sentido común.
Para el proceso de transformaciones que estamos viviendo en Cuba hoy, las reglas son decisivas y constituyen una parte esencial de lo que se conoce como “economía institucional”[1].
Nuestra economía y nuestra sociedad experimenta un proceso de diversificación de agentes socio-económicos nunca antes visto en los últimos 56 años. Es un proceso además, aceptado y promovido desde la propia conducción de la Revolución, consciente de su necesidad.
Ese proceso que diversifica los actores, diversifica también los intereses (incluso los puede hacer contradictorios en determinados momentos) y hace que la elaboración de las reglas del juego sea mucho más difícil que años anteriores, cuando el único actor, o mejor dicho el actor determinante y casi único, era el sector estatal de la economía.
De hecho, hay una apuesta explícita de que la diversificación conducirá a la destrucción del sistema que hoy tenemos. Esa apuesta, de algunos adentro que hacen todo lo posible por resistir y malograr el proceso y de otros afuera, que intentan provocar que rebase los límites de lo manejable, pretende utilizar la diversificación de la formas socio-económicas para fomentar la división del país. Es una historia vieja que se renueva cada cierto tiempo.
Guste o no, la transformación requiere de nuevas reglas. Algunas se han ido construyendo, otras están por construirse. La necesidad de esas nuevas instituciones y de su coherencia con la situación que vivimos, se hace evidente.
Si el sector estatal socialista continuará como el decisivo para nuestra economía, entonces necesita nuevas reglas que le permitan cumplir esa misión.
Hoy el escenario mantiene atadas las manos al sector más importante de nuestra economía. La ansiada “autonomía” de la empresa estatal socialista parece estar en el horizonte, entendido el horizonte como una línea imaginaria que se aleja de nosotros en la medida en que nos acercamos a ella.
La cultura de “esperar señas”, de “consultar arriba”, no ha podido ser desarraigada. Definitivamente, las nuevas reglas no han sido suficientes para cumplir ese cometido y por ende, no han ayudado a mejorar sustancialmente los niveles de productividad y eficiencia que permitirían a la empresa estatal cubana insertarse de mejor forma en el comercio mundial.
Esa economía, la estatal, emplea 3,5 millones de trabajadores, el 70{bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de} de todos los trabajadores del país. Está presente en todos los ámbitos de la vida social, domina todos los sectores, no sólo los estratégicos y es la responsable de por lo menos el 80{bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de} del PIB. Si la economía, como afirmara el Presidente del país, es nuestra “asignatura pendiente”, entonces debemos cambiar las reglas del juego para que ese sector, el decisivo, pueda contribuir de mejor manera a aprobar una asignatura que hemos estado suspendiendo durante más de 40 años.
Si la inversión extranjera debe ser un elemento importante en nuestro desarrollo, porque con recursos propios no logramos rebasar una tasa de inversión que apenas alcanza el 10{bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de} del PIB y nos condena a crecimientos bajos (no han rebasado el 3{bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de} en los último cinco años), entonces nuestras reglas deben estimular aún más el interés de los inversionistas extranjeros por invertir en Cuba.
La ley 118, de 2014, fue un paso de avance, sin embargo sus resultados después de dos años de aplicación, parecen aún estar lejos del propósito de alcanzar unos 2500 millones de dólares en inversión extranjera directa por año, necesarios para lograr tasas de crecimiento que rebasen el 5{bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de} anual y que lo hagan sostenible en el tiempo.
No basta con ofrecer seguridad ciudadana y una fuerza de trabajo de alta instrucción, aunque contratamos trabajadores hindúes supuestamente más calificados que los nuestros y les pagamos 1 500 euros por mes. Otros países de la región (Costa Rica, Uruguay) ofrecen ventajas parecidas, y tienen flujos de inversión mayores porque además sus “reglas del juego” son mucho más fáciles de entender por el inversionista extranjero.
Hay que lograr que nuestros procedimientos para crear una empresa acerquen nuestros tiempos a los estándares de aquellos países que son nuestra competencia, al menos en la región. ¿Cómo dejar atrás los prejuicios arcaicos sobre la inversión extranjera si no cambiamos las reglas del juego?
Si deseamos que los municipios y territorios del país sean protagonistas del desarrollo y no meros eslabones encadenados a decisiones que recortan y fraccionan sus territorios, entonces las autoridades locales deben tener más responsabilidad y mas capacidad de decisión.
