Yuyú y la aventura del papel reciclado

Yuyú es un emprendora cubano que fabrica papel. Foto: Claudio Peláez Sordo.

Yuyú es un emprendora cubano que fabrica papel. Foto: Claudio Pelaez Sordo.

Yunairy Estrada Carpio –Yuyú– manufactura diariamente 60 pliegos de papel. Cuando comenzó a fabricarlo artesanalmente, en su taller de La Habana Vieja tenía apenas la palangana de su hija Alejandra, que aún usa tres años después.

En el patio de la casa, de una tendedera cuelgan piezas de colores que se convertirán en agendas, carpetas… que venderá a la Fundación “Antonio Núñez Jiménez” de la Naturaleza y el Hombre, su principal comprador. Alrededor de Yuyú se mueve constantemente Alejandra, con deseos de explicar ella misma el proceso que conoce tan bien.

Yuyú hace papel artesanal

“Al principio quedaban llenos de huecos, gordos o flacos. Me salían mal. Como tal empecé a dominar el proceso hace un año, pero nunca quise dejarlo porque siempre me gustó mucho”, dice la emprendedora sobre su proyecto Ciclo Ecopapel.

Yuyú tiene 34 años y es graduada de Contabilidad y Finanzas. Fue auditora, pero desde el nacimiento de su hija aprendió a fabricar piñatería (accesorios para cumpleaños y fiestas). Desde la Fundación “Antonio Núñez Jiménez” le propusieron hacer papel de forma artesanal y así Yunairy comenzó su aprendizaje por cuenta propia.  No muchos en Cuba se dedican a esta labor.

Buscó en Internet videos sobre cómo reciclar el papel. Aunque conoce unas pocas experiencias en Holguín, Pinar del Río y un taller de la Oficina del Historiador de la Ciudad, no tiene contacto con estas.

Foto: Claudio Peláez Sordo.
Yuyú. Foto: Claudio Peláez Sordo.

“Cambié de técnica tres veces, hasta que llegué a la que uso ahora. Hay muchas variantes pero me quedé con la más cómoda para mí. La prensa la hicimos nosotros mismos aquí”, recuerda.

Nunca ha comprado una libra de su materia prima. Amistades, familia o conocidos, le traen periódicos, revistas, libros, libretas, cartulina o guías telefónicas desechados. De una empresa le dieron una vez documentos del archivo pasivo, sin utilidad alguna.

Aunque fabricar papel reciclado es más difícil que producirlo industrialmente, el primero es más ecológico. Yuyú no usa químicos de ningún tipo, y esto otorga un valor especial a cada pliego.

“En la industria se mezcla todo y después se blanquea, pero yo quiero hacer papel ecológico. Por eso separo por colores y tipos. El color final es de la pieza original”, explica Yuyú, y muestra los pliegos tendidos en su patio-taller.

En el patio de la casa, de una tendedera cuelgan piezas de colores que se convertirán en agendas, carpetas... Foto: Claudio Peláez Sordo.
En el patio de la casa, de una tendedera cuelgan piezas de colores que se convertirán en agendas, carpetas… Foto: Claudio Pelaez Sordo.

En una esquina la materia prima se acumula en cantidades suficientes, como para no temer desabastecimiento. Los pliegos son tamaño de hoja A3 y producir cada uno le cuesta 2 pesos cubanos.

Yuyú no vende el papel como tal, sino libretas, blocks de notas, agendas, sobres, carpetas, bolígrafos, maletín archivero, llaveros, plegables informativos, diplomas, bolsas y cajas. Los imprime ella misma, y los productos son personalizados. Rompecabezas para Alejandra también han salido de su taller.

–¿Para el color no usas químicos?

–No. Si quiero hacer papel color cartucho, uso papel cartón. También lo hago blanco, pero sin blanquear, parque no uso cloro — dice Yuyú.

Foto: Claudio Peláez Sordo.
Alejandra conoce el proceso a la perfección. Foto: Claudio Pelaez Sordo.

Como vive en La Habana Vieja, en ocasiones escasea el agua. Para su negocio y la subsistencia familiar, construyó dos cisternas y tanques elevados. Para el proceso del papel, calcula un gasto de unos 300 litros en la semana.

“Cuando llueve uso el agua de lluvia para el papel. Por eso voy a poner canaletas para recolectar la lluvia y que el proceso sea completamente ecológico. En algún momento, quiero trabajar con energía renovable, con electroimanes; pero eso está más lejano”.

–¿Electroimanes? –rodeada de edificios viejos, de cientos de años, sus ideas suenan a ciencia ficción.

–Sí, para usar la energía en la batidora, en lugar de la eléctrica –dice.

“El agua siempre la vuelvo a usar. Debajo de la prensa tengo un cubo para recoger la que se vierte. Como no uso químicos, cuando termino se le puede echar a las plantas”, añade.

Foto: Claudio Peláez Sordo.
La palangana de Alejandra y Yuyú. Foto: Claudio Pelaez Sordo.

Cómo se hace el papel

El papel reciclado se puede usar hasta ocho veces. Con 1 kg de papel, obtiene hasta unos 35 pliegos.

“Le hice también el menú a un cafetería cerca. La gente valora el trabajo manual, personalizado y como es papel reciclado, se conserva el medioambiente. Quiero hacer un convenio con la Fundación [Núñez Jiménez] para cerrar el ciclo: me dan el papel y yo hago el producto”, dice Yuyú.

Finalmente, Alejandra obtiene el consentimiento de la madre. En pocas palabras explica lo aprendido con Yuyú. En pasos resumidos, el proceso sería el siguiente:

-Se clasifica el papel.

-Se fermenta en agua entre 24 y 48 horas, a veces más.

-Posteriormente se hace la pulpa.

-Se coloca la pulpa en un bastidor.

-En una prensa, se extrae el agua a cada pliego.

-Después se seca.

Foto: Claudio Peláez Sordo.
Yuyú y su hija. Foto: Claudio Pelaez Sordo.

El próximo curso escolar, Yuyú impartirá un taller sobre papelería artesanal a niños de la escuela de Alejandra. “También quiero enseñar a personas con discapacitades y que sean ellos algunos de los trabajadores que quiero tener en algún momento”, cuenta la emprendedora.

Ciclo Ecopapel existe en plena Habana Vieja, entre calles estrechas, irregulares y sucias. Pero Yuyú perfecciona su idea. Con el proyecto Cubaemprende recibe asesoría en contabilidad y marketing. Sabe que necesita publicidad. Ya piensa en hacer una página en Facebook y un catálogo para sus decenas de productos. Quiere expandir la creación de papel artesanal y ecológico, a partir de aquello que desecha la gente; que, procesado por sus manos, volverá a ser útil nuevamente.

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