En la puerta del número 567 de la calle Prado, frente al Capitolio de La Habana, Lázara Phinney pasa los siete días de la semana vendiendo caramelos, café y cigarros sueltos. Detrás de ella, el edificio donde vive hace casi medio siglo parece estar a punto de romperse en pedazos.
Hasta ahora, dice esta maestra retirada, no pasa de ser “un rumor”: dicen que las autoridades evacuarán a quienes residen en los alrededores del Capitolio, donde estará otra vez la sede del Parlamento cubano.
Según la “bola”, estarían previstas las viviendas de las calles Prado, Dragones, Industria y San José (hoy San Martín).
“Hay quien habla de que no todos los edificios van a desparecer, que quedarán personas viviendo aquí. Otros dicen que las casas se convertirán en oficinas, en hoteles, en parqueos. Pero seguro no hay nada”, afirma Lázara.
Inaugurado en 1929 bajo el gobierno de Gerardo Machado y sometido a una restauración integral desde 2013, el Capitolio es considerado por los expertos una joya arquitectónica no solo de Cuba sino universal.
En opinión del historiador Félix Julio Alfonso, profesor titular y vicedecano del Colegio San Gerónimo de La Habana, “queda fuera de duda su enorme valor arquitectónico y patrimonial, unido a la extraordinaria cantidad de objetos de valor histórico y museable que atesora”.
De acuerdo con el también parlamentario cubano, el Capitolio tiene asimismo un valor intangible, “que se puede expresar en la tumba del mambí desconocido o en el hecho de que allí tuvieron lugar las discusiones de la constitución de 1940, la más progresista de la etapa republicana, y fueron velados los restos del líder azucarero Jesús Menéndez”.
Alfonso ignora si las familias cercanas al edificio serán mudadas, pero explica que “la filosofía del modelo de gestión de la Oficina del Historiador de la Ciudad ha sido hacer un centro histórico vivo; es decir, con sus habitantes dentro y realizando las funciones laborales y prácticas de la vida cotidiana, consustanciales a todo asentamiento humano”.
Mientras aún está en marcha la mayor rehabilitación de la historia del Capitolio a cargo de la Oficina del Historiador y con la participación de la empresa alemana MD Projektmanagement GmbH, se mantiene la incertidumbre en el vecindario.
La restauración debe finalizar en 2019. Se sabrá entonces cuán fundados o no eran los comentarios.
“Para conocer la realidad”
Más allá del rumor de la mudanza, Lázara Phinney dice que hay que ir al interior de los edificios de su cuadra “para conocer la realidad”.
“Con el huracán Irma casi nos quedamos sin techo. A la mayoría de la gente le beneficiaría mudarse porque las azoteas y escaleras están en malísimas condiciones”, afirma.
Pero ya desde antes del huracán, según la maestra convertida en vendedora, no eran pocos los problemas acumulados.
“En el edificio 565 hay niños y ancianos paralíticos a los que se les dificulta ir al médico. En el 561, la gente no parece vivir en un apartamento, sino en una pocilga. En el 559, a un vecino se le está cayendo la cubierta”, asegura.
Phinney cuenta que desde hace casi una década los habitantes de la zona están pidiendo que las autoridades de La Habana Vieja “se preocupen más por cómo vive la población”.
“Si no nos van a sacar por el momento, habría que reparar los inmuebles. Deben verse con más seriedad y responsabilidad los problemas. ¿Cuándo van a solucionarlos: cuando se mate alguien?”, se pregunta.
Ricardo Suárez, jubilado de 73 años, lamentaría que lo mudaran del “kilómetro cero de Cuba, de donde sale todo”, porque perdería el cuarto de herramientas que tiene en su azotea y el hogar donde formó una familia hace casi tres décadas. Sin embargo, “los edificios no son confortables ni tienen la seguridad requerida”.
Para Suárez, “lo ideal sería que arreglaran el lugar. Se le ha pasado dos o tres veces la mano a los edificios, pero ha sido muy por arribita. Ha sido una mano llena de polvo”.
El anciano recuerda que dos años atrás alguien comentó en una reunión de vecinos que se irían solamente quienes tuvieran antecedentes penales.
En su criterio, “sería lógico que dejaran habitantes aquí porque es un sitio céntrico, aunque no me incluyeran a mí”.
Por su parte, el excombatiente Ángel Valencia dice que en el cuadrado que rodea al Capitolio han sacado familias solo cuando ha habido derrumbes parciales.
“Tal vez por estar frente al Parlamento existe la idea de cambiar eso, pero nadie ha venido a comunicárnoslo”, confirma Valencia, quien es vecino del edificio 116, a un costado del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
No obstante, apoya “la idea de que se quede viviendo la gente correcta, decente, para sacar a la problemática”. En su opinión, “la Revolución fue demasiado benévola y le dio casa aquí a gente que no lo merecía, que no ha sabido cuidar lo que tiene”.
Lleva más de cincuenta años viviendo en su edificio, pero no lamentaría tener que mudarse.
“Ya estoy aburrido de estar en un mismo lugar –dice. No sé los demás, pero yo me iría contento a otra parte”.
Antes que esos edificios empiecen a comprarlo la gente de Miami para convertirlo en casas de renta, es mejor que lo hagan inmobiliarias estatales con la oficna del historiador que si ha dado resultado para el país y no sea para los nuevos propitarios privados de la emigración que se estan apoderando del país que ellos mismos abandonaron, para venir de nuevos explotadores disfrazados de mariposas
Jorge
Le quedó muy bonito su comentario,en Cuba no hay inmobiliarias estatales,en Cuba el estado es la única inmobiliaria,el estado es el dueño de todo por qué se tomó la libertad de expropiar a sus verdaderos dueños.
Muy oportuno este artículo. Nos pone a sobreaviso en relación a los cambios que vendrán cuando comience a funcionar el Capitolio a plena capacidad.
Ahora una pregunta: es constitucional sacar a alguien de su casa o barrio por tener antecedentes penales? Cuáles son los criterios que determinan quién “merece” vivir en un lugar y no en otro?
Comentarios como esos denotan que el autoritarismo, en Cuba, va más allá las prácticas gubernamentales. Es sello de la sociedad. Sobre todo de los más viejos como el otrora combatiente aquí citado.
Jorge, aunque te moleste, los cubanos de Miami son tan cubanos como tu y si no lo crees pregunta por que tienen que ir a su pais con pasaporte cubano aun teniendo ya otra ciudadania. en vez de molestarte porque ellos tienen dinero preguntale a tu gobierno por que tu no tienes esa misma oportunidad.
Alexei, aparentemente eres joven, el desalojo no es constitucional, pero es no importa. En Cuba ya hace años se crearon zonas congeladas, donde solo podian vivir extranjeros, militares y afines comprobados al Sistema. Ademas, cuando se ha respetado la constitucion creada por ellos mismos?
Viene el desalojo al por mayor. Y Jorge, de no ser por “explotadores disfrazados de mariposas” el pueblo de Cuba se muere de hambre. O lo tuyo es envidia porque no tienes a ninguna mariposa del otro lado?
claramente al estado cubano no le interesa la suerte de los que en estos edificios habitan,al contrario,esta esperando que les caigan encima para ocupar esos espacion.
Esas casas están mal porque tendrán prohibida la venta o la permuta por ser zona congelada, seguramente se las quedará el estado para hacer hoteles u oficinas
Este artículo no es serio. Solo especula según rumores. Bueno lo escribió la misma autora de uno de los articuloa mas lamentable que he leído el cubano de las 10 mujeres” eso explica la falta de rigor de este
De madre la situacion de miseria que se vive frente al capitolio,verdaderamente da asco caminar por debajo de esos edificios donde las aguas albañales sobretodo en horario de la mañana desprenden un olor insoportable, yo pienso que el gobierno de la habana deberia proporsionar vivienda digna a los nucleos familiares, lo que pasa es que esos nucleos se han multiplaco y hoy viven en un mismo espacio abuelos, cuñados, tios, nietos y familias del interior que se saben cuando llegan pero no cuando retornan.