Algo se ha hecho. Por ejemplo hoy, las autoridades locales pueden disponer de fondos para el desarrollo local, pero no es suficiente. ¿Un caso concreto? Miremos a la inversión extranjera: en la Cartera de Oportunidades de Inversión aparecen siempre visiones sectoriales, pero jamás hemos visto una propuesta desde los territorios. Al menos yo nunca he visto una Cartera de Oportunidades de Inversión de una provincia, y de hecho, en el proceso de toma de decisiones para aprobar una inversión extranjera en cualquiera de sus modalidades y montos, las autoridades locales no tienen ninguna participación. ¿Debemos o no cambiar esa regla?.
Si hemos decidido que las formas de propiedad no estatales son también necesarias en este proceso de construir una sociedad socialista, próspera y sostenible, entonces debemos pensar las reglas y adecuarlas a las condiciones del país. Hoy en el ambiente laboral el sector del trabajo por cuenta propia es el que más presión recibe, tanto en el orden político como en el económico.
En lo político porque que la administración norteamericana ha insistido en “utilizarlo” como impulsor del cambio de régimen, y aquí, dentro de Cuba, algunas personas, a veces en esa función de perseguidor de nacimientos con algún tipo poder o formalmente sin él, también lo han identificado de la misma forma, y actúan en consecuencia. Desoyen de esa manera al primer secretario del Partido Comunista, quien ha dicho:
“Las cooperativas, el trabajo por cuenta propia y la mediana, pequeña y microempresa privada no son por su esencia antisocialistas ni contrarrevolucionarias y la enorme mayoría de quienes allí laboran son revolucionarios y patriotas que defienden los principios y se benefician de las conquistas de esta Revolución.”
Es cierto que deben ser fiscalizadas, pero la fiscalización debe estar a tono con la realidad del país, con el hecho de que ninguno de esos nuevos negocios trabaja en pesos cubanos, ni sus costos, ni sus ingresos ni los salarios que pagan se ejecutan a la tasa de 1 peso igual a un dólar (empleada en el sector estatal) sino a aquella otra en que solo con 25 pesos se logra tener un CUC.
Los negocios del “cuentapropismo” son por lo general entidades que compran de manera mayorista en un mercado de precios minoristas con altos márgenes para las empresas recaudadoras (estatales), negocios que no pueden comprar en los almacenes estatales, a precios de almacén, que no pueden importar ni a través de las compañías importadoras estatales y que no tienen cuenta bancaria a nombre del “negocio”.
Son agentes económicos que viven aun dentro de la incertidumbre de no ser “personas jurídicas”. Que subsisten en el limbo de las interpretaciones personales de las reglas, y cuentan con escaso poder para llevar adelante cualquier reclamación. Si hemos reconocido teórica y políticamente su necesidad, entonces ¿debemos o no cambiar las reglas de juego?
Asociar de forma automática la ineficiencia y la baja productividad al carácter estatal de la empresa, la corrupción a la inversión extranjera y el mercado negro al cuentapropismo, es la forma más simplista de buscar soluciones a problemas que existían antes de que comenzáramos este proceso de transformaciones.
Es confundir las causas con las consecuencias e intentar detener/frenar/retardar la necesaria actualización de nuestra economía. Es construir enemigos en lugar de aliados. Es dividir en vez de unir.
Las instituciones son el producto más genuino del “homo sapiens”. El fisco, la religión, las partidos políticos, las leyes, todas son instituciones, todas son producto de la invención humana. Ocurre, sin embargo, que después de creadas se convierten, muchas veces, en convenciones inamovibles, en ataduras que por desactualizadas o descontextualizadas, producen un resultado contrario al objetivo por y para el que fueron creadas.
En los primeros cinco años de aplicación de los Lineamientos más de 130 nuevas políticas fueron emitidas. Se derogaron o eliminaron centenares de decretos- leyes, decretos y otras regulaciones. El esfuerzo institucional fue relevante, pero aún queda mucho por hacer.
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[1] Economía Institucional: “El término es utilizado como el marco institucional de la actividad económica que abarca el conjunto de organizaciones administrativas del país, así como las leyes, regulaciones económicas y contratos. También contempla aspectos tales como el sistema de valores que dicta el comportamiento de la diversidad de actores frente a las normas —jurídicas, políticas y económicas— y a la vez influye sobre ellas. En síntesis, son las llamadas “reglas del juego” que rigen en los ámbitos a través de los cuales interactúan dichos actores en la producción, la distribución, el cambio y el consumo”. Tomado de la Conceptualización del modelo económico y social, pag.30
Aunque no sé la cita dónde está exactamente, recuerdo esta idea en las palabras de Raúl: ” todo lo que se oponga a la creación y desarrollo de un sector privado fuerte y eficiente, debe desaparecer”. ¿Ha sucedido eso? Yo creo que viene sucediendo lo contrario. Las reglas del juego recién iniciado empezaron a cambiar antes del 5to inning, para mal, para volver a lo anterior. El gran daño se le hace al pueblo, que es el sujeto real y debe ser el principal benficiario de la Revolución por la que seguimos luchando. Tengo la certeza de que quienes ponen tantos obstáculos al cambio de reglas, para bien, hacen el trabajo del diablo. La gente no puede perder la esperanza en la nueva época que se avisoró hace unos pocos años, pero ve cómo se desvanace delante de sus ojos con las medidas que dan marcha atrás. Es lamentable. Felicito al autor por este análisis tan profundo y desprejuiciado.
Excelentes fundamentos y análisis. ..
Muy bien su explicación profesor pero, me llama la atención como cada vez que se toma una medida de control sobre las operaciones del sector cuentapropista, principalmente en la gastronomía, como esta que afecta a paladares, clubes y bares, se dice que no solo afectan a los dueño, sino a todo el pueblo que se ve privado del disfrute de estos sitios. Por favor, ya de antes, el pueblo, ese que como bien usted dice forma parte del 70% que trabaja en empresas del Estado y que sobre sus lomos está soportado el 80% de nuestro magro PIB, no puede disfrutar de esos lugares. Ni tan siquiera lo piensa. Esa parte del pueblo, cada vez que leemos una limitación a paladares, clubes, piscinas, bares, nos preguntamos, -Y eso cómo me afecta? Cada vez que oímos un comentario así, en mi colectivo terminamos con la misma pregunta y luego, a hilo seguido, pensamos que nuestro Centro, con no más de 1600 trabajadores ingresó al país en el último año más de 200 millones de dólares. Y aun así, los cambios que puedan hacer aquellos negocios “afectados” ni nos rozan, en nada cambia nuestras vidas.
Pero en la concreta, coincido con usted en que estamos en un juego nuevo, jugando con reglas viejas.
En cuanto a la ineficiencia del sistema económico cubano, nunca he pensado que se deba al sistema en sí, sino a los que los que llevan la función de hacerlo viable. Y es que no se puede dirigir ningún proceso sin tomarnos el trabajo de mirar con nuestros propios ojos cómo se desarrolla, cómo marcha. No se puede saber cómo está el obrero, sin ir allí, a su puesto, y ver las condiciones (ni que decir de agarrar el timón del tractor, o la carretilla de construcción, o la maquinaria cualquiera sea, a la usanza de aquel animal de otra galaxia que recordamos como Che). No se puede saber cómo vive el trabajador de la base, el maestro, el científico, el médico, el pueblo humilde, si vivimos en un barrio construido en una época en que los que los fabricaron, lo hicieron con toda la intención de deslindarse del pueblo. No culpo a esas casas, ni a sus jardines cercados, no son más que piedra y metal, ni siquiera culpo a los que las habitan, quienes en los más de los casos llegaron allí luego de alcanzar un nivel de responsabilidades otorgadas por sus méritos reales, cuando eran pueblo común, pero que una vez allí, pasados unos meses, un año, en esos hombre y mujeres ejemplares y en sus familias pareciera que se les encarnasen los fantasmas de personalidades de medio siglo atrás,
No han faltados por estos años quienes han rememorados pasados “desmerengamientos”, para nada irreales en nuestro contexto (y si digo un exabrupto ya antes lo dijo Fidel: -Solo nosotros podríamos derrocar la Revolución). Como tampoco ha faltado quien note que de las grandes fortunas de hoy en esos países ex. la mayoría no fueron simples cuentapropistas, ni dueños de cafeterías y ventorrillos, no.
Mi hermano vivió el cambio de etapas en aquellas exrepúblicas, y contaba que todo lo que empezó con los cantos de sirenas, terminó con el llanto de niños y ancianos mendigando en las calles. Vade reto!!.
No nos queda otra, cambiar todo lo que deba ser cambiado, y trabajar, y controlar, y sobre todo, ser consecuentes con lo que reconocemos públicamente son nuestros principios.
Les deseo suerte a todos aquellos que creen que va a mejorar la situacion economica , social y politica de Cuba , es lo mas que puedo desearles y si pudiera les regalaba un cojin pero supongo que ya lo deben de tener. Suerte compañeros La Revolucion marcha victoriosa….
Es tan bueno el artículo, que paradójicamente demuestra lo contrario a lo que se quiere demostrar. En Cuba, para cambiar los “pensamientos arraigados” que se describen deberán cambiar las personas que nos dirigen. A propósito; he trabajado en empresas estatales, inversión extranjera y cuentapropistas y SI están asociadas a la ineficiencia, a la corrupción y al mercado negro respectivamente. Las reglas de juego que se requieren cambiar son tan abarcadoras, que tal vez hay que cambiar el juego mismo.
“Mi hermano vivió el cambio de etapas en aquellas exrepúblicas, y contaba que todo lo que empezó con los cantos de sirenas, terminó con el llanto de niños y ancianos mendigando en las calles”
TM61, no se en que años su hermano vivió lo que usted describe, ni de cuales ex-republicas le habló. Pero yo he viajado mucho por esos países en los últimos años y no he visto nada ni remotamente semejante a lo que el describe. Y voy hasta los pueblos de provincias. Mucho menos ninguna añoranza al pasado socialista. Oiga, ¡Ni los comunistas! Si he oído quejas.
Hablando una vez en Budapest con una señora, me decía; “Tony, tenemos a los mismos ‘Burokraták’ de siempre” Se refería a los comunistas que se habían cambiado de chaqueta y habían crearon nuevos partidos para estar en coalición con los nuevos gobiernos. Los neo-comunistas. En otro ocasión hablando con un Bulgaro, se quejaba prácticamente de lo mismo. Cuando le dije; “Si, me imagino, los mismos ‘Burokraták’ “, Me contesto; ” los mismos burokraták, con las mismas cara y los mismo nombre”. Una de las conclusiones que yo saco de los comunistas , es que son casi como se dice que es la materia; “Ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma”
Mire, si su hermano le habló de Rusia no tengo nada que comentar. Nunca he estado en Rusia. Personas que han estado, si me han contado que en ciudades como San Petersburgo han visto en complejos de apartamentos mas de una familia viviendo en un solo apartamento y cosas así. ( también Putin ha tenido que lidiar con una crisis económica a nivel mundial). Pero si le hablo de los países de Europa del Este, dígale usted que digo yo, que se deje de meter “guayabas”.
En la bella ciudad de Praga, a la orilla del rio Moldava, había una enorme estatua de Stalin. Cuando su muerte la quitaron y dejaron allí solamente el pedestal. Así estuvo hasta el fin del comunismo. Lo que existe en estos momentos puesto sobre el pedestal es un Péndulo. Un péndulo muy grande que va muy lentamente de un lado a otro. Simboliza el tiempo…… EL TIEMPO PERDIDO.
Tocayo, mi hermano estuvo en Riga, Letonia. Una de las llamada republicas del Báltico. Estuvo 4 años como estudiante y luego, después de graduado, ocurrido ya el “desmerengamiento”, 4 meses más en un entrenamiento. No tengo porque cambiar lo que me dijo, Y además, agrego que mi hermano no es lo que se suelen llamar algunos “un aliado del régimen” (increíble como a la inocente palabra “regimen” se ha dejado solo para designar lo malo, ahh! los medios!!!
Y si, me contó que la primera vez vio una ciudad preciosa donde, desde la perspectiva de un cubano, había de todo. Y luego, durante el posgrado, mendigos en las calles, con niños pequeños a los que pellizcaban para que llorasen y dieran más lastima. Para más referencias de avalen la no el no compromiso de hermano con la Revolución, le diré que ahora vive en USA.
En cuanto a ese mal que nos corroe, llamado “Burocratismo”, no tengo la experiencia personal, pero, según me cuentan es global. Solo que a nosotros, con nuestros escasos recursos, y cargando ese pesado fardo del bloqueo yanqui se nos hace un peor. Como diría un yanqui en el gobierno “una amenaza a la seguridad nacional.
«Quien no extrañe la Unión Soviética, no tiene corazón. Quien la quiera de vuelta, no tiene cerebro». (Vladimir Putin)
TM61 me imagino que 61 es su edad. Si dividimos los 200 millones ganados por su centro en el año entre sus 1600 trabajadores obtendriamos 1 millon 250 mil dolares por trabajador y si dividimos este resultado entre los 12 meses del año resultaría en 10 mil 416 dolares de ganancia por mes por trabajador. Porqué su centro no puede pagar 2 mil cuc a cada uno de sus trabajadores y quedarse con 8 mil 416 dolares? Uff demasiado mejor que les paguen 416 cuc y para las arcas del estado vayan 199 millones 344 mil cuatrocientos dolares….Bella ironía.