Hace 11 años Diego Gabriel Da Silva pilotaba su nave de la Fuerza Aérea Brasileña como de costumbre. Era un vuelo de entrenamiento, en el cual trasladaba a varios paracaidistas que realizarían ejercicios de práctica.
“Cada cierto tiempo me tocaban esas misiones, y siempre los veía a ellos sonriendo, con mucha calma antes de saltar, disfrutando el momento, literalmente burlándose del peligro”, confiesa a OnCuba, Diego, carioca de 35 años que se enamoró de la modalidad por aquellos tiempos.
“Yo quiero hacer eso también”, pensó, y desde entonces empezó a saltar sin detenerse durante más de una década. “Pongo toda mi plata en esto”, asegura el brasileño en perfecto español, luego de coronarse monarca del XI Campeonato Latinoamericano de Paracaidismo en Varadero, al norte de Matanzas.
En el Centro Internacional de Paracaidismo del balneario, el sudamericano impuso toda su clase por espacio de una semana, trayecto en el cual cautivó con su exactitud salto tras salto, algunos de ellos con el máximo nivel de precisión, suficientes para desbancar a la nutrida armada cubana.
Sin embargo, la representación local femenina alcanzó a romper el reinado absoluto de los brasileños, gracias al liderazgo de Marisol Maldonado Castellanos, una experta que lleva 33 años saltando pero todavía sufre los nervios antes de subirse a la avioneta o el helicóptero.
“Podemos hablar, pero después del salto, antes no me concentro”, reveló tácita cuando la abordé. En efecto, tras el brinco que la decretó titular del certamen regional, después de disminuir las tensiones, entonces explicó todos los detalles de sus nervios.
“Pueden pasar todos los años que quieras, pero en cada competencia siempre me pasa lo mismo. Y fíjate, no es el nervio de saltar y que me pase algo, eso ya lo superé, es el nervio de competir, de luchar para ganar, eso estresa bastante”, confiesa la holguinera, quien comenzó a los 14 años la práctica de la modalidad en Cacocún, donde la captaron cuando estudiaba en la Escuela Formadora de Círculos Infantiles.
Como Diego, su similar brasileño, Marisol disertó y se aseguró la cima desde los compases iniciales de la lid gracias a la concentración y el análisis de las circunstancias en el escenario, por cierto, muy elogiado por los organizadores, competidores y visitantes.
Uno de los más impresionados fue el presidente de la Confederación Latinoamericana de Paracaidismo, quien evaluó la idea de tener a Cuba como un punto de referencia de la modalidad.
“Desde que participo en estos certámenes, ya sea como atleta o como dirigente, no había visto uno de tan alto nivel. El área de salto espectacular, muy seguro, condiciones climáticas excelentes, apoyo aéreo increíble, además de una estancia placentera, inigualable, en un paraíso a la altura de Varadero”, confirmó en exclusiva el federativo.
También habló de la necesidad de incentivar la práctica del deporte en el país caribeño, que actualmente ha visto envejecer a sus selecciones nacionales. “Los atletas cubanos, cuando se lo proponen, pueden ser muy buenos en cualquier disciplina, por eso creo que pueden explotar a los jóvenes que se interesen e incursionar en otras modalidades como la caída libre si se crean las condiciones. Pienso que un futuro llegarán muy alto”, concluyó Derviche.