Los números del transporte en Cuba en 2016

Los medios alternativos, como los almendrones, transportan a millones de personas cada día. Foto: Kaloian.

Los medios alternativos, como los almendrones, transportan a millones de personas cada día. Foto: Kaloian.

En almendrón, tren, ómnibus o carro personal; de carga o de pasajeros, el transporte en Cuba siempre provoca controversia. La Oficina Nacional de Estadísticas (ONEI) colocó en su sitio los datos de esta actividad en 2016. Pero, ¿qué pasa cifras adentro?

La transportación total creció hasta los 2 044, 4 millones de pasajeros. El desarrollo es alentador si se considera que en 1998 cayó a 503,3 millones. La tendencia desde 2010 ha sido al alza. Parece que se recupera, pasito a pasito, como la popular canción.

Pero se encuentra aún distante de 1986, cuando se alcanzaron los 3 236,7 millones. Si ponemos en contexto, ese año la Isla tenía 10 millones 228 330 residentes. Hoy son más de 11 millones, a quienes se suma la avalancha de turistas extranjeros. Y la oferta no crece con la misma celeridad que la demanda.

Detrás de los precios en los almendrones

En 1958 Cuba era el sexto país del mundo en promedio de automóviles por habitantes. Solo se ubicada por detrás de EE.UU., Canadá, Gran Bretaña, Venezuela y Alemania Occidental, según Ciro Bianchi. Actualmente la Isla tiene una de las menores tasas de penetración de autos en América. Unos 38 por cada mil habitantes. Eso nos situaría en el puesto 133 en el mundo, acorde a estadísticas de 2014. Y por supuesto, entre los últimos en la región.

Medios convencionales Enero – Diciembre de 2016 (Datos ONEI).
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Ómnibus urbanos y medios de transporte alternativos

Han evolucionado en confort y estética desde los míticos camellos habaneros hasta los Daewoo, Yutong o Liaz, que hoy recorren las calles. Pero no son suficientes aún.

Si en 1985 se trasladaron en ómnibus urbanos 2 185,5 millones pasajeros, esta cifra se desplomó hasta los 288,2 millones, en 2000, bajo el efecto del Período Especial.

Habría que esperar a 2016 para llegar a 568,8 millones. Aún así, esto es casi la cuarta parte en comparación con el lejano 1985.

Las realidades son muy distintas. Mientras que en los 80 el parque de ómnibus era de 15 800, en 2013, apenas era de 7 840. Se trata de una flota que agrupa decenas de tipos y modelos de carros, lo cual dificulta su mantenimiento.

La triste historia del transporte cubano

En este contexto de reconstrucción, los medios alternativos –coches de tracción animal, bicitaxis, camiones y autos privados– ya no lo son tanto. Este es uno de los escenarios donde más se comprueba la expansión del trabajo privado en Cuba. Como muestra, en 2010, el gobierno cubano emitió 43,702 licencias para el transporte de pasajeros. En 2015 ese número había saltado a 72,077, señala Emilio Morales, en CubaTrade Magazine.

Los medios alternativos, como los llama la ONEI, transportaron 190,7 millones de personas en 2000. En el año que concluyó fueron 786,3 millones, un crecimiento mayor al 400 por ciento. Su uso es cada vez mayor. No es precisamente un buen indicativo de salud en el transporte nacional.

Estos medios de transporte han respondido a la demanda mejor que el sector estatal. Mientras aumenta su relevancia, crece la dependencia hacia ellos. La famosa “crisis” de los almendrones en La Habana puso en evidencia que el sector estatal, por sí solo, no puede cumplir el encargo.

Pasajeros transportados. Evolución histórica (Datos ONEI).
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Ferrocarril y carga

El medio más económico y con mayor capacidad para trasladar carga y personas, es uno de los más atrasados y que menos cambia en Cuba. Parque insuficiente de equipos, deterioro técnico y poco confort son rasgos del ferrocarril en la Isla.

En 1992 se alcanzó el récord histórico en transportación de pasajeros con 33 millones, pero después sobrevino la caída en barrena. El año pasado fue apenas de 7,8 millones.

Eduardo Hernández Becerra, vicepresidente de la Unión de Ferrocarriles de Cuba, dijo recientemente que no cumplieron los planes en 2016, lo que generó pérdidas a la economía e insatisfacción en la población.

En el apartado de la carga ocurre algo similar. Por esta vía se movieron 15 millones 119 mil toneladas: un 91,3 por ciento de lo planificado.

El depauperado ferrocarril nacional necesita una trasformación radical para demostrar sus ventajas sobre los camiones. En 2016, estos últimos movieron el 78,3 por ciento del volumen total de carga. La tendencia no es positiva, ya que el tren conjuga mayor eficiencia energética, seguridad y capacidad de transporte que los camiones.

Carga transportada. (Datos ONEI).
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Los medios alternativos ganan en protagonismo, a pesar de las inversiones estatales para cambiar la matriz del transporte. Una elevada dependencia de estos sería un retroceso.

Como explica el economista Juan Triana, esto sería “depender cada día más de carretones de caballo, muy románticos para un paseo turístico, pero nada agradables si se tiene que cubrir sobre ellos los trayectos hacia el trabajo y la casa cada día. Es también depender de bicitaxis, muy ecológicos y apropiados para evitar la congestión del tráfico en grandes centros urbanos, pero poco eficientes en la cantidad de pasajeros y prácticamente inhumanos para sus conductores cuando tienen que enfrentarse a grandes lomas y el intenso sol del Caribe.

“Es depender además de nuestros famosos “almendrones”, todos contaminantes, todos con “innovaciones tecnológicas” que dan poca seguridad a los pasajeros, todos –“por suerte”– con su certificado de haber pasado la revisión técnica (o Somatón) aunque se queden boquiabiertos los ingenieros de Toyota, Hyundai, Mercedes Benz y hasta las mismísimas compañías Ford o Chevrolet.

 Además, añade, “la capital del país y las capitales de provincia necesitan un sistema de transporte público (gestionado por el Estado o por una cooperativa, o por ambos y algo más mixto) que garantice regularidad en el servicio”.

Una solución deseable podrían ser un metro o sistemas de trenes rápidos. Para Cuba esta es otra de los problemas a resolver en el intento de revitalizar su economía mediante la inversión extranjera. Además, porque la Isla ve como los visitantes aumentan con rapidez–más de 4 millones de turistas en 2016. Y porque la sociedad cubana requiere elevar sus estándares de vida.

